Capítulo 16: Victoria

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Un suave suspiro escapa de sus labios, con ello atrae mi atención. Han pasado ya más de diez minutos desde que apagamos las luces y él solo ha estado mirando el techo en silencio en un estado pensativo.

— ¿Estás bien, Kagami-kun? — Finalmente me animo a preguntar. Él gira quedando frente a mí.

Las habitaciones son amplias para albergar a dos personas sin ningún problema, no hay camas, solo dos futones lo suficientemente grandes y cómodos para dormir, una mesita de noche y una vieja lámpara de tela irradiando una luz tenue amarillenta.

Debido al baño cálido de las termas todos los miembros del equipo habían caído dormidos instantáneamente, apenas se distinguían los suaves suspiros o ronquidos que venían de las habitaciones aledañas de entre los ruidos de afuera, en la naturaleza; estábamos exhaustos por las arduas rutinas de entrenamiento, el merecido descanso estaba a la vuelta de la esquina.

Sus fieros ojos rubíes pasearon por todo mi rostro con calma, como si quisiera decir algo y no pudiera, simplemente me observa.

— ¿Te dije hoy que te veías muy lindo? — Susurra tomando mi cintura y jalandome hasta su lado, haciéndome sonrojar. Aquella acción logra unir ambos futones.

— Kagami... —

— Eres muy lindo, Kuroko. — Me pierdo durante unos segundos en la gran sonrisa que muestra para mí y pronto estoy cediendo a un suave beso.

Enreda y masajea mis cabellos desde la nuca, hace presión con su diestra para que no se me ocurra alejarme durante el beso que va subiendo de intensidad a uno húmedo, casi brusco. Mis manos tiemblan y se aferran a su torso repentinamente, nervioso; estoy sofocado. ¿Por qué de pronto hace tanto calor en la habitación?

Poco a poco deslizo mis manos subiendo en su cuerpo hasta sujetarme de su cuello, en ningún momento nos alejamos ni para tomar aire, él muerde mis labios sin una pizca de rudeza, solo sonríe y planta otro pequeño beso. Al separarnos ambos estamos agitados y sonrojados.

Vuelvo a temblar al sentir cómo el aroma fuerte de Kagami se había impregnado en mis prendas limpias con solo el breve encuentro del beso. Cierro los ojos cuando su nariz hace contacto con mi cuello, subiendo hasta mi mandíbula. Me provoca cosquillas y estremece mi cuerpo.

— Respondiendo a tu pregunta, sí. Sí te vi en las termas. — Confiesa, susurrando. La sangre me sube por completo al rostro y golpeo suavemente su hombro.

— To-tonto... — Él me mira divertido y toma mi mano plantando un beso sobre el dorso y no se detiene hasta llenar mi brazo con una cadena de besos que llega hasta los hombros y para, dubitativo, si continuar, en el cuello.

— ¿Puedo...? — El intenso brillo de sus ojos me hipnotiza haciéndome ceder casi instantáneamente a su petición.

Arrugo su camisa blanca con las manos, soltando un jadeo cuando sus labios se cierran sobre mi piel de una manera tan provocativa que vuelvo a sisear necesitando de otro encuentro más.

Su lengua se pasea tímida arrancándome varios suspiros a su paso, abrazo su espalda pegando más su cuerpo al mío.

— Kagami... — Suspiro.

— Kuroko... —

En un solo movimiento Kagami está encima de mí, ambas manos a los costados de mi rostro y su boca lleva el control de otro beso cargado de pasión y deseo. Correspondo con el mismo placer e intensidad, no dejo de aferrarme a su persona casi con miedo profundo de que pudiera soltarme y caer en el intento. Su lengua pide acceso y le dejo continuar en una batalla que al principio se torna tímida pero que luego va siendo más dominante para obtener más sabor del otro dentro de la cavidad bucal.

Memories ; AoKuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora