Eleven

276 27 16
                                    

Finalmente ambos chicos salieron del elevador y comenzaron a seguir al otro, que los dirigía entre unos pocos pasillos, pasando a un lado de oficinas y escritorios, todos llenos de hombres y mujeres de todas las edades que se asomaban, de manera nada discreta, a verlos pasar; en especial a Vernon, pues era de los modelos más cotizados de todo el mudo y el tenerlo justo allí, a unos metros de ellos, era una oportunidad que no podían dejar pasar.

–Es aquí –dijo por fin Seokmin, abriendo una de las puertas de aquel pasillo, y mostrándole a Vernon la espaciosa y bien iluminada oficina que ocuparía cerca de un mes.

–Gracias... –murmuró éste de vuelta, adentrándose a la habitación–, aunque no sé cómo voy a hacer para no perderme por todos los pasillos que acabamos de pasar –dijo, mirando a través de la ventana detrás de su escritorio.

–Yo podría traerte diario –respondió Chan, acercándose lentamente a él. Vernon sonrió y se giró en su dirección.

–Qué amable eres –le dijo, sentándose sobre la madera de su nuevo escritorio.

–No me pagan para aguantarlos a ustedes dos coqueteando –soltó de repente Seokmin, dándoles la espalda y saliendo por la puerta, la cual cerró detrás de él.

Los otros dos sonrieron y Chan por fin se acercó al mayor, quien estaba a su altura. Vernon lo tomó desprevenido y sujetó sus caderas para acercarlo a él, aunque no lo besó, sino que enterró su nariz en el cuello contrario, aspirando su embriagante aroma y haciéndolo reír.

–Así que me vas a traer aquí todos los días –murmuró, y su aliento directamente en su cuello hizo que Chan temblara un poco.

–Será un placer hacerlo –respondió, sonriendo al darse cuenta de que Vernon seguía despeinado y comenzando a acomodar su cabello.

–¿Y también vendrás a verme mientras trabajo? –Preguntó, haciendo su cabeza hacia atrás y mirando directamente al menor–. Voy a estar demasiado estresado este mes, quizás necesite un poco de... ayuda de tu parte.

Chan sonrió de lado y se acercó a darle un húmedo beso al otro, uno de duró bastante tiempo hasta que tuvieron que separarse, no por la falta de aire, sino porque ambos estaban empezando a sentir la temperatura subiendo.

En cualquier otra ocasión habrían seguido con aquella sesión de besos, viendo hasta dónde eran capaces de llegar con todas esas personas al otro lado de la puerta, pero ahora que estaban a punto de tener una junta importante no se podían dar ese lujo.

–Prometo que tendrás una visita especial de mi parte con frecuencia –susurró el menor, pero Vernon no sonrió.

–¿Todos los días?

–¿Quieres que te ayude diariamente? –Preguntó con un poco de sorpresa.

–Claro, incluso quizás necesite de ti más de una vez al día –susurró, dejando un suave eso en su cuello. Chan no pudo evitar soltar un pequeño gemido.

–De acuerdo –suspiró al final, mientras Vernon lo miraba con una sonrisa triunfal en el rostro–. Vendré todos los días.

–Me parece excelente.

–¿Señor Chwe? –Preguntó la voz de Seokmin detrás de la puerta. Ambos volvieron a separarse. Sabían que el secretario de los señores Lee no hablaba de manera tan formal con los chicos a menos que estuviera acompañado de sus padres o de algún otro trabajador de la empresa.

–Adelante –respondió el mayor sin levantarse aún de la orilla del escritorio.

Seokmin entonces abrió la puerta y Chan y Vernon vieron a una chica parada a un lado de Seokmin.

–Ella es Yongsun –les dijo, presentando a la mujer a su lado y viendo directamente a Vernon–, su nueva secretaria.

El mayor por fin se puso de pie y se inclinó un poco en dirección a la chica, quien le devolvió el gesto.

–Un placer, señor Chwe.

–El placer es mío, Yongsun –respondió él, y Chan se dio cuenta del cambio en el semblante de Vernon.

No había rastro de la sonrisa que había tenido con él unos segundos atrás, ni del tono suave con el que le hablaba. Vernon estaba serio, erguido y lucía más imponente, casi intimidante, como el día anterior durante la junta.

–También venía a decirles que el señor Hong acaba de llegar y está subiendo por el elevador ahora mismo –dijo Seokmin, llenando el silencio incómodo que se había creado cuando Vernon había dejado de hablar, incluso él podía ver su cambio de actitud.

–Perfecto –respondió el mayor–. ¿Puedes llevarnos a la sala en donde será la junta, por favor? –Preguntó, poniéndose de pie y sin dirigirse a nadie en específico.

–Yo voy por el señor Hong –susurró Yongsun, un poco –demasiado– intimidada por Vernon, y salió disparada hacia los elevadores.

–¿Podrías dejar de intimidar a tu asistente, por favor? –Le preguntó Seokmin a Vernon, viéndolo con el ceño fruncido. El mayor le dirigió una mirada un poco sorprendida, pero el chico se encogió de hombros–. Ser el amigo de Chan y no ser tu trabajador directo me da derecho a no hablarte de manera formal.

Chan soltó una carcajada por el descaro de su amigo, y Vernon no pudo evitar sonreír a su pesar al escuchar la característica risa del menor, la cual también era otra de las cosas que tanto le encantaban de él y que ahora había descubierto que, como todo, era mil veces mejor en vivo.

–Andando –habló, jalando del saco azul marino con detalles blancos que el mayor estaba vistiendo aquel día. Vernon no puso ninguna resistencia, simplemente suspiró y lo siguió.

–Cásate con él, por favor –le dijo Seokmin al menor, mirando toda la escena desde la puerta–. Toda su empresa te lo va a agradecer –y dio media vuelta, con una enorme sonrisa en sus labios cuando vio que ambos chicos frente a él se sonrojaban y lo seguían, más separados ahora y sin voltearse a ver.


same love || chansolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora