DOS ALMAS [CHEN FEIYU/LUO YUNXI]

Cap. 11

Feiyu suspiró sin abrir los ojos.

Luo Yunxi estaba aquí con él. Estaba siendo rodeado por los fuertes brazos de Luo Yunxi, sosteniéndolo más cerca hasta que no quedara ninguna distancia entre ellos.

Se encontraban tendidos sobre la cama, la cabeza de Chen Feiyu estaba apoyada en el pecho de Yunxi,  sintiendo los latidos de su corazón, mientras que Luo Yunxi acariciaba su pelo con un suave movimiento de su mano.

Luo Yunxi lo cortejaba con arrullos.

Qué patético debía parecer. Desde que había leído los rumores, su humor había decaído. Feiyu había visto el video, grabado desde diferentes ángulos, de Yunxi y Bai Lu saliendo del restaurante. Como si eso no fuera suficiente, las fotos se habían difundido por toda la red social y  Chen Feiyu ya había renunciado a reabrir su cuenta. Con más exigencia hizo su trabajo, para ocupar su mente. Para no pensar. También decidió no leer los mensajes o llamadas de Yunxi. Se comportaba de manera infantil. Lo sabía. Pero le dolía mucho el corazón. Le dolía mucho, y no sabía cómo aliviar ese dolor agudo. Y aunque luchó esos días, su cabeza también se llenó de pensamientos inseguros.

Pensamientos excesivos y negativos que buscaban su ruina.

¿Él valía la pena? ¿Merecía el amor que Luo Yunxi podía darle? ¿No iba a destruir todo con su comportamiento? Si recordaba correctamente, Luo Yunxi le había dicho que madurara.

Luo Yunxi lo sacó de su confusión emocional por un momento.

—¿Tienes hambre?

Chen Feiyu esbozó una sonrisa.

—¿Esa es tu manera de preguntarme si estoy despierto? ¿O qué deje de revolcarme en mi miseria?

—Es mi forma de decir que mi brazo está entumecido y creo que necesitamos un buen desayuno.

Esta vez, Feiyu se rió. Su vida con Luo Yunxi era una hermosa y loca aventura.

¿Cómo no enamorarse locamente de una persona como Luo Yunxi?

—¿Podemos pedir servicio a la habitación?

Y tan pronto como Chen Feiyu lo preguntó, el teléfono del hotel empezó a sonar.

—Creo que deberías contestar.

Chen Feiyu se alejó de mala gana del abrazo y miró a Luo Yunxi con confusión. El hombre mayor había desviado su mirada, avergonzado.

—Chantajeé a la recepcionista para poder verte—dijo, mordiendo las palabras.

—¿Qué?

Luo Yunxi lo miró de nuevo y dijo un poco más alto:—Le dije a la recepcionista que me estabas esperando, pero ella necesitaba comprobarlo y estaba a punto de llamarte—se interrumpió un instante—. Yo... Yo pude persuadirla de que me diera tu tarjeta de habitación.

El teléfono se detuvo, y a los dos segundos volvió a sonar. Chen Feiyu se levantó de la cama y sus piernas estaban un poco temblorosas.

Feiyu respondió a la llamada.

De hecho, Luo Yunxi se había arriesgado a una vergüenza pública para buscarlo. Esta información lo tenía muy asombrado. No, era mucho más que asombro... se sentía importante. Alguien además de su familia se preocupaba por él.

Una vez que Feiyu había aplacado las dudas de la mujer, pidió el desayuno. Volvió al dormitorio y se quedó apoyado contra el marcó de la puerta admirando la belleza de Luo Yunxi. El hombre tenía ojeras y parecía un poco cansado. El sentimiento de culpa se posó en su pecho.