Capítulo 23: Luz en la sombra

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— Aominecchi, ¿no deberías ir a buscarlo ya? —


— Kise tiene razón. El avión acaba de despegar, nanodayo. —


— Mine-chin, será mejor que te des prisa~ —


— Aomine, vete. Después nos informas cómo se encuentra Kuroko. —


La orden de Akashi me hizo reaccionar. Realmente él se había ido de Japón... ¿Cómo estaría la mente y el corazón de Tetsu en estos momentos?

No entiendo qué fue lo que sucedió para que Kagami dejara su relación y me pidiera cuidarlo; mis piernas se mueven en dirección al aeropuerto, no estábamos muy lejos de ahí. Solo decidimos reunirnos porque necesitaba desahogarme con alguien y que me ayudaran a entender las palabras que aquella noche Kagami dirigió para mí.

Tan pronto giré a la derecha veo al equipo de Seirin abordando el bus, específicamente a uno de los chicos de primero ser el último en subir y sé que he titubeado lo suficiente como para no alcanzarlo.
Intento llamar la atención del conductor para que espere pero no logra visualizarme, y con justa razón, pues estoy a tres esquinas de distancia.


Persigo al transporte público a la máxima velocidad que puedo correr sobre la acera, esquivando a las personas, brincando lo que se pusiera en mi camino y tomando impulso con cada bocanada de aire.
El sujeto logra verme y le hago señas para que por favor se detenga pero no lo consigo. Vuelvo a tomar carrera para ganarle al autobús y justo me coloqué enmedio de la carretera para tapar el paso, calculando que cuando frenara no me arrolle, y lo consigo.
Enojado, abrió las puertas y subí, después de pasar la tarjeta de cobro comencé a buscar alguna señal del peliceleste.


— Chico, ¿estás loco o qué? — Preguntó el chófer segundos después.


— Lo siento, señor. Estoy buscando a alguien. — Respondí apresurado continuando con la inspección de cada pasajero.


Mi corazón dio un brinco cuando encontré esos ojos cristalinos, su nariz y orejas rojas de todo lo que está ocultando tras esa máscara seria que lleva siempre consigo.


— Tetsu... —


Lo confirmé con una sola mirada. La partida de Kagami le había robado un pedazo de su alma y vida, se veía casi como aquél día que lo dejé botado en el río y simplemente yo... Lo abracé. Lo abracé tan fuerte que mi propio corazón se sintió débil y prisionero. 

Se veía tan feliz al lado del pelirrojo que verlo sufrir así nuevamente también partía mi alma.


— ¡Se fue...! Kagami se fue, Aomine-kun... —


— Está bien, déjalo salir, Tetsu. — Presioné el timbre para bajarnos en la próxima parada, tampoco quería que todos siguieran viendo la escena tan frágil del pequeño. Justo ahora necesitaba privacidad y soltar todo lo que guardó durante una semana, muy lejos de la mirada compasiva de sus amigos de Seirin y gente ajena a la situación.


Él se apartó solo un poco para poder mirarme a los ojos, todo su rostro estaba empapado y la nariz ya la tenía congestionada.

Memories ; AoKuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora