sesenta y dos.

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jimin
6:00 am

Aún la neblina nocturna era visible entre las calles, todo estaba oscuro y apenas se podía escuchar el canto de los pájaros en los árboles. Hacía frío, era una típica mañana, acompañado de la radio matutina y dos cafés, yendo por las calles que conocía muy bien, entrando a la residencia de Jungkook, recordando cómo ocultaba sus pasos en el asfalto, cubriéndolos con la maleza y las hojas secas.

Soltó un suspiro estando frente al hogar de Jungkook, muchos recuerdos atravesando su memoria, muchas primeras veces. Salió de su auto, cubriendo su cabeza con un gorro y su rostro con una chalina.

Aún tenía que esconderse. Aún no podía volver a ser involucrado con Jungkook.

Tocó el timbre escuchando la graciosa campana que Jungkook había pedido, riendo por lo bajo, después de tanto tiempo estaba frente a aquella puerta negra. No tuvo que esperar, la puerta se abrió, Yuqi detrás de ella, esbozando una pequeña sonrisa mientras le saludaba. Fingiendo de cierta forma, era difícil darle una sonrisa a la persona que había herido a su hermano. Pero lo necesitaban.

Nayeon salió después de unos segundos, con una chalina adornando su cuello y un abrigo hasta los talones cubriéndole del frío, recordó que una vez Jungkook le había dicho que su hermana mayor era muy friolenta.

Ambos se saludaron, Nayeon no se molestó en darle una sonrisa fingida, solamente le mostró respeto, eso era todo lo que podía sacar de su resentido corazón.

Entraron al auto de Jimin, siendo abrazados por la calefacción del auto, Jimin encendió el motor y puso una estación de radio agradable para ambos.

El camino sería silencioso, solo el sonido de la radio y las llantas contra el pavimento.

jungkook.
6:00 am

—Lamentó haberte escrito tan tarde, lo siento.—Murmuró, una manta entre sus hombros.

—No te preocupes.—Sonrió.—Hace mucho frío ¿Eh?

—Toma. Traje esta para ti.—Extendió una manta extra que traía consigo.—Vamos, entra.

El castaño limpió sus zapatos en la alfombra, ladeando la cabeza para ver la alfombra de la puerta, sonriendo por los lindos dibujos en ella. Un conejo y un pollito con unas letras de "bienvenido". Al adentrarse a la casa inspeccionó cada rincón, era muy curioso, vio las pinturas de los pasillos, reconociendo los autores de dichas obras, se plantó en seco cuando vio las fotos colgadas. Viendo sorprendido los rostros sonrientes en aquel marco de madera, muchas preguntas originándose en su cabeza, muchas dudas resueltas.

Por eso Jimin lloraba en el hospital. Pensó, tocando con su dedo índice aquel cuadro enmarcado, viendo de más de cerca los ojos vivos de Jungkook, la fotografía había podido captar la felicidad en ellos.

Entonces, se dio cuenta.

El brillo robado de los ojos redondos de Jungkook era por un corazón roto. Por un amor roto.

jimin
8:30 am

Salieron de la ciudad hace ya una media hora, se detuvieron en una gasolinera para recargar el tanque, comprando un par de golosinas para el camino, les faltaba cuatro horas de viaje, compraron un par para Jungkook también.

" 1997 „ ┊ kookmin au ᵕ̈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora