Capítulo 3: Nuevos sentimientos

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Cosquillas.

Hay un cosquilleo incómodo que provoca encorve mi cuerpo tan solo unos centímetros mirando el piso. Es como si me faltara el aire mientras mi corazón palpita otra vez frenético.

— ¡Tetsu...! Lo siento, ¿me esperaste mucho? —

Sí. Ahí estaba yo minutos antes dirigiéndome a los vestidores del gimnasio porque Aomine-kun me había pedido que fuéramos juntos a no sé dónde. Me parece que comentó era un nuevo sitio para jóvenes, como un arcade, supongo.
Sin embargo, no esperaba encontrarme con el moreno semidesnudo limpiando las gotas de sudor que perlaban su abdomen. Me sonrió, y con un ademán de mano me invitó a acercarme. Me paralicé durante unos segundos, pero enseguida recobré la postura di la media vuelta a paso apresurado hacia, nuevamente, la entrada.

Minutos después todavía recordaba su gran sonrisa, mi bobo sonrojo y mi corazón apenas iba calmándose de aquel sentimiento tan extraño.

— No, no en realidad. ¿Nos vamos ya? —

— ¡Yeah!, Junté algo de dinero disminuyendo la cantidad de comida en el almuerzo. Realmente quiero ir contigo ahí, Tetsu. — Dicho esto, pasó su brazo sobre mis hombros y nuevamente ensanchó una gran sonrisa dirigiéndonos a la salida de la secundaria.

Es verdad. Durante los almuerzos me asombraba verle comer una poca cantidad para toda la energía que gasta. Pese a ello, como no acostumbro gastar toda mi porción, la mitad iba para su total provecho después de todo, me molestaba en absoluto.
Su actitud era juguetona en clases, soltaba algún comentario divertido cuando menos lo esperabas, o le reprendían por quedarse dormido a mitad de la clase de literatura o matemáticas, pero finalmente los profesores se compadecían porque saben que él se queda horas extra después de clases, por supuesto, entrenando en el gimnasio. Incluso se escapaba del instituto para retar a personas mayores a él, en la cancha de un parque cercano, a una partida de basquetbol. Y por las materias ni se preocupaba, porque más tarde llegaba a mi casa a pedir los apuntes, platicarme sobre sus asombrosas victorias y de paso, cenar con nosotros.

Un par de minutos después un lugar enorme se alzaba frente a mis ojos. Aunque toda la fachada era cubierta mayormente de un negro intenso, las letras grandes, brillantes y de tonos neones junto con los personajes de ficción más famosos en los videojuegos hacían que el lugar dejara boquiabierto a cualquier persona que lo mirase. Y aquel pensamiento me hizo girar para corroborar el fanatismo de mi acompañante.

Parecía que Aomine-kun era un pequeño Mine-kun. Sus azules ojos destilaban un brillo que parecía cristalizar su mirada, su sonrisa dejaba observar sus dientes y podía sentir su cuerpo temblar ligeramente debido a la emoción.

— No sabía que eras tan fan de estos lugares, Aomine-kun. — Mencioné, riendo.

— Aún hay muchas cosas que no conoces de mí, Tetsu. —

Me ha pillado. Es verdad. Entonces solo pude pensar que quería conocer absolutamente todo del más alto. Quería saber qué cosas le emocionaban, qué le hacía sonreír de tal manera; qué le ponía triste, furioso, alegre, tímido. Y si empezando por el arcade aprendo sus hobbies, sería el primero en arrastrarlo hasta dentro.

— ¡Vamos, Aomine-kun! —




Por dentro el lugar era todavía más increíble. A pesar de haber muchas luces de distintos tonos, no resultaba abrumador sino hipnotizante. El ruido, funcionaba como una mezcla extraña de un remix nada aburrido.

Primero fuimos a parar a un juego para medir la fuerza golpeando la máquina con un enorme mazo. Injustamente perdí por... mucha diferencia en números; Aomine solo reía divertido de mi situación.
Aunque ambos fuéramos chicos, comenzaba a pensar que debo ganar un poco más de masa muscular tan solo para hacerle competencia en algunas cosas.

Memories ; AoKuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora