cincuenta y cinco.

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pueden saltarse este capitulo si gustan y si se sienten incomods/mal .


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El cigarro sobre sus labios se iba desvaneciendo con cada calada que hacía, el humo entraba a sus pulmones y luego salía por su boca o nariz, desde su lugar podía contemplar muy bien cómo el sol se ocultaba en el horizonte, bañando a los árboles de tonos rojizos y naranjas, teñía el agua de naranja, teñía sus pómulos de rojo. Era una vista completamente hermosa. Sentía el viento en sus mejillas agitando sus cabellos y de vez en cuando haciendo que el humo de su cigarro de contra sus ojos haciéndolos lagrimear. En el lugar que se encontraba se sentía, de cierta forma, infinito. Cómo la trayectoria del sol sobre el mundo.

Termino su cigarro y lo tiro a un lado, se aseguró que no cayera al lago. Dio un suspiro y sintió cómo su corazón se estrujaba con cada respiración. Se sentía tan infinito como vacío. Cobarde y a la vez muy valiente.

No cualquiera se sube a un puente a observar los últimos rayos de sol.

No cualquiera decide terminar con su vida de tal forma.

Caer al vacío y saber que no habrá un atrás, saber que en algún momento puede arrepentirse en medio de la caída, con todo eso, aún era muy valiente para mantenerse sentado sobre las barandas del puente.

Dio un último suspiro y se levantó, se puso de pie en los barandales, mirando al cielo y luego mirando hacia el gran recorrido que tenía que tomar hasta que sus ojos se cerraran.

Mentiría si dijera que no estaba asustado, temblaba de miedo, no sabía lo que había después de todo, si había una oscuridad inmensa o si había un nuevo comienzo después de ver la luz. No lo sabría hasta saltar.

Cómo el día en el que tuvo su sobredosis muchas cosas pasaron por su cabeza, muchos recuerdos, en su mayoría eran recuerdos alegres y algunos tristes. Su vida estaba hecha de recuerdos felices y recuerdos tristes, aquello que lo había tomado de las manos y le había hecho cruzar muchos caminos.

A diferencia de la vez que estuvo a punto de morir en su baño, la mayoría de recuerdos que pasaban por su cabeza eran muy felices, tal vez era un último intento de mantenerse con vida.

Pero es que estaba agotado, demasiado. Sentía que no había una esperanza para él, que no habría nada más que sufrimiento.

Pero.

Tenía personas que lo esperaban, tenía a sus hermanas, tenía a sus mejores amigos, tenía a Gureum.

Tenía la oportunidad de mejorar, había salido de su empresa para tal vez empezar un nuevo capítulo.

Tenía esperanzas aún.

Sus piernas empezaron a temblar y las lágrimas empezaron a brotar como fuente, temblaba y no dejaba de llorar. Porque quería saltar pero a la vez no. Quería ser valiente. Quería ser cobarde.

Pero no había hecho muchas cosas aún. No había luchado contra sus adicciones ni con los monstruos debajo de su cama. No había llevado a Gureum a un parque de perros. No había visto a Yuqi graduarse de su carrera. No le había agradecido a Nayeon por todo lo que había hecho por él. No había actuado en alguna película con Seokjin. No había sido la portada de alguna revista importante con Jaehyun. No había podido perdonar a Jimin. No había podido pedirle perdón a Baekhyun.

No había hecho un sin fin de cosas.

—No puedo.–Jadeo llorando.—No puedo hacerlo.

Aún no volvía a ser feliz.

Y si saltaba, si se perdía entre la corriente.

No iba a poder serlo.

Nunca.

Suspiro una última vez y temblando giró para salir de ahí. Sus talones dolieron por el salto, sus piernas estaban como gelatinas y como pudo fue hacia su auto que estaba enfrente. Se metió a él aún con las manos temblando y llorando. Pegó su frente contra el volante y soltó los jadeos contenidos.

No era tan valiente. No era tan cobarde.
Solo tenía miedo.

No tenía la valentía como antes. Solo estaba lleno de miedo, nada más.

Limpio sus lágrimas cuando su cabeza empezó a doler y se recostó contra su asiento, mirando en el asiento del copiloto. Aún su carta de despedida estaba ahí. La tomó en sus manos y la rompió.

No podía dejarse vencer contra el dolor.

Tenía que volver a su ruta, tenía que volver a la carretera y buscar la paz que había salido a buscar. Limpio su nariz con un pañuelo y encendió su auto.

El viaje sería largo, estaba muy seguro de eso, hizo unas paradas en gasolineras para recargar lo suficientemente para que la gasolina no le falte en los kilómetros que le restaban. Aunque tuviese un peso en su pecho, tenía que llegar. Buscarse entre el arroyo y entre los árboles, tal vez estaría ahí.

Aún quería luchar para ser feliz.

Ambos.

Ambos buscaban la paz en su pecho, querían dejar de atormentarse. Jungkook conducía en la carretera y Jimin conducía en la ciudad, tenían rumbos distintos. Jungkook se dirigía a la casa en la que podía ver las constelaciones y Jimin se dirigía a su hogar.

Ambos buscando lo mismo. Se buscaban a ellos, que estaban perdidos en los recuerdos y en la maleza.

Cuando pudiesen dar con ellos, tal vez, muchas cosas cambiarían. Tal vez podrían volverse a ver a los ojos.

Pero tenían que sanar.

Jimin merecía sanar de todo lo que él mismo se había hecho. Antes creía que podría morir sin el perdón y sin la compañía de Jungkook, pero mientras iba a sus sesiones con la terapeuta, cada vez estaba más consciente de que su vida no acabaría si Jungkook no volvía a su lado. Eran los rumbos que sus vidas tomarían, era lo que su propio destino escrito decidiría. Lo único que ahora era primordial para Jimin era darle una debida explicación y un decente perdón al amor de su vida. Lo que pasará después, sería decisión de Jungkook, con lo que sea que decidiera; Jimin sería feliz.

Jungkook debía cerrar las cicatrices y curarlas, nunca se había dado el tiempo de hacerlo, promesa tras promesa jamás cumplió. Era hora de hacerle frente. De quedarse a solas para pensar en todas las fisuras en su alma, llenarse de coraje para buscar ayuda. Porque ya aceptaba que estaba muy mal, solo faltaba buscar ayuda. Huía por eso. Necesitaba estar solo, encontrar su valentía y coraje. Volvería cuando estuviese dispuesto a mejorar, volvería cuando tocara fondo.

Las rutas eran distintas, una carretera y una calle. Ambos detrás del volante, escuchando canciones, pesando en muchas cosas. Queriendo sanar. Queriendo encontrar coraje. Queriendo escribir nuevos capítulos.

Rutas distintas que colisionarían cuando la vida lo quisiera. Cuando las heridas ya solo escuezan por las costras.

" 1997 „ ┊ kookmin au ᵕ̈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora