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Ambos chicos llegaron al edificio central de Carat company, ubicado en el centro de Seúl, 20 minutos antes de que la junta con Seungkwan y Joshua (quien llegaría aquel día desde Estados Unidos) comenzara.

La razón era que el mayor debía conocer su nueva oficina, cerca de la de Seungkwan y Joshua, y debido a que Chan también debía estar en la sala de juntas para aquella reunión, ambos habían salido juntos de la mansión de los Lee.

Chan por un segundo estuvo bastante nervioso debido a que, si bien la noche pasada ninguno de los dos había ido a hacerle una visita especial al otro, los recuerdos de lo que habían hecho en la habitación del menor estaban bastante presentes en la mente de los dos, tanto que el nerviosismo que sintieron al subirse al auto de Vernon (debido a que no le gustaba tener un chofer) los hizo quedarse en un tenso silencio durante unos minutos.

Pero todo esto desapareció cuando el menor, mientras el otro conducía fuera de la zona privada en la que se encontraba la mansión de los Lee, con toda la confianza del mundo, encendió el reproductor de música del auto y lo conectó a su teléfono. Vernon lo vio confundido pero con una pequeña sonrisa comenzando a nacer de sus labios.

–Tomas confianza con mucha rapidez, ¿cierto? –Preguntó de manera irónica, mientras los altavoces comenzaban a reproducir alguna canción bastante extraña, parecía una combinación entre electrónica y ¿experimental, quizás?

–¿Nos acostamos y no puedo usar el reproductor de música de tu auto? Vaya lógica rara la tuya –dijo Chan, rodando los ojos y acomodándose en el asiento del copiloto, mientras veía las grandes avenidas por las cuales pasaban a través del cristal blindado.

–¿Mi lógica es rara? –Murmuró de vuelta, riendo con diversión.

Siguió conduciendo hasta llegar a la empresa, en donde rápidamente se metieron al estacionamiento subterráneo debido a la gran cantidad de reporteros que había en la entrada del edificio.

–¿Qué hacen ellos aquí? –Le preguntó al menor.

–Probablemente ya se enteraron do que tus padres y tú están aquí. Además, la pasarela aún no se anuncia, quizás esperan que les den la primicia sobre algún evento de ese tipo.

–O quizás esperan conseguir algún chisme de citas –murmuró el otro. Ambos se miraron de reojo.

–Sigo sin entender por qué nuestros padres hicieron aquello –suspiró Chan, mientras el mayor estacionaba su auto en uno de los lugares privados. Todo habría sido mucho más fácil de no haber sido por ese estúpido trato.

–Porque yo les di la idea –respondió de pronto el otro, apagando el vehículo y bajando de él antes de que Chan reaccionara. Pero en cuanto lo hizo, se quitó el cinturón de seguridad y alcanzó a Vernon mientras éste esperaba a que el elevador llegara a aquel piso.

–¿Qué hiciste? –Le preguntó con incredulidad.

Vernon lo miró de reojo, observando su ceño fruncido.

–¿Estás molesto? –Preguntó de vuelta, sonriendo.

–¡Por supuesto! –Respondió Chan, gritando un poco. De inmediato se dio cuenta de lo que estaba haciendo y se giró para ver que no anduviera nadie cerca de ellos, no quería que alguien los pudiera escuchar–. ¿En qué estabas pensando? –Preguntó ahora en voz más baja.

–En que quería que mis padres y los tuyos te eligieran a ti y no a tu hermana, para así poder acercarme y conquistarte –respondió con simpleza, encogiéndose de hombros. Chan volvió a quedar confundido.

–¿Para conquistarme? –Preguntó con incredulidad.

–Por supuesto –respondo Vernon, mirándolo por fin de manera fija–. ¿Acaso no te has visto en un espejo, Lee Chan? Eres hermoso, simplemente perfecto. Todas las revistas, los críticos, la prensa, el público, todos lo han dicho. Siempre llamas la atención a donde sea que vayas, siempre robando suspiros a todas las personas que te rodean en cualquier pasarela o evento al que asistes, por eso es que recibes tantas propuestas de los demás. Llamas la atención por tu bella sonrisa y tu coquetería natural, por eso todos se pelean por tener una sesión de fotos contigo, por eso quiero que seas la musa de Joshua, por eso llamaste mi atención desde la primera vez que vi tu rostro en una revista de modas. Has hecho todo eso, ¿y aún así te sorprende que te haya querido conquistar?

Chan se quedó mirando al contrario por un buen tiempo, mientras éste volvía su atención hacia enfrente, con una sonrisa llena de satisfacción en su rostro.

No podía creer que le haya dicho eso, es decir... Chan sabía muchas de las cosas que Vernon le acababa de decir, sabía el porqué las personas iban detrás de él para coquetearle o para pedirle una sesión de fotos, pero lo que verdaderamente lo dejó sorprendido es que el mayor se haya sentido atraído hacia él de inmediato. Chan lo había hecho, sí, pero porque Vernon era una de las personas más atractivas de todo el mundo (incluso la prensa lo había posicionado en el puesto número 1 de los rostros más atractivos del año pasado), y ahora Chan acababa de escuchar que ese hermoso hombre se había sentido atraído hacia él desde bastante tiempo atrás?

–Créelo de una vez –dio Vernon, como si pudiera leer su mente–, porque entre más tiempo te tardes en hacerlo, menos tiempo me darás a mí para conquistarte.

–¿Intentarás conquistarme aún? –Preguntó el menor después de unos segundos, mientras las puertas del elevador se abrían.

–Por supuesto –respondió Vernon, ambos subieron y él presionó el botón del piso 15, en donde estaría su oficina y la sala en donde se reunirían con los dos diseñadores–. No importa si la prensa y nuestro padres me emparejan con Moonbyul, el que me gusta eres tú. Incluso si mis padres arruinaron mis planes –rodó sus ojos de manera inconsciente–, eso no significa que les vaya a hacer caso.

–En realidad no lo preguntaba por eso –respondió, viendo cómo el elevador apenas comenzaba a cerrar sus puertas. Cuando se aseguró de que nadie más iba a entrar, se acercó a él y pasó sus brazos detrás de su cuello, sorprendiéndolo–. Me refería a que ya me conquistaste desde hace mucho, así que no debes intentarlo... bueno, quizás un poco –dijo lo último de manera pensativa.

Vernon lo miraba con asombro. Sabía que le llamaba la atención a Chan, y eso había sido evidente desde que se habían visto el día anterior, pero, ¿el menor realmente le estaba diciendo que sentía lo mismo que él?

–Entiendes que me gustas, ¿cierto? –Susurró, tomando las caderas de Chan con fuerza, acercándolo aún más a su cuerpo–. ¿Entiendes que voy a coquetear contigo y voy a hacer que te enamores de mí?

Chan lo miró atentamente, amando la firmeza de los brazos alrededor de su cintura, hasta que se paró de puntitas y lo besó, respondiendo a su pregunta. Vernon de inmediato movió sus labios también, acariciando su espalda mientras el otro enterraba sus manos en su cabello perfectamente peinado y jugaba con él.

–Te encanta hacerme enojar, ¿cierto? –Gruñó el más alto cuando se separaron unos centímetros. Chan lo miraba con una sonrisa coqueta en el rostro.

–Me encanta, no lo voy a negar –respondió, y quería seguir besándose un poco más, pero al elevador anunció que habían llegado al piso 15 y ambos instintivamente se separaron de inmediato.

Seokmin estaba detrás de las puertas, esperándolos para llevar al mayor a su nueva oficina, pero cuando levantó la mirada de sus papeles y los miró, con el rostro ligeramente sonrojado y el cabello de Vernon despeinado, sonrió y rodó los ojos.

–¿Podrían hacerlo más evidente, por favor? Sus padres son los único que no se han dado cuenta aún –les dijo con sarcasmo.

–Cállate –respondió Chan de golpe, haciendo que Seokmin riera aún más.


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