sesenta y cuatro.

14K 1.6K 299
                                    

-¿Listo?

Tomó un largo respiro y miró a su alrededor, dejó la botella de agua que tenía consigo y la puso encima de su mesa de noche, tomó su maleta y revisó que no se haya olvidado nada, lo esencial estaba dentro. Cuando se aseguro que no había olvidado nada, la tomó fuertemente en su mano y soltó el aire que contenía.

-Listo.-Sonrió.

Al fin daría uno de los pasos más importantes para sanar sus heridas. Cortaría la hierba venenosa que se había colado a sus brazos, el cielo gris encima de él comenzaría a pintarse de muchos colores.

Las estrellas le volverían a acompañar.

Nayeon y Yuqi lo esperaban fuera de su habitación, con pequeñas sonrisas y en silencio, estando orgullosas de su hermano, estando felices al ver que por fin perseguiría su merecida felicidad y que por fin pondría vendas a las heridas abiertas. Terminando la pesadilla, saliendo del laberinto.

Junto a Gureum salieron de la casa, Nayeon abrió el auto y ayudó a Jungkook a subir su maleta, los tres hermanos subieron al auto y se encaminaron a su destino. Gureum iba en las faldas de Jungkook, mirando por la ventana y moviendo su cola por el viento que golpeaba en su nariz, Jungkook peinaba su pelaje mientras que cantaba junto a Yuqi la canción que sonaba en la radio, sonriendo por las desafinaciones intencionales y por los juegos infantiles que habían jugado todo el camino. Los edificios cada vez desaparecían alrededor, ya empezaba a ver las residencias que estaban llenas de plantas, muy lindas, muy acogedoras.

Empezó a sentir nerviosismo, era imposible no pensar mal, era imposible no ser pesimista, algunos hábitos son muy difíciles de dejar. Creía que el dolor solo se desvanecería por un instante y que luego volvería con más fuerza, que solo por unas cuantas noches dejaría de lado al alcohol y las drogas; que después las volvería a incorporar a su vida. Pero el pesimismo era parte del camino, uno largo, doloroso y difícil.

Estaría presentándose a la deriva para hablar y sanar todo lo que le arrastraba al fondo del mar, estaría haciéndole frente una vez más a los monstruos que vivían en su armario, volvería a recordar todo como una vieja canción. Pero de eso se trataba. Al enfrentar cada una de esas espinas se podría librar de ellas, podría sacarlas de sus dedos y pantalones, para plantar semillas de margaritas sobre las heridas, haciendo florecer fuertes girasoles que solo mirasen al sol, después de haber estado tanto tiempo en la oscuridad, solo quería ser cubierto por el sol y su calidez.

De eso se trataba el sanar, de enfrentar un camino largo y empedrado, después de él solo venía la ruta plana y lisa.

El dolor se desvanecería.

No duraría mil años, como alguna vez creyó.

El nombre de la institución se hizo presente en un gran letrero y adornado lo más bonito que se pudiese, dando confianza y seguridad. El corazón de Jungkook empezó a latir muy rápido, sus manos empezaron a sudar y su pie se movió incómodo. Estaba nervioso, mucho, pero debía hacerlo.

Debía hacerlo porque quería estar bien, quería vivir bien. Quería ponerle un fin al cuento de terror que había estado leyendo todas las noches. Y al fin todos esos deseos los podría cumplir.

El auto se detuvo y la radio fue apagada, miro a Nayeon por el retrovisor y le sonrió, abrió la puerta y salió, sus hermanas lo siguieron. Sacó la maleta del auto y la puso en el piso, mirando atento a la clínica de rehabilitación, estaría un buen tiempo allí. A decir verdad, el lugar era muy lindo, lleno de plantas y un gran espacio para pasar el tiempo entre las flores, le daba seguridad y confianza. Soltó un suspiro y tomó su maleta.

Empezó a caminar y sus hermanas le siguieron, se dio la vuelta y les sonrió.

-Es algo que tengo que hacer solo.-Suspiro.-Gracias por acompañarme, por todo.

-No tienes por que agradecer, eres nuestro hermano y haríamos todo por ti.-Dijo Yuqi.

Jungkook dejó su maleta en el suelo y fue a abrazarlas, abrazo a su pequeño hogar entre sus brazos, sosteniéndolas para que supieran lo mucho que las amaba. Se agachó y también abrazó a Gureum. Después de compartir un pequeño momento volvió hacia su maleta para empezar su camino.

Un camino que alguna vez creyó que nunca tomaría, siempre lo había evadido, yendo por los caminos cortos y fáciles. Pero era tiempo de terminar con todo.

Porque su dolor no iba a durar una eternidad.











;

cortito pero necesario.

a este arco le llamo 'todos a terapia', jsjjs mentira, lo llamo 'arco final', nos acercamos al desenlaceeeeeee!!111!

este capitulo esta inspirado en la canción evermore de tay que habla sobre la recuperación y la esperanza después del dolor, es muy linda, si pueden lean la letra

tmbnnn acabo de publicar el intro de un nuevo au que es fluff jeje, por si gustan ir a leerlo <3 ;]

&quot; 1997 „ ┊ kookmin au ᵕ̈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora