Capítulo 40

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Fingiendo ser un amigo de Taeyong, YoonOh consiguió averiguar donde se encontraba e inmediatamente fue a buscarlo, pero en cuanto llegó a la dirección que la empleada de la familia Lee le había dado su corazón se contrajo con miedo y su cabeza se llenó de una infinita rabia. Al bajar del auto caminó directamente al edificio de altas torres y de fachada antigua, al entrar al religioso recinto lo hizo de manera discreta y silenciosa, caminó entre las bancas de atrás hasta que se sentó en una y fijó su mirada en las personas que estaban cerca del altar. Un grupo de alrededor diez personas conversaban entre sí, incluido Taeyong... él reía y tomaba del brazo a Taemin, se veía alegre, feliz y sumamente hermoso, el haberse convertido en papá le había dado madurez y una belleza inigualable. Para YoonOh, no había hombre más hermoso que su esposo.

-Realmente hacen una pareja hermosa, ¿no cree? – YoonOh se sobresaltó al escuchar aquella voz, miró a su derecha y una mujer mayor de expresión dulce miraba hacia el frente – Llevo orando aquí desde que ellos llegaron y ninguno de los dos se ha separado del otro, eso me dice que serán un matrimonio sólido.

-¿Disculpe?

-Ellos, la pareja de ahí – señaló a Taeyong y Taemin – Según escuché, están ensayando para su boda y el verlos me hace recordar cuando yo me casé con mi difunto esposo. Lo hicimos tan enamorados...

YoonOh ya no quiso escuchar a aquella extraña mujer, porque sus palabras sólo le provocaban más dolor. Salió de la iglesia con una profunda herida en el pecho, el haber estado ahí sólo le sirvió para comprobar que Taeyong estaba por comenzar una nueva vida a lado de un hombre que no era él.

-No puedo permitirlo – se decía así mismo una vez que estuvo a solas dentro de su auto – Él es mío... es mi Taeyong y no puedo perderlo. Él no se puede casar porque sigue siendo mi esposo, él no puede... No puede hacerme esto.

Encendió el auto, y como si quisiera desaparecer, YoonOh aceleró hasta que los otros autos, personas y edificios se convirtieron en simple manchas de colores que iban quedando atrás. Aceleraba cada vez más y esquivaba peligrosamente a los autos que se interponían entre él y su desconocido rumbo. Él sólo quería encontrar alguna forma para regresar todo a su lugar, para que todo volviera a ser como aquella época en la que él y Taeyong eran felices, cuando finalmente la venganza ya no era su prioridad, pero sí hacer feliz a Taeyong, que era lo más importante para él... Quería regresar a aquel tiempo cuando Lee Changmin aún no los encontraba.

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-YoonOh... ¡YoonOh! – Ten lo llamó en cuanto lo vio llegar, pero él sólo pasó de largo y subió a su habitación. Desde el piso de abajo escuchó cómo su hermano cerraba con rabia la puerta de su habitación.

-Creo que tuvo un mal día – dijo Johnny acercándose a su esposo y con su hijo en brazos.

-Más bien creo que se encontró con Taeyong y otra vez las cosas no salieron bien... Ahora vuelvo.

-Ten, cariño, creo que deberías dejarlo solo hasta que se calme.

-Conozco a mi hermano, Johnny, y sé qué debo hacer, no te preocupes.

Ten subió las escaleras y se dirigió a la habitación de YoonOh, pero él no respondió, por lo que abrió la puerta y su sorpresa fue al no encontrarlo ahí. Salió y dirigió su mirada a la habitación del fondo, y acertadamente supuso que estaba en el cuarto del bebé, que él mismo había arreglado.

-De nuevo aquí – dijo al entrar y encontrar a YoonOh sentado en el suelo, junto a la pequeña cuna – ¿Qué sucedió esta vez? – se sentó a su lado.

-Todo está mal – respondió él, casi como un sollozo – me he dado cuenta qué a pesar de que Taeyong regresó a Corea, él y yo estamos más lejos que nunca... ¿Sabes dónde lo encontré?

Entre el Amor y el Odio - Jaeyong (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora