Twenty-one

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–Más te vale que me sueltes en este momento –dijo Vernon, completamente desnudo sobre la cama, con sus manos atadas con su propia corbata al respaldo de la cama.

Pero mientras él había esperado que Chan simplemente lo montara, el menor tenía una idea completamente diferente para vengarse de él.

El menor seguía completamente vestido con su pantalón entallado y su sudadera color azul cielo. Y aunque durante el día había lucido adorable de aquella manera, ahora para Vernon lucía como la reencarnación del mal.

Para ese momento estaba sonriéndole, escuchando sus amenazas que lo encendían más y lo motivaban a seguir acariciando su miembro con más lentitud.

Llevaba 20 minutos torturándolo, subiendo y bajando su mano, chupando la cabeza de su pene, paseando su lengua por toda su extensión, metiéndolo a su boca sin poder abarcarlo todo, pero deteniéndose cuando el mayor estaba a punto de correrse.

Para ese momento Vernon estaba bastante molesto y excitado al mismo tiempo, sólo podía imaginarse lo que le haría al menor una vez que lo soltara. Lo mínimo sería someterlo a la cama y no dejar de follarlo hasta sentirse satisfecho, sin importarle el número de rondas que necesitaría para hacerlo, aunque el dejar sus nalgas tan rojas que al día siguiente ni siquiera podría sentarse también sonaba bastante tentador.

–Pero nos estamos divirtiendo juntos –respondió al final Chan, sacando el enorme pene de su boca y haciendo un tierno puchero que le sacó un gruñido de frustración al mayor.

–Esto sólo es divertido para ti –soltó Vernon, apretando los dientes cuando la uña de Chan acarició la abertura de la cabeza de su pene.

–¿Sabes que fue divertido para ti pero para mí no? –Preguntó entonces el menor, bajándose de la cama y quitándose por fin sus pantalones y su ropa interior, algo que hizo que el miembro de Vernon se endureciera aún más.

Chan entonces se paró a un lado de su cabeza, llevando sus manos a sus caderas, las cuales seguían cubiertas por su sudadera, esperando una respuesta de su parte. Vernon gruñó.

–¿Qué? –Preguntó de mala gana, haciendo que Chan sonriera y se subiera a la cama por fin. Pero en lugar de dirigirse al miembro de Vernon, pasó una de sus piernas por el pecho del mayor, quedando encima de éste. El otro supo perfectamente lo que tramaba.

–Ver esas fotos de Moonbyul y tú –contestó, haciendo un puchero con su boca y acercando su propio miembro, ya erecto, a los labios del mayor, quien de inmediato abrió su boca. Chan sonrió y tomó su cabello con fuerza, la misma que Vernon había usado en él días antes–. Ver cómo la abrazabas y ella te abrazaba –habló, y entonces metió todo su pene en la boca del otro (algo no tan difícil ya que éste no era tan grande como el del contrario). Se quedó quieto unos segundos, ya que la lengua de Vernon recorriendo su extensión se sentía tan malditamente bien–. Ver la manera en la que le sonreías, que te reías, que hablabas con ella –siguió diciendo mientras empezaba a mover sus caderas de atrás hacia adelante, primer lento, después más rápido, hasta comenzar a gemir y tener que aferrarse al respaldo de la cama, intentando sacar su enojo con sus erráticos y necesitados movimientos de cadera.

La boca de Vernon era tan cálida, lo recibía tan bien y dejaba que la utilizara a su antojo, sin moverse de encima de la almohada (aunque quizás esto también se debía al firme agarre que aún tenía en su cabello), además de que su miembro ya se encontraba duro por la sexy imagen que había tenido por tantos minutos del más grande, gruñendo, gimiendo y exigiéndole que lo soltara. 

Todo eso hizo que terminara corriéndose más rápido de lo que había esperado, y con más fuerza de la que jamás lo había hecho antes.

Siguió moviendo sus caderas un poco más, alargando todo lo posible su orgasmo, hasta detenerse segundos después. Cuando miró hacia abajo, a Vernon, se dio cuenta de que sonreía, aún con su pene dentro de su boca, después de haberse tragado todo su semen. Aquello lo calentó de nuevo.

Por fin se separó de él, aunque se quedó sobre su pecho, intentando recuperar su respiración.

–¿Qué tal estuvo? –Le preguntó Vernon con voz más ronca de lo normal.

–Nada mal –respondió el menor, encogiéndose de hombros y pretendiendo que no había sido la mejor mamada que había recibido en su vida–. Pudo haber sido mejor.

El mayor lo miró con una ceja elevada, haciéndolo reír. Chan se inclinó y besos sus labios, sintiendo su propio sabor en ellos.

–Luces tan caliente cuando te enojas –le susurró, separándose unos segundos de él para después volver a besarlo con más necesidad, restregando ahora su miembro en el pecho contrario y comenzando a gemir en su boca.

–Móntame –le gruñó cuando Chan se alejó de él debido a la falta de aire en sus pulmones. El menor lo miró con una sonrisa y sus ojos brillando de excitación.

–¿Cómo se piden las cosas? –Le dijo, con la burla desbordando de sus labios. Se sentía, de cierta manera, poderoso estando en aquella posición, y sabía que terminaría pagando un poco todo el atrevimiento que estaba teniendo, pero poco le importó.

Vernon apretó sus dientes y rodó los ojos.

–Por favor, ¿bien? –Dijo, haciendo que el menor lo tomara con fuerza de la mandíbula y volviera a besarlo.

–Tú no cambias, ¿cierto? –Preguntó, para después morder un poco su labio inferior.

Vernon se encogió de hombros.

–La parte dominante en mí no se puede quedar tranquila, lo siento –le dijo, sonriendo mientras el menor bajaba a través de su cuerpo, hasta que sus nalgas sintieron el hinchado y bastante necesitado miembro del contrario.

–Lástima que tu "parte dominante" sólo pueda hablar –le dijo con burla, mientras tomaba el pene de Vernon y lo alineaba a su entrada–, porque será lo único que podrás hacer en este momento –y se enterró de golpe, sin poder evitar gemir un poco más alto que de costumbre, lanzando su cabeza hacia atrás y apoyando sus manos en los muslos del mayor para que no los moviera tampoco. Mientras tanto Vernon no estaba mejor, el sentirse atrapado de golpe por las estrechas paredes anales del menor lo hizo gruñir y enterrar su cabeza en la almohada, impotente al no poder moverse.

Chan esperó unos segundos, con su respiración más pesada, hasta que se acostumbró a la gran intromisión. En aquella posición el miembro del mayor llegaba más profundo, sentía que lo llenaba aún más.

Empezó a moverse con lentitud, en círculos, haciendo que los dos gimieran con placer, pero para ese momento ambos ya no estaban para esperar mucho hasta correrse, por lo que el menor cambió su ritmo a uno más acelerado, levantando sus caderas y dejándolas caer con rapidez, apoyándose en los muslos del mayor, los cuales ya estaban bastante tensos.

Por su respiración, Chan supo que Vernon estaba a punto de correrse, por lo que no pudo evitar mirarlo con una sonrisa en su rostro.

–N–ni se te ocurra –dijo él, jadeando y pensado en todo lo que le haría al menor si éste volvía a detenerse una vez más.

–E–eres un aburrido –respondió Chan, rodando los ojos pero moviéndose con más rapidez, sintiendo sus propias piernas gimiendo con un poco de dolor. Sabía que el día siguiente le dolerían, pero su placer era mayor, así que dejó ese dolor de lado y siguió saltando hasta que sintió el semen de Vernon saliendo y llenándolo con fuerza, eso fue suficiente como para que él también se corriera, manchando el pecho y abdomen de Vernon y un poco la sudadera que aún llevaba puesta.

Se levantó con lentitud, hasta que estuvo inclinado hacia Vernon. Tomó un poco de su semen del cuerpo contrario en sus manos y los llevó a la boca del mayor, quien los comenzó a lamer con avidez, saboreando su esencia. Chan sonrió y se inclinó a besarlo.

–Tú también eres un buen chico, ¿te lo han dicho? –Susurró sobre sus labios, lamiendo un poco de aquel liquido que quedaba en la comisura.

–Eres el primero que me lo dice –respondió Vernon, con voz ronca, sonriendo. No podía negar, aunque lo intentara, que le había encantado que los roles cambiaran un poco entre él y Chan.

–Me alegro de haberlo sido –susurró, sonriendo y volviendo a besarlo.


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