Capítulo 27: Promesa

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Su mano cubrió mi mejilla con delicadeza, acarició y suspiró una vez más durante el beso. Sus ojos no daban crédito a lo que sucedía ni a la felicidad que nos envolvía dentro de aquella habitación.

— Te amo, Tetsu. —  Aquella confesión me hizo feliz, tanto, que mis labios se curvaron en una fina sonrisa.

Volvió a juntarnos guiando el beso a uno cargado de pasión, de anhelo, ahora que se encontraba seguro de que sus sentimientos eran correspondidos y que yo no pondría ningún impedimento más para, finalmente, estar juntos.

Fui deslizándome hasta subir la pierna izquierda sobre su pierna derecha y repetí lo mismo del otro lado, situándome sobre su regazo sin entorpecer el ritmo del enérgico beso;  permití que Aomine introdujera su lengua en mi boca y jugara y paseara por donde quisiera. Ahogaba jadeos mientras mis brazos se aferraban a su cuello, mi pecho se encendía y derretía presa del amor que profesaba hacia aquellos orbes azules.

Era yo quien tenía el control ahora, quién había puesto la fuerza suficiente para derribar a Aomine contra su propia cama y continuar comiéndonos la boca del otro. Sus manos se deslizaban por las curvas de mi cuerpo y yo temblaba ante el calor de ellas encima mío. Parecía una delirante locura.

Nos separamos agitados por falta de aliento, me miraba con incredulidad debido a mi repentino y oculto comportamiento atrevido, sin embargo, esta vez era yo quien estaba sediento por tener más de él.

Finalmente Aomine y yo habíamos confesado nuestros sentimientos, nada nos impedía ser felices. Mi primer amor estaba bajo mi merced y con solo ese pensamiento mi estómago se arremolinó, la piel se me puso de gallina y con delicadeza acaricié sus mejillas mientras susurraba un:  — Parece irreal. —

Sin dejarlo responder me incliné lo suficiente para llenar mis pulmones de su perfume; su piel caliente fue apresada por mis labios una y otra vez a lo largo de su cuello; también mis dientes se enterraron gentiles en la piel morena y siseé ante su sabor.

— Te-Tetsu... — Fue un fuerte llamado de advertencia.

— Quiero hacerlo, contigo. — Hubo un instante de silencio entre ambos mientras nuestras miradas permanecían unidas y cómplices. La mano de Aomine sujetó firme mi cuello y se acercó a depositar besos húmedos justo ahí.

Cerré los ojos al contacto, mi estómago cosquilleaba al tiempo en que una erección comenzaba a incomodar en mi pantalón escolar.

— Ao-Aomine-kun... — Gemí. Su boca parecía experta de años en los movimientos y la humedad de sus labios contra mi piel. Mis dedos encajaban en sus hombros y ladeé la cabeza permitiendo, rogando, porque siguiera besándome de tal forma ávida. — ¡Ao! — Chillé del placer cuando su boca succionó en mis clavículas, de inmediato volví de golpe a esconderme en su cuello pero por un pequeño error de cálculo terminé impactando contra la frente de Aomine.

— Lo siento, lo siento. — Dijimos ambos entre risitas.

Me embelesé de la gran dentadura blanca mostrando una sonrisa genuina de oreja a oreja; aquella acción tan hermosa se interrumpió abruptamente cuando, bajo su atenta mirada, me retiré el delgado suéter, prosiguiendo con la camisa y llevando sus manos a mis pantalones, invitándolo a continuar.
Ahogué un gemido en el momento en que hábil desabotonó y bajó el cierre de mi pantalón, luego escuché un gruñido de su parte que llamó mi atención, entonces comprendí de qué se trataba cuando me resbalé un poco hacia abajo encima suyo. Su erección se sentía dura aún estando aprisionada entre su ropa. 

Se detuvo colocando una mano en mi nuca y la otra en mi espalda baja, con toda la delicadeza que poseía me recostó sobre la cama y nos unió nuevamente en un beso cargado de pasión, de amor y de deseo.

Memories ; AoKuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora