Capítulo 10

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Conduje por aproximadamente una media hora, quizás un poco más y durante ese tiempo solo fui descendiendo por el mismo angosto y tétrico camino hasta que este se fue nivelando con el suelo. Poco a poco los árboles se fueron haciendo más y más visibles a mis ojos hasta que estos con sus altos y gruesos troncos se levantaron imponentes, rodeando ambos lados del camino. Finalmente había logrado pasar la peor parte de la carretera.

Tal como se mostraba en la pantalla del celular salí a una parte del camino más amplia y segura, el precipicio a un lado del camino ya no existe lo cual es muy gratificante y gracias a que el camino se bifurca en dos direcciones el ancho de la carretera ahora es lo suficiente como para que yo pueda dar la vuelta con la camioneta y regresar a casa de Sean. No obstante, lo que no se veía en el celular es que justo en este punto hay un puesto de control policial que para mi mala suerte esta a escasos metros de mí.

Aprovechando que del otro lado del puesto de control hay una pequeña fila de no más de tres vehículos que supongo esperan a ser inspeccionados antes de poder pasar hacia este lado, me detuve para evaluar mi situación.

No pude evitar sentir algo de nervios pues como soy extranjero no tengo una licencia de conducir valida, al menos no una para este país y si me piden la licencia de conducir corro el riesgo de terminar arrestado. Claro que ese no es el mayor de mis problemas pues además de conducir sin licencia, lo hago en un vehículo que no es mío y que fácilmente podría ser robado ya que no tengo forma de comprobar que es prestado. ¡Maldición!, ni siquiera traigo el pasaporte conmigo.

Me debatía mentalmente si debía dar media vuelta justo ahora, esperando que mágicamente ninguno de los oficiales de transito note que doy una vuelta en "U" en un área que claramente está prohibido hacerlo; y que si lo notan, que ninguno de ellos crea que lo hago porque soy un criminal que intenta escapar de la ley. O simplemente debo arriesgarme a intentar cruzar el puesto de vigilancia. No, eso no es una opción, ya no deseo continuar avanzando sobre esta carretera, yo solo quiero regresar.

- Disculpe – unos golpecitos cortos sobre la ventana me sacaron de mis pensamientos y dando un brinco en el asiento giré mi cuerpo para mirar a la persona que se atrevió a importunar mis dilemas

Inicialmente creí que se trataba de una agente policial, pero después de observarla con detenimiento me di cuenta que solo se trataba de una lugareña que con un gesto de las manos me pedía insistentemente que baje la ventana de la camioneta.

- No sé lo que venda, pero no estoy interesado – afirmé después de bajar la ventanilla algunos centímetros

- No soy una vendedora – me dijo en tono de reproche – no intento venderle nada yo solo quiero pedirle un favor, es que tuvimos un problema con nuestro vehículo y...

Con desgano terminé de bajar la ventanilla para poder conversar con esa mujer y dejarle algunas cosas en claro.

- No – me negué de forma categórica – no sé y no quiero saber que le paso a su transporte. Yo no sé quién es usted y no sé si es verdad la historia que intenta contarme, pero la respuesta es no, espero entienda que en estas circunstancias no puedo solo dejarla subir a mi camioneta para acercarla a su supuesto destino – afirmé de forma tosca y sin nada de amabilidad, después de lo que viví no tengo la menor intención de arriesgarme a que me roben la camioneta de Sean o a terminar muerto en alguna zanja solo por "ayudar" a una desconocida de bonito rostro – es más estoy seguro que nuestros destinos son muy diferentes pues yo no planeo seguir adelante por ninguno de los dos camino, daré media vuelta para regresar a la ciudad

Por algunos segundos ella me miró confundida y en seguida con el ceño fruncido, dio un par de respiraciones profundas supongo intentando calmarse y no gritarme a la cara lo que sea que haya paso por su mente hasta que una vez más estuvo en control de sus emociones, entonces volvió a dirigirse a mí.

Una razón para vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora