Capítulo 22: Vorpal swords

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— ¿En qué tanto piensas? — Susurro, repartiendo caricias en los cabellos rojos sobre mis muslos. Él sonríe, una sonrisa nostálgica cargada de sentimientos puros que entran en conflicto, sin dejarlo expresarse correctamente.

— En lo mucho que ha cambiado mi vida desde que regresé a Japón. — Responde en el mismo tono sin querer quebrar la magia misteriosa de la noche.

— ¿Es bueno o malo? —

— Bueno. Crecí mucho desde que vine de América, antes todo me aburría y su básquetbol me parecía inferior al que estaba acostumbrado ahí. Conocerte fue lo mejor que me pudo haber pasado, tu historia me cambió la vida y la perspectiva de ver las cosas. El poco tiempo que me fui a entrenar a América se sintió distinto, cambié y todos se dieron cuenta, ¿no es así? —

— Sí. Aquél niño inmaduro e impulsivo ahora jugaba con el corazón caliente y la mente fría. A todos nos sorprendió, y nos alegró. Priorizaste y entendiste que no siempre es bueno caer en las provocaciones, ni siquiera lucirte con algo que sabes que no podrás hacer, y esa forma tuya, nueva, te llevó muy lejos, Kagami-kun. —

— Fue sorprendente... —

— Siempre fuiste nuestra estrella. —

— Me alegra haberlos llevado a jugar a mi ritmo hasta el último momento... Kuro, amo mucho el básquetbol. — Suspiró, sonriente, tal cual un chico perdidamente enamorado.

— Lo sé, lo sé, Kagami-kun. ¿Sabes? Aomine-kun me regaló un par de boletos para un juego internacional dentro de dos semanas, así podrás motivarte a seguir creciendo en el básquetbol. —

— ¿De verdad? Uh, no me gusta que sea a costa de él pero, está bien. Vayamos juntos. — Mencionó con una gran sonrisa adornando su rostro.






Termino por teclear el último contacto que me pidió y lo envío por mensaje al maestro Kagetora, padre de la entrenadora Riko. Apenas ayer se había disputado un partido callejero con, supuestamente, unos jugadores increíbles que venían directamente de Estados Unidos. El nuevo equipo formado por colegas mayores de los equipos que derrotamos en la Winter cup serían sus adversarios para esa tarde. Y sin embargo, aunque fue muy esperado por todos, el desenlace culminó terriblemente cuando aquellos tipos se encargaron de presumir, humillar y quejarse abiertamente de todos los que jugaban básquetbol en Japón.
Algo que odiaba era a la gente presumida que se encargaba de menospreciar el trabajo o a las personas, todos ellos tenían una actitud asquerosa y excesivamente grosera. De tan solo verlos sentía demasiada rabia correr por mis venas.

Por razones obvias, los únicos que podrían hacerle frente en esta situación serían ellos, los prodigios de Teiko. Y para ello el señor Kagetora había venido a pedirme que le pasara sus contactos para que pudieran organizar la tan esperada revancha en menos de una semana. Y así fue. Recibieron una llamada pidiendo si podían aceptar el desafío de enfrentar a Jabberwock, para ello el entrenador puso su mejor gimnasio a nuestra disposición e igualmente, supe que con ayuda de Momoi y Riko, contactaron a algunos reemplazos.


Especialmente hoy era un día caluroso, por suerte mi novio iba delante de mí cubriéndome de los terribles rayos del señor sol, hasta que se dio cuenta y... se enojó.

— ¡¿Qué haces caminando detrás de mí?! —

— Hay demasiado calor, por favor Kagami-kun, vuelve a ponerte frente a mí. — Supliqué.

Antes de que el pelirrojo pudiera decir algo más el tono de llamada de su celular nos interrumpió. Contestó enseguida luego de decir que se trataba de Alex, solo ví cómo la mirada le cambió por completo, tenía una sonrisa enorme pero luego, se desvaneció y me miró con los ojos cristalizados.

Memories ; AoKuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora