Two

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–Pues yo he escuchado que su hijo es un ególatra de lo peor –dijo Chan, caminando por el amplio pasillo del quinto piso de uno de los enormes edificios que pertenecían a la compañía de su familia y en el cual se haría la primera reunión con Diamond company

Por fin todos conocerían en persona a aquellos líderes de los que sus padres sólo hablaban maravillas todo el tiempo. 

Sus hermanas rodaron los ojos y sonrieron.

–Recuerda que no debes creer nada de lo que esas revistas de chismes dicen, Chan –dijo a su lado su hermana mayor, Moonbyul.

–¿O ya olvidaste el chisme que inventaron sobre que andabas con aquel actor, Choi Yeonjun? –Le preguntó Seokmin, el asistente de sus padres, sonriendo al ver la mueca de molestia en el rostro del menor.

–Ni siquiera me lo recuerdes –dijo el chico con pesadez–. Papá Jihoon casi me asesina por no habérselo contado antes.

Sus hermanas y Seokmin rieron porque recordaban a la perfección los gritos de Jihoon, saliendo de su oficina con una revista en las manos y la imagen de su hijo con aquel actor en primera plana.

–¿Al menos fue una buena noche la que tuviste?, ¿o los gritos de papá fueron en vano? –Preguntó su otra hermana, Wheein. Chan se sonrojó violentamente y giró su rostro lejos de la mirada de los otros tres, pero fue demasiado tarde.

–Supongo que tomaremos eso como un sí –dijo Moonbyul, ganándose un ligero golpe por parte de su hermano. Todos volvieron a reírse de su reacción.

–No entiendo cómo ustedes dos han sobrevivido a la maldición de nuestra familia –murmuró el menor con molestia, mientras se acercaban a la sala de juntas, de donde podían escuchar las voces de sus padres junto con las de sus socios.

Y por "maldición de la familia Choi" Chan se refería a la tendencia de muchas celebridades, personas influyentes, ricas, famosas, o cualquier persona en general, por querer ligar con alguno de los hijos, futuros herederos, de los dueños de Carat company.

Era bastante usual que, durante las pasarelas, eventos importantes, alfombras rojas o todas aquellas fiestas importantes a las que eran invitados, siempre hubiera chicos y chicas coqueteando con ellos.

Aunque la mayor parte de aquellas personas no pasaban de una noche, las revistas se encargaban de buscar cualquier oportunidad para conseguir alguna foto de la pareja y comenzar a inventar una historia de romance entre ambos.

Y, para ser honestos, Chan era al que más lograban fotografiar porque era el que más aceptaba aquellas propuestas.

–Nosotras sabemos controlarnos –respondió Wheein, encogiéndose de hombros.

–Pues es mejor que me junten con cualquier otra persona a que inventen que tengo una relación incestuosa con mi hermana.

Ante las palabras del menor, ambas chicas pusieron una cara de asco.

–Ni siquiera nos recuerdes aquello –respondió Moonbyul, mientras Seokmin y Chan se reían–. Fue la cosa más traumática que he visto en toda mi vida.

–La gente es demasiado rara –agregó Wheein, antes de que los 4 llegaran frente a las puertas dobles que los separaban de sus padres y los nuevos 3 invitados que tendrían en su casa durante un mes completo.

–¿Listos? –Preguntó Seokmin en un susurro, viendo a los tres chicos a su lado mientras tomaba las dos manillas para abrir las puertas.

–Siempre –susurró de vuelta Wheein, haciendo que el contrario empujara la madera y por fin se pudieran adentrar a aquella sala de juntas.


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