Capítulo 30: Final

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— ¿Qué? — Era aterrador, sorpresivo, pero al mismo tiempo solo...

— Lo que escuchaste. — Dijo muy seguro mientras bebía tranquilo de su vaso de agua.

— ¿En serio tú....? No puede ser, digo... — Tuve qué tomar un vaso de la mesa y también servirme un poco de agua fría para aclarar mis ideas.


¿Yo me imaginaba como padre?


Fueron unos breves segundos en dónde visualicé toda una vida a su lado, criando a un pequeño suyo y mío, sintiendo mi pecho calentarse unos instantes y luego la emoción aflorando por todos mis poros cuando la risa de Tetsu me sacó del trance.


— Amor, ¿no lo estarás considerando, o sí? Sabes que no es posible... — Sus palabras empezaron con gracia y poco a poco fueron convirtiéndose en un murmuro triste.

— ¡Yo sé, es solo que...! Me dejé llevar un momento. — Fue mi turno de sentir mis mejillas arder aunque no sé si realmente se viera como un sonrojo, tomé un poco más de agua en silencio y luego Tetsu caminó hasta rodearme en un cálido abrazo.

— Perdón, quería hacerte una broma y acabé sintiéndome peor que tú. —

— Por favor, no las vuelvas a hacer... — Supliqué en un susurro.

— No lo haré. — Me miró con sus orbes celestes cristalizados y enrojecidos, soportando un posible llanto que contuviera vergüenza y tristeza. — Aomine-kun, ________ algún día. — Su petición hizo latir mi corazón envuelto en un mar de emociones vibrantes, sorpresivas y esperanzadoras.

— Claro que sí. — Sonreí. Y me acerqué a robarle un lento beso que resonó al separarnos.


— Déjame revisar que Nigou tenga todo listo y nos vamos. —

Ambos trastes rellenables estaban más que equipados con comida y agua suficiente para que el cachorro estuviera cómodo, aunque de todas maneras, Satsuki tenía una copia de llaves de mi casa por si en algún momento necesitaba algo. Ella se había ofrecido a cuidar a Nigou durante estos tres días, así que el cachorro no estaría completamente solo. A cambio, le prometí a ella que le traería el recuerdo más especial que encontrara en Fukuoka. Con mis dieciséis años de experiencia de conocerla como mi mejor amiga, tenía una larga lista de sus preferencias.

— Te quiero... Asegúrate de obedecer a Momoi-san, ella es muy buena amiga, debes aprender a tolerarla. ¡Estaremos de vuelta en un santiamén! — Despidió Tetsu a Nigou y también me acerqué para acariciarlo unos momentos antes de partir a la estación donde nos esperaba el resto de nuestros compañeros.





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El vagón de 'segunda clase media' era bastante cómodo como para llamarlo "viaje de menor costo." Los asientos azules reclinables tenían un terciopelo suave y esponjoso, bandejas situadas detrás de cada asiento, una enorme ventana que brindaba una vista preciosa desde cualquier asiento y a los costados y parte delantera del vagón habían espacios destinados para colocar el equipaje sin que éstos perjudicasen en absoluto.

Mientras terminaba de ayudar a subir las maletas de la entrenadora y algunos chicos del equipo, sentí una mano enorme situarse brevemente sobre mis cabellos, una palmada suave de Mitobe. Parecía decirme, a su modo, que lo estaba haciendo bien y que comenzaba a agradarle. Era algo inesperado, el único que parecía haberme recibido sin ser temeroso hasta ahora había sido Koganei, pero a medida que continuábamos entrenando juntos podía sentir que ellos comenzaban a confiar un poco más en mis intenciones, las cuales aunque eran inesperadas no tenían ni una pizca de malicia en sí. La única razón por la que me uní a Seirin fue porque no quería ver a Tetsu hundirse nuevamente, y mi decisión pesó e influyó tanto en nuestras vidas actuales como en la de hace unos años atrás que solo me quedaba ofrecer lo mejor de mí en esta nueva etapa, remendar el daño que causé y protegerlo ahora.

Memories ; AoKuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora