Kara is in the house

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Todos aún se encontraban alrededor de la rubia, atentos a una señal que les dijera que el peligro había pasado por completo. El silencio era profundo y la tensión era mucho más palpable en ese momento y nadie se atrevía ni a respirar profundo porque temían dañar el ambiente propicio para que Kara se estabilizara. Fueron los minutos más largos de la vida de muchos y solo acabaron cuando se escuchó la voz de una de las doctoras.

- El medicamento está haciendo efecto. Los signos vitales de Kara vuelven a ser estables – informó – Es increíble que no hayamos notado que era envenenamiento por cianuro – se notaba lo avergonzada que se sentía por haber fallado, pero al mismo tiempo miraba a Lena con una gran admiración. Detalle que no pasó desapercibido por Sam.

- ¿Cómo lo supiste Lena? – fue la castaña, la encargada de verbalizar el pensamiento de muchos mientras atraía a Alex hacia su cuerpo para poder reconfortarla con un tierno abrazo – Tranquila, todo estará bien – le susurró y le dio un tierno beso en su cabeza mientras esperaba la respuesta de su pelinegra amiga.

- Digamos que fue solo una corazonada – no había forma de explicar, aún, que el espíritu de Kara era el culpable de tal corazonada – Digamos que es un veneno fácil de conseguir y difícil de detectar – dijo no tan convencida de su respuesta mientras con la mirada le pedía ayuda a Sam.

- Bueno, bueno, lo importante es que Kara está estable y todo pinta a mejor – intentó aligerar el ambiente, pero al parecer no fue de mucha ayuda.

- ¿Sabes que tu corazonada pudo haber matado a mi hermana? – no sonaba a una persona molesta, pero sí parecía que su cuerpo iba a explotar entre tantas emociones – Necesitamos conversar, pronto y en privado – dijo con tanta seriedad que todo el público desapareció de inmediato.

- Lo haremos Alex. Soy consciente de ello, pero antes déjame hacer todos los arreglos necesarios para seguir manteniendo estable a tu hermana – hizo una señal de disculpa antes de retirarse y oír a su amiga intentar calmar un poco más a la pelirroja.

Lena se dirigió en primer lugar al grupo de doctores que se ubicaban ahora al otro extremo de la habitación, y dio las indicaciones necesarias para que ayudaran al cuerpo de Kara a recuperarse por completo. Necesitaba que este incidente quedara en el olvido para poder comenzar con nuevas pruebas que le permitieran ayudarla a regresar al mundo de los vivos.

De camino a su oficina, fue abordada por Afrodita y Atenea, quienes debían volver al Olimpo y hacer control de daños con su tío. El juego debía continuar y después de todo lo que había pasado, ambas eran mucho más conscientes de cuán peligroso podía llegar a ser Hades.

- Lena – fue Atenea la primera en hablar – ha sido un honor poder trabajar contigo el día de hoy y nos alegramos profundamente de que Kara se haya logrado salvar – volteó a mirar el cuerpo de la rubia que ya tenía mucho mejor semblante – Espero de todo corazón que el otro problema que la mantiene dormida, tenga una pronta solución.

- Lo mismo digo. Espero que Kara despierte pronto y su hermana pueda recuperar su sonrisa – dijo mientras observaba a la pelirroja con mucho cariño. Detalle que no pasó desapercibido por Lena – Y para que tú también puedas encontrar la paz y felicidad – ante dichas palabras, la voz de su hermana resonó en su cabeza y no fue nada amable lo que le dijo.

- Es hora de que nos marchemos – intervino Atenea antes de que su hermanita terminara de arruinar las cosas – Mandaremos a nuestro personal técnico por las máquinas – le tendió la mano en señal de despedida.

- Muchas gracias a ambas por haber acudido sin ser llamadas. El honor ha sido mío de poder trabajar con dos mujeres tan capaces – caminaron hacia la puerta del laboratorio y antes de marcharse, la joven Luthor les brindó su tarjeta personal – Por favor, si necesitan algo, no duden en llamarme – dicho gesto sorprendió a Atenea, pero lo aceptó con una sonrisa.

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