Capítulo 9: ¿Quién es él?

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Los segundos transcurrían lentamente y yo solo quería que el marcador dejara de correr. Frente a mis ojos cada vez su potencial se iba desatando cuando iba uno a uno contra Midorima-kun, y no estuviera tan preocupado si se tratara de una usual rivalidad por demostrar qué habilidades eran las mejores en esta partida, pero a medida que su mirada cambiaba a una más reacia, de desconfianza, y pedía el balón para hacer jugadas por su propia cuenta, visualizaba mejor la silueta de alguien a quien conocía perfectamente.

Su postura, su perfil afilado, la tensión en sus hombros y sus manos haciéndose puños... Con solo observarlo sabía qué clase de tonterías pensaba, porque viví esto antes y no pude ser capaz de saber actuar en ese momento, estando completamente aterrado por el recién abandono.

En ese momento Kagami-kun se estaba convirtiendo igual que el resto de la generación de milagros, específicamente en Aomine Daiki; con esa cuestión expuesta ante mis ojos, un escalofrío recorrió mi espalda. 

¿Dónde estaba el chico que me gustaba? ¿Por qué era reemplazado o yo veía la forma de mi pasado en él?

No iba a cometer los mismos errores que me dejarían con un tremendo cargo de conciencia, siendo incapaz de poder conciliar el sueño por las noches, perder el apetito o desvanecerme a plena luz del día. No más.

Estoy furioso cuando sus palabras salen arrogantes y se refiere a todos como inútiles sin importar que estuvieran incluido los mayores. Darle un sermón no estaba en mis planes puesto que en su condición, la frivolidad no le permitía escuchar nada más que sus propios pensamientos -  Conocía lo que era hablarle a una pared, insistirle una y otra vez pero que no fuera capaz de escuchar ni el mínimo timbre de voz; luego te daban la espalda y se marchaban solos luchando con sus propios demonios. - Levanto el puño y se estampa feroz en su mejilla. No medí mi fuerza, tampoco tenía remordimiento. Aunque el pelirrojo fue quien sufrió del golpe, yo tenía la imagen mental del peli-azul siendo golpeado; la furia comía mi alma y ese sentimiento aligeraba la opresión en el pecho que ya sentía. Poco a poco la venda de mis ojos fue cayendo conforme le di una lección al más alto.

Segundos después su puño impacta también en mi mejilla y termino por volver a la realidad, literalmente, de golpe. Aunque me devolvió el contacto brutal, no fue lo suficientemente fuerte para quejarme. Lo dejo pasar porque también me ha sacado de un trance del pasado. 

Conforme sacudo mi ropa rompo las telarañas de las memorias antiguas pertenecientes a Teiko.











Kagami Taiga



— Lo siento, Capitán. —


—Oh, no te preocupes. Todos tenemos malos momentos... — Sonreí, ligeramente aliviado que mis torpes acciones no tendrían repercusiones. — Eso me gustaría decir, idiota. Pero a quien le debes más disculpas es a Kuroko. Como sea, concéntrate en el juego y no subestimes a tus mayores, niño malcriado. — Por inercia miro al peli-celeste a unos metros delante mío charlando con Midorima, o lo que se supone ser una declaración de guerra, también. 


Mordisqueo mi labio inferior severamente nervioso y mi cuerpo sufre de espasmos queriendo buscar la mejor manera para pedir disculpas por mis actos egoístas y repentinos. Nunca debí regresar ese golpe, menos a él. Pero eso en este momento era lo que menos importaba. Tanto Kuroko como yo queríamos ganar sin lugar a dudas este partido.

Memories ; AoKuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora