Hoy no, quédate Kara

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- ¡Buen día rayito de sol! – bromeó Lena al ver a una rubia completamente despeinada y con aspecto de haber dormido menos que poco – ¿Qué sucede rubia tonta? Al parecer alguien se levantó por el lado errado de la cama – continuó sirviendo el desayuno mientras Kara tomaba asiento.

- Tuve pesadillas toda la noche. Una y otra vez soñaba con la muerte, y ahora tengo una horrible sensación en mi pecho. Algo creo que saldrá bastante mal el día de hoy.

- Tranquila Kara, solo fueron sueños, todo está en tu cabeza y ya. Seguro tuviste una noche pesada porque comiste tanto que tu estómago no pudo dormir en paz – le sacó la lengua mientras colocaba una torre de pancakes frente a la rubia – Anímate, acabo de conversar con Sam y me comentó que le parece perfecta nuestra idea. Así que, de aquí en unas horas, llamaré a tu hermana para invitarla a cenar con nosotras.

- Así que hoy veré a mi hermana nuevamente. Eso me pone demasiado nerviosa. ¿Te imaginas que no nos llegue a creer?

- Yo soy una mujer de ciencia y te creo. Estoy segura de que con ella pasará lo mismo. Además, no es como que vaya a ser muy fácil para ella el poder refutar las pruebas que le mostraremos.

- Tienes razón, todo estará bien. Ya sabes, debes mostrarte bastante seria y ruda, nada de ser una nenita - se burló - Hoy todo saldrá más que bien - necesitaba ser optimista.

- Claro que sí Kara, relájate - le dejó una caricia en la espalda - Hoy no iré a trabajar, me quedaré en casa para poder tener todo listo. ¿Qué crees que tu hermana prefiera cenar? - debía admitir que no estaba tan relajada como intentaba aparentar.

- Ella disfruta mucho de las pastas, creo que debería de cocinar yo. Ella amaba mucho mis tallarines a la carbonara, seguramente eso también ayudará a que nos crea. Mi sazón es inigualable - se burló de su comentario.

- Está decidido entonces, la cocina hoy es toda tuya y yo seré tu guapa asistente - le guiñó el ojo

- Muy bien Luthor, ya estás agarrando confianza. Así sí vas a lograr ganarte a mi hermana - debía admitir que sus guiños la ponían demasiado nerviosa, pero debía seguir disimulándolo lo mejor posible.

La mañana se pasó volando, Lena había ido por los ingredientes que Kara le había pedido y luego se había puesto a ordenar un poco la casa. Esa rubia con la que vivía era realmente desordenada porque había encontrado demasiadas cosas fuera de lugar, ¿cómo es que no lo había notado antes?

-Oye Kara, ¿cómo es que no me había dado cuenta de que eras tan desordenada? - entró al cuarto de la rubia sin tocar previamente - Uhhh ¿debo taparme los ojos? - la vista no estaba para nada mal, pero tampoco la quería incomodar.

- Digamos que no es necesario, no es como que seas una pervertida. Además, yo te he visto demasiadas veces en ropa interior, ya me comienza a dar igual ese tema - se encogió de hombros y siguió vistiéndose - Y sobre mi desorden, es muy simple, no te habías dado cuenta antes porque esta es la primera vez que te estás encargando de la limpieza de la casa - estaba completamente cambiada y ahora sí cara a cara con la pelinegra.

- Eso es imposible, si fuera así, esta casa estaría de cabeza. Ya ha pasado bastante tiempo desde que me mudé y no veo la casa cubierta de polvo.

- Una niña mimada tenías que ser - se acercó un poco más a Lena - Resulta, que yo - se señaló - me he dedicado todo este tiempo a limpiar la casa mientras estás trabajando o en otro sitio. La verdad me estaba preguntando cuándo te ibas a dar cuenta de ello y déjame confesarte que te ha tomado mucho más tiempo de lo que creí.

- ¿Es en serio? Oh por Dios, Kara lo lamento mucho - estaba realmente apenada y sonrojada - ¿Cómo es posible que haya sido tan estúpida? - se cubrió el rostro con las dos manos - ¿Cómo puedo compensarte? - A la rubia se le atravesaron varias ideas, pero estas no eran posibles aún.

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