Capítulo 31: Epílogo

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El enorme ramo ocupaba demasiado espacio entre mi pecho que apenas podía distinguir mi camino sobre la acera. Intentaba torpemente no caer de la acera mientras que Nigou continuaba arrastrándome hacia donde su puntiagudo hocico se sintiera atraído.
Diversos olores estaban inundando mis fosas nasales, entre las rosas, tulipanes y margaritas, en la comida que llevaba cargando en el brazo izquierdo y el perfume de los transeúntes.

Una vez estuvimos dentro del departamento timbré un par de veces dando aviso a mi llegada. Me recibió un adorable chico utilizando lentes y un libro de crianza sobre sus manos.


— ¿Amor? ¿Qué es todo esto? — Rio cubriéndose la boca, dejando el libro sobre el mueble que estaba a un lado y de inmediato se apartó dejando que el perro entrara primero correteando por toda la sala de estar en busca de su platón de agua.
Pude respirar mejor cuando me retiré el cubrebocas, lo tomé por la cintura mientras depositaba un pequeño beso en su mejilla y le acercaba el enorme ramo colorido.

— Traje la cena y un pequeño detalle para mi Tetsu. ¿Te gusta? — Él negó tomando el ramo entre sus brazos, se acercó a olfatearlas un poco y sonrió.

— Me encanta. Amo que seas tan detallista conmigo, Daiki-kun. —

— Es todo un placer, mi vida. Ven, deja eso y comamos, muero de hambre. — Me quejé caminando hasta la cocina dejando la bolsa encima de la mesa.

— Dame un segundo, pondré este hermoso ramo en un florero. —


Desde que inició mi relación con Tetsu hace ocho años mi lado detallista afloró y no lo he dejado marchitar ni un poco. Me encanta ver su rostro sorprendido y cómo le brillan los ojos ante cada regalo que le compro. Pasear a Nigou fue un pequeño pretexto para poder comprar las flores y volver a caminar en las preciosas calles de un transitado Tokio. Le tenía un especial cariño a la ciudad que acogió y vio crecer mi amor durante todo este tiempo, aunque ahora era más difícil para mí recorrerlas sin que me estuvieran persiguiendo pidiéndome fotos o autógrafos. Recién empecé a valorar mi vieja privacidad cuando podía salir a dónde sea sin atraer miradas ajenas y curiosas.

Apenas terminamos la cena Tetsu recargó su mentón sobre su mano, sin dejar de apreciarme ni un segundo.

— ¿Ocurre algo, amor? ¿Te cayó pesado el clima frío? ¿Necesitamos acudir a un médico? —

— No, no. No es nada de eso, cariño. No me derrotará el invierno. — Sonreí acercando mi mano a la suya y tomándola. — Es solo que... — Corté mis palabras abruptamente. Mordí mi labio inferior y suspiré. — No me dejes, por favor. — Solté de una manera tan espontánea que experimenté de escalofríos.

— Aomine. Te amo. Gracias por decirme lo que te preocupa, pero créeme, no voy a dejarte. Nunca, para tu desgracia. — Mostró una enorme sonrisa satisfecha acariciando mis nudillos. — Vayamos a la habitación y hagámonos sentir bien, me siento un poco estresado~ — Canturreó tirando del cuello de su camisa dejándome observar la piel expuesta de su cuello.

— Oh, déjame ayudarte con eso entonces, gatito. —








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"— Y aquí podemos ver llegar a una de las súper estrellas de la nueva generación del baloncesto, que a pesar de su joven edad, sus fanáticos tienen depositado altas expectativas hacia un brillante futuro para el deportista. —"

Memories ; AoKuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora