Las chicas Arias

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- Te ves realmente muy agotada, ¿qué te tiene tan mal Alex? – preguntó la castaña preocupada – Si no deseas responder y es algo personal, entenderé. Disculpa por tratarte con tanta confianza, sé que apenas y nos conocemos – añadió rápidamente

- Tranquila, no incomodas – sonrió amablemente – Ese día después de que me dejaron en la clínica, recibí una de las peores noticias de mi vida – agachó la cabeza

- ¿Alex estás triste? – Ruby dejó de prestarle atención a su pizza y se levantó para colocarse al lado de la pelirroja y poder abrazarla

- Muchas gracias pequeña. No sabes cuánto necesitaba ese abrazo – la abrazó un poco más fuerte – Realmente son muy especiales ustedes dos. Me hacen sentir muy cómoda y calmada

- Si te podemos ayudar en algo, cuenta con nosotras – le tendió la mano – Nos mudaremos a National City y nos vendría bien una super amiga del FBI. ¿Qué opinas? – le apretó la mano delicadamente

- Me encantaría – Ruby brincó a abrazarla nuevamente – Realmente a mí me vendría muy bien una hadita mágica repartidora de abrazos – le tocó la nariz dulcemente a la menor – Y también una amiga con quien distraerme – miles de ideas locas pasaron por la mente de Sam al oír eso, pero sabía que no era el momento

- Ven Ruby, regresa a comer – palmeó el asiento a su costado – Dejemos que Alex nos cuente lo que le está pasando y luego buscaremos una forma de ayudarla, ¿te parece? – la pequeña asintió y volvió a su lugar

- Ese día cuando ustedes se fueron, llegó corriendo Winn uno de mis amigos y miembro de mi equipo de trabajo. Me informó que mi hermana estaba muy grave, que había recibido un disparo en la cabeza – una solitaria lágrima rodó por su mejilla y se la limpió rápidamente. Odiaba sentirse tan vulnerable – Desde ese día, Kara no ha despertado. La operaron y lograron retirar la bala sin causar mayores daños aparentes, pero solo se sabrá con ciencia cierta su estado cuando ella despierte. Lamentablemente el doctor ha dicho que podrían pasar meses antes de que eso suceda – agachó la cabeza y respiró hondo para evitar que las lágrimas comenzaran a salir sin su permiso.

- Lo lamento demasiado Alex, no me imagino todos los sentimientos con los que debes estar lidiando en este momento. Si existe alguna forma en la que te ayude, no dudes por favor en decírmelo – le sonrió cálidamente - ¿Son solo tú y tu hermana?

- No, mi mamá está ahorita con ella en el hospital. En unas horas me toca ir a relevarla, aunque seguramente no se querrá ir. Es demasiado difícil convencerla de que vaya a descansar

- Es comprensible, yo realmente me alocaría si algo le pasase a Ruby – miró a su hija que aún estaba entretenida comiendo

- Tengo tantas cosas encima, realmente me ha ayudado mucho compartir el almuerzo con ustedes. Muchas gracias – Sam negó en señal de que no tenía nada que agradecerle – Pero cambiemos a un tema más alegre, cuéntame Sam qué las trae por National City

- El trabajo y mi mejor amiga nos han arrastrado hasta aquí – sonrió alegremente – Será toda una aventura. Comenzando por encontrar un lugar para vivir. De hecho, dos lugares; uno para mí y otro para mi amiga – dijo con un tono agotado

- ¿Qué tienes en mente? Hay demasiados lugares geniales. Estoy segura de que no te tomará demasiado tiempo hallar uno

- Lo mismo creí, pero realmente soy un poco exigente – suspiró - Deseo una casa o departamento amplio que quede un poco lejos del centro de la ciudad. No me gusta mucho vivir en medio del caos. Además necesito algo cuyo contrato se renueve mensualmente o a lo mucho trimestralmente porque es muy probable que de un día para otro así como esta aventura comenzó, acabe.

QuédateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora