Epílogo

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Las fotografías se alineaban sobre la chimenea, una a una mostraban momentos importantes de la vida de la familia Jung:

La segunda boda de Taeyong y YoonOh, donde esa vez se casaron verdaderamente enamorados y no por obligación debido a una venganza.

En otra fotografía más mostraban a la pequeña Winter y, Sungchan mirando con extrañeza a su hermanita.

Una reunión en un jardín con todos los amigos celebrando el cumpleaños de YoonOh y en el centro los niños sonriendo.

El primer día de Winter en el jardín de niños, llorando y diciéndole adiós a YoonOh.

Sungchan recibiendo un reconocimiento en la primaria.

Las vacaciones en Jeju, hace varios veranos.

Cada uno de aquellos recuerdos valían oro, eran recuerdos invaluables de una vida que les costó mucho conseguir.

-¿Qué haces, cariño? – La voz de Taeyong hizo que YoonOh se girara, y al verlo sonrió y sus ojos brillaron llenos de amor.

-Sólo veía y recordaba – señaló las fotografías – han pasado tantos años.

-Sí, bastantes – Taeyong pasó la mirada de las fotografías a YoonOh – y yo sigo más enamorado que antes.

YoonOh se inclinó para besarlo, Taeyong pasó sus dedos por el cabello de él que ya comenzaba a salpicarse de algunas canas, al separarse se miraron a los ojos y en ambos podían notarse ya algunas pequeñas arrugas que los años comenzaban a dejar en ellos.

-No más que yo.

YoonOh acarició el rostro de su esposo, deteniéndose ahí donde comenzaba a distinguirse el paso del tiempo, y esas pequeñas arrugas le gustaban porque las había visto aparecer poco a poco, señal del tiempo que habían estado juntos, de todo lo que habían vivido y compartido a lo largo de los años, simplemente no podía imaginarse sin Taeyong.

-Eres tan hermoso – Taeyong sonrió por las palabras de su esposo.

-¿Aún con esto? – Señaló las arrugas que se formaban cerca de sus ojos – Me estoy haciendo viejo.

-Eres más bello aún.

-Lo dices sólo porque me quieres.

-Sí, también por eso, pero también porque es verdad.

Estaban a punto de besarse cuando pisadas se escucharon en las escaleras, seguidas de una discusión.

-¡Te voy a acusar, Sungchan!

-No me importa, niña llorona.

-¡Papá, Sungchan me está molestando!

Un chico alto, guapo y de piel pálida, entró seguido de una pequeña chica de piel pálida y de rostro hermoso que comenzaba a dejar las facciones infantiles.

-Sungchan, deja a tu hermana en paz – dijo separándose un poco de Taeyong.

-Pero ella empezó – Sungchan frunció el ceño, y al hacerlo, Taeyong con orgullo vio cómo su hijo se parecía tanto a YoonOh – me está volviendo loco, quiere que la lleve a la fiesta en casa de Shotaro.

-De ninguna manera – YoonOh se negó rotundamente.

-Papi, por favor – Winter se acercó a Taeyong para pedir su apoyo.

-Lo siento, cariño, pero tu padre tiene razón, eres muy pequeña para esas fiestas.

-No soy una niña.

-Tampoco tan grande para ir a esas fiestas.

YoonOh no era un padre sobreprotector con su hija, pero simplemente se preocupaba por ella, y como todo padre se ponía celoso de que ahora Winter tuviera ya interés en chicos.

-¡Papá!

-¡Hija! – YoonOh imitó el tono de su hija, ganándose un golpe por parte de Taeyong, que ocultaba una sonrisa.

-Bueno, me voy – Sungchan terminó de ponerse el abrigo – una fiesta me espera.

Sungchan miró a su hermana con burla y ella le sacó la lengua.

-No me esperen despiertos.

-A la una, Sungchan, ni un minuto más tarde – advirtió Taeyong.

-A las dos, papi.

-Una.

-Dos.

-¿Doce? – Taeyong miró a Sungchan amenazadoramente y él entendió el mensaje.

-A la una está perfecto – dijo sonriendo – Eres genial, papi, ¡adiós!

YoonOh vio a su hijo irse rápidamente antes de que Taeyong cambiara de opinión, lo que le pareció gracioso.

Winter miró a sus padres enfurruñada por no dejarla ir a la fiesta y ellos intercambiaron miradas, y en un solo segundo supieron qué hacer.

-¿Vamos al cine? – Preguntó YoonOh – Ya estás arreglada, Winter, veremos lo que tú quieras.

-Después podemos ir a comprar ese helado que tanto te gusta – continuó Taeyong.

-¿Están tratando de comprar mi perdón? – Los dos intercambiaron miradas – ...Porque les funciona.

Winter corrió hacia la puerta y sus padres detrás de ella.

-Yo conduzco – gritó Winter.

-Ni lo sueñes, el auto es nuevo – YoonOh fue tras ella y le quitó las llaves.

-Yo conduzco, niños.

Taeyong tomó las llaves y subió al auto, seguido de YoonOh y Winter, irían al centro comercial para consentir a su pequeña niña. Por ahora, esa estrategia les había funcionado, pero YoonOh se preguntaba cuánto tiempo más podría funcionar si Winter estaba dejando de ser una niña para ser una señorita independiente.

Ya lo averiguaría cuando ese momento llegara, así como también lo averiguó cuando Sungchan dejó de jugar a los cochecitos para preguntarle sobre chicas y chicos.

Taeyong y él, veían a sus hijos crecer mientras que ellos envejecían juntos, cumpliendo así aquella promesa que le había hecho una vez... "Juntos por siempre" y así sería hasta la muerte.


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Gerib: Ahora sí, doy por finalizada ésta historia, estoy muy contenta porque les haya gustado tanto como a mí, gracias por el apoyo, y sobre todo gracias a la autora original por dejarme adaptarla. Pensaba adaptar otra historia Jaeyong, pero ya no tengo mucho tiempo así que sólo continuaré la otra historia que dejé pausada, cualquier cosa les estaré avisando, nos vemos, mucho love para todas uwu... Por simple curiosidad, ¿a alguna le gusta ATEEZ? ¿a qué pareja shipean? 

Entre el Amor y el Odio - Jaeyong (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora