CAPÍTULO 25.

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Mis manos estaban sobre sus hombros, rodeándole por el cuello con suavidad; y las de Tyler me tomaban por la cintura mientras nos mecíamos al ritmo de la canción. Aunque nos mirábamos directamente a los ojos, no decíamos ni palabra. No hacía falta pues nos entendíamos con ese silencio. Ese momento lo guardaría siempre en mi memoria, o eso me dije hasta que una persona sola en medio de la sala llamó mi atención.

- ¿Qué ocurre? – me preguntó Tyler al notar que me detenía abruptamente, pero solo le hizo falta seguir mi mirada para encontrar el motivo.

- Es Winston. – susurré. El susodicho estaba detenido en medio de la pista, sin mover ni un solo músculo y la mirada perdida en la puerta, aunque estaba bastante convencida de dónde estaría su mente. – Tengo que ir con él.

Sabía lo reticente que era Tyler después de saber de su relación con Monty, y aún más a causa de las insistentes investigaciones que estaba haciendo para descubrir la verdad, pero no podía dejarle. De cualquier forma, y aunque no pareció muy entusiasmado, me soltó y asintió, asegurándome que estaba bien con que me fuera.

Le sonreí levemente antes de avanzar hacia Winston, cuyo brazo toqué suavemente para sacarle de aquel trance. Cuando me puse delante de él, noté sus ojos llorosos. Casi podía leer en ellos lo roto que estaba su corazón.

- ¿Puedo bailar contigo? – le pregunté en un hilo de voz. Tuvo que morderse el labio inferior para retener las lágrimas, pero finalmente asintió. Le abracé por el cuello y Winston lo hizo por la espalda; aunque era más alto que yo, mis tacones y los centímetros que se dobló permitieron que uniéramos nuestras frentes al tiempo que nos balanceábamos casi imperceptiblemente mientras todavía quedaba canción.

Tampoco hablamos; cualquier consuelo habría sido inútil en esos momentos y ganas de hablar del tema le faltaban con creces. De cualquier forma, me animaba saber que mi compañía le era útil y, aún cuando terminó la música, permanecimos unos minutos más abrazados. Nada más nos separamos vi el brillante camino que habían creado un par de lágrimas al rodar por sus mejillas.

- No te vayas, por favor. – le pedí antes de que empezara andar, pero Winston se encogió de hombros y forzó una diminuta sonrisa para restarle importancia.

- Aquí no tengo nada que hacer. Y tampoco a nadie. – masculló. – Estaré por allí haciendo algunas fotos para el anuario. Tú pásatelo bien, ¿vale?

Le dediqué una mirada sumamente triste mientras me soltaba por completo y volvía a poner un metro entre nosotros. Sin embargo, antes de alejarse definitivamente, volvió a hablar:

- Gracias por esto, Rose. Eres una buena amiga.

La tristeza que Winston me había contagiado se disipó con el regreso de la música movida, la gente riendo, gritando y bailando como si no hubiera un mañana. Tyler prefirió no preguntarme al respecto y yo se lo agradecí, pues habría arruinado nuestra encantadora velada. Después de no sé cuántas canciones sin salir de la pista de baile, dejé a ese chico con Cyrus y sus amigos y me alejé a por algo de beber. No esperaba que nadie más fuera a interceptarme, aunque parecía que la barra era el lugar perfecto para las conversaciones. El caso es que, para rematar mi sorpresa, quien decidió acerarse a mí fue ni más ni menos que Estela, cuyo acompañante ya le había robado durante demasiado tiempo.

- He visto que os lo estáis pasando muy bien. – comentó, mirándome de soslayo.

- ¿Estás...?

- Enfadada. – se me adelantó. – No, Rose, no estoy enfadada.

- ¿Por qué no? – le pregunté. Sabía que no mentía porque la sonrisa que había adquirido era completamente sincera.

Marginado | Tyler DownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora