Eighteen

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Una semana después de que Vernon y sus padres llegaran a Corea, tuvo que salir a pasear con Moonbyul a través de la avenida más concurrida del centro de la ciudad, la cual estaba cerca del edificio de Carat company. Todo para que los fotógrafos pudieran seguirlos de cerca, claro.

Y aunque Vernon al principio creyó que todo sería más complicado debido a que ambos habían hablado más bien poco durante su primer "cita" frente a los medios, se equivocó.

Moonbyul era bastante divertida a decir verdad, en especial cuando le contaba todas las veces en las que ella y Wheein, la hermana de en medio, habían descubierto a Chan babeando por Vernon cuando éste salía en alguna entrevista en la televisión, cuando las revistas publicaban las sesiones de fotos en exclusiva de él, o cuando los medios hacían algún reportaje sobre todos sus trabajos en pasarelas, incluso repetía varias de las pasarelas sólo para verlo. Aunque el menor siempre lo negaba.

–Ese niño está loco por ti –le dijo Moonbyul sonriendo cuando se dio cuenta de que el mayor estaba sonrojado–. Ustedes dos son iguales –le dijo, rodando los ojos.

–¿A qué te refieres? –Le preguntó Vernon, viendo de reojo cómo "discretamente" un camarógrafo les tomaba una foto desde un auto en movimiento.

–A que ambos son los "hombres más guapos del mundo", modelos reconocidos y peleados por cientos de marcas por su belleza, tienen a cientos de chicos y chicas detrás de ustedes, y aún así se ponen nerviosos, piensan que no le pueden gustar al otro, se sonrojan cuando saben que estoy diciendo la verdad... –Vernon la miró mal y ella comenzó a reírse, mientras dos camarógrafos tomaban una fotografía de ese preciso momento.

–Eres igual de molesta que Chan –le dijo entre dientes, haciéndola sonreír más ampliamente.

–Pero no tan hermosa como él, ¿cierto?

–Jamás dije eso –respondió Vernon, encogiéndose de hombros. Moonbyul lo miró con un poco de sorpresa–. Oye, que sea gay no significa que no sepa apreciar la belleza de las mujeres.

–Eres gay –dijo Moonbyul, como si lo estuviera acusando de algo.

–Sí, y hasta donde yo recuerdo no es ilegal serlo –respondió, frunciendo el ceño en su dirección debido al tono que la chica había usado.

–No me refería a eso –le explicó, viéndolo aún con curiosidad–. Pero si eres gay, ¿por qué tus padres te emparejaron conmigo y no con Chan?

Vernon suspiró.

–Ellos tienen miedo –le intentó explicar–. Creo que desde pequeño he sido de esta manera, y por eso mismo muchos de mis compañeros en la escuela me molestaban, porque pensaban que mis padres me lo habían "contagiado"...

–Eso es estúpido –dijo la chica, ofendida. Vernon sonrió un poco en su dirección.

–Lo sé, pero creo que ellos estaban tan influenciados por su entorno y sus padres que pensaban que tenían la razón. Por eso ahora mis padres intentan protegerme de todo a mi alrededor. Creen que, como a ellos los veían mal y los criticaban mientras su empresa comenzaba a abrirse paso en el mercado mundial, puede que yo sufra lo mismo.

–Pero ahora es diferente, la sociedad ha avanzado un poco más.

–Y aún nos siguen haciendo a un lado, aún nos malven, nos siguen matando, torturando, aún creen que vamos a contagiar nuestra homosexualidad a cualquier persona que se acerque a nosotros.

Ambos suspiraron con pesadez cuando el chico terminó de hablar.

–Pues entonces yo los defenderé –soltó entonces Moonbyul. Cuando Vernon la miró con un poco de confusión, ella le sonrió–. Si alguien los ve mal, si alguien los ofende, les grita algo, los hace a un lado, se atreve a tocarlos, incluso si el mundo entero está en su contra, yo los voy a defender.

Vernon detuvo su andar, haciendo que todos los camarógrafos a su alrededor estuvieran pendientes de lo que haría a continuación. Pero al chico de pronto dejó de importarle cualquier otra cosa, pues aquel discurso de Moonbyul le había llegado bastante profundo.

El mayor sonrió con ternura hacia la chica, más como si estuviera viendo a una hermana pequeña que como otra cosa.

–Gracias –susurró, riendo nervioso.

–Oye, obviamente Chan y tú van a acabar juntos –se encogió de hombros–, tengo que defenderte si vas a ser parte de la familia ahora, en especial si vas a cuidar de mi hermanito menor, ¿cierto? –Lo miró con tono amenazante.

Vernon entonces rió, abrazando a Moonbyul por los hombros mientras ella lo abrazaba por la cintura y ambos volvían a caminar. A ninguno le importaron los flashes volviéndose locos a su alrededor.

–Por supuesto que lo voy a cuidar –respondió finalmente–. Y me alegra saber que ya me aceptaste en tu familia.

–Por favor –dijo Moonbyul, mirándolo mal desde abajo, pues por su estatura ella apenas y llegaba al hombro de Vernon–, ambos babean por el otro, son demasiado obvios con las miradas que se lanzan a cada rato, sus sonrisas durante las cenas, es obvio que se gustan demasiado –rodó los ojos–. Mis padres son unos ciegos.

–Los míos también, tenemos tanto en común –dijo él con ironía.

–Creo que por eso hacemos una hermosa pareja –respondió ella, y ambos volvieron a reír y siguieron caminando por la avenida, con más tranquilidad que antes.


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