Cap. 30

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El grupo de niños había terminado de filmar sus últimas escenas.
Luo Yunxi se rió al ver cómo el grupo de alborotadores corría directamente hacia Chen Feiyu, gritando: Gege divertido te extrañaremos.

Las madres y las tías reían mientras tomaban fotos y pedían autógrafos.

El pequeño Xia Sini pidió un abrazo y Chen Feiyu se lo concedió.

El niño tocó las mejillas de Feiyu con sus manos y dijo en un susurro:

—Gege divertido....

—¿Hm?

—¿Estás triste?

Feiyu lo miró perplejo.

—¿Por qué lo piensas?

—Tus ojos... Los ojos de Gege divertido ya no brillan. Ya no eres gracioso, ¿por qué?

Se había puesto una máscara de indiferencia y este niño lo había descubierto fácilmente.

Feiyu levantó la vista y dejó de mirar al chico. Miró a Yunxi. El hombre estaba hablando con los otros niños.
El niño volvió a captar su atención.

¿Por qué? A Gege le duele el corazón.

—Mamá dice que debo cuidarme. Gege divertido... ¡Debes cuidarte!

Feiyu le sonrió.

Lo que me está pasando lo he provocado yo mismo. Está en mis manos la solución.

—Lo haré.

Los niños fueron muy efusivos con sus abrazos. Feiyu y Yunxi iban a echar de menos sus travesuras.

Por la tarde, durante un descanso, Yunxi observó cómo temblaba el libreto en la mano de Chen Feiyu.

—Feiyu...

Chen Feiyu salió de su aturdimiento y vio a Yunxi.

—¿Estás bien?

Feiyu le dedicó una sonrisa tibia.

—Estoy cansado... E-eso es todo.

Por favor, no me preguntes.

—Tengo algo que te animará. Cierra los ojos... Cierra los ojos, Feiyu, ¿harías eso por mí?

Chen Feiyu exhaló el aire de sus pulmones y le hizo caso.

La voz de Luo Yunxi se filtró por sus oídos y su dulce voz lo acunó agradablemente.

... Cuando esté mundo se vuelve diferente debido a ti.

Todos los recuerdos que existen conmueven a mi corazón...

¿Cuántos problemas hemos pasado juntos y nunca hemos retrocedido?

Tenemos un futuro en común para explorar juntos...

Yunxi, t-tú...

—Era una sorpresa para ti. Una canción que... hable de ti... De nosotros. Será parte de mi álbum.

Feiyu extendió la mano para tomar la mano de Yunxi.

No podía hablar.

Más que eso...

Sus ojos picaban con las lágrimas.

Deseó seguir escuchando la voz de su amante. Una voz que calmaba la tempestad de su alma.

Sus manos volvieron a temblar y Yunxi le dio una sonrisa cálida.

Su mirada se fundía con la de Yunxi.

DOS ALMAS [CHEN FEIYU/LUO YUNXI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora