Capítulo 2: Luz y sombra

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Es extraño. Cada vez que lo miro es como si tuviera una luz en cada miembro suyo; hipnotiza y provoca que me sienta cómodo practicando a su lado. Sin embargo, mi pecho se oprime ante las posibilidades casi garantizadas de no poder jugar con él en un partido oficial como hemos estado prometiendo durante estos días. Aomine-kun sabe que me esfuerzo mucho para buscar un lugar al menos en la segunda división.
Si dejo esos pensamientos de lado, la rutina que hemos creado me tranquiliza. Antes me mantenía solo un par de horas en esta gigantesca cancha, y ahora con su presencia el espacio se ve reducido considerablemente. Es agradable, desde que llegó la presión que ejerzo sobre mí ya no es tanta, puedo divertirme en algo importante y agotador.

Si hay algo que me gusta de Aomine-kun, es que siempre tenga una gran sonrisa en su rostro cuando juega baloncesto. Creo que jamás he conocido a alguien igual de inmensamente feliz cuando hace lo que más le apasiona.
Él es muy diferente a todo lo que he alguna vez he visto o pude imaginar. Creo que esa actitud suya es la que me inspira todavía más.

— ¿Eh? ¿Qué pasa, Tetsu? Hoy haz estado muy distraído. — Pregunta lo suficientemente alto para que yo pudiera escuchar mientras persigue el balón que no pude tocar cuando hizo su pase hacia mí.

También aprecio que haga sentir el ambiente cercano y privado, aunque no puedo negar que me asusta saber que me conoce bastante bien a pesar de que no llevamos mucho tiempo siendo amigos... ¿puedo llamarle así?

Se acerca sin prisa, mirándome directamente. Siento la presión en esos orbes azules, como si estuviera preguntándome exactamente: ¿Hay algo que te preocupa?
Aparto la mirada, nervioso. Y resoplo, tomando el valor suficiente luego de mis nulos intentos de calmar mis latidos desbocados; tengo qué decirle resuena en mi cabeza. Abro la boca pero las palabras no salen, se quedan atoradas en mi garganta, y tampoco sé exactamente por dónde comenzar. Estamos a un mes exacto para la prueba de selección de equipos; a mi mente llega la oleada de recuerdos del profesor siendo extremadamente sincero cuando dijo que no tendría oportunidad alguna para jugar baloncesto en el equipo de la escuela. Incluso, sugiriéndome que es mejor abandonarlo antes de que sea tarde y alguien pueda herirme u ofenderme frente a todos, como si su poco tacto no fuera ya suficiente.

— Lo siento, Aomine-kun... — menciono con una pequeña sonrisa, la mejor que podía dar ahora. Él ladea la cabeza sin entender bien la situación, y continúo. — No podremos jugar juntos como había prometido. Dejaré el equipo de baloncesto. — aunque traté fuertemente de que mi voz saliera decidida, mis manos están hechas puños tratando de contener... lo que sea que estoy sintiendo.

— ¿Estás de broma, Tetsu? ¡Una persona que se esfuerza tanto no puede darse por vencida aún si otros opinan lo contrario! — Levanto de inmediato la mirada, conectando con su rostro enfurecido, aún así puedo saber que esa molestia no es ni de cerca dirigida a mí.

— La primera impresión que tuve de ti fue pésima. Creí que realmente eras un fantasma que atormentaba este lugar, quería salir corriendo antes de dar un vistazo. Y ahora que sé eres tú, Tetsu, no pude evitar ignorarte al cruzar y mirar como te esfuerzas en practicar día con día. —

Tal vez mis ojos brillen con la amenaza de llorar o por lo dulce que acaban de sonar aquellas palabras viniendo de Aomine-kun. Incluso aparta el rostro hacia la pared.
De acuerdo, fingiré que jamás vi ese sonrojo.

Siento mis latidos atorados en la garganta, es como si me dijera que me admira, o que le inspiro a trabajar día a día cuando claramente él es... perfecto, no tiene porqué esforzarse todavía más.

— Aomine-kun... —

— Tetsu, vamos, quita esa cara triste, jugamos juntos ahora y lo haremos en un partido real. —

Memories ; AoKuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora