Una razón para vivir

Capítulo 19

Creo que no demoramos más de treinta minutos, pero en mi percepción y seguro en la de mi cachorro estos minutos se sintieron como largas y eternas horas de tortura hasta que finalmente el absceso en su brazo fue drenado y limpiado. Aún es muy pronto para ver los resultados finales del doloroso procedimiento, sin embargo, la mano de Asiel pese a que quedó adolorida al menos ya no está hinchada y ya puede flexionar los dedos sin hacer esfuerzo.

El corte que hizo Lisbeth aún debe permanecer abierto y así permanecerá al menos por unos días, Lisbeth dijo que todavía no puede cerrarlo porque primero debemos asegurarnos que todo el pus drene por completo para evitar que el absceso se vuelva a formar, solo entonces procederá a cerrar el corte que hizo. Hasta entonces tendremos que estar al pendiente con limpiezas y cambios de vendaje regulares para evitar que el corte se infecte.

- Snif snif... ¿Iván? – Asiel recargó todo el peso de su cuerpo contra mi pecho, levantó la cabeza lentamente y me regaló una mirada exhausta

Más que sentado sobre mi regazo tengo a Asiel acunado entre mis brazos y debido a todo el esfuerzo que hizo durante el duro procedimiento de drenaje ahora mismo está completamente agotado. Su respiración aún esta algo alterada y por momentos deja escapar suspiros largos cargados de mucho sentimiento así como gimoteos lastimeros, pero por sobre todo esta con sueño. Sus ojos no pueden mantenerse abiertos, prácticamente está luchando con ellos para evitar que se cierren.

- Mmmh... – con ayuda de una toalla pequeña retiré los restos de sudor que aún permanecen sobre su frente así como las lágrimas que quedaron sobre sus enrojecidos e hinchados ojos – ¿qué tienes cachorro? – cuestioné mientras seco sus húmedas mejillas

- ... Iván... ¿lo hice bien? – me preguntó con inquietud, como si mi opinión fuese verdaderamente importante, al menos para él

- Lo hiciste muy bien cachorro... estoy... estoy orgulloso de ti

No tengo más palabras para él que no sea la verdad. Debo admitir que Asiel me sorprendió, él se comportó a la altura de la situación, fue valiente y se esforzó tanto. Lloró de dolor, si, pero jamás retiró su brazo, aguantó hasta que Lisbeth terminó de drenar y de limpiar el absceso de todo ese pus que lo estaba enfermando. Por supuesto que me siento orgulloso de él, incluso para alguien de mi edad y mi complexión soportar todo ese dolor sin una gota de anestesia habría sido un infierno.

Tras escuchar mis palabras Asiel se puso muy contento y me devolvió un pequeño intento de sonrisa, pero fue opacado rápidamente por el bostezo que escapó de sus labios.

- Necesitas dormir un poco, vamos cachorro, vamos a la cama – dije finalmente poniéndome de pie para poder acomodarlo en la cama

Asiel lleva ya varios minutos sentado en mi regazo, para ser preciso él no se quiso bajar de mi regazo desde el momento que lo cargué para consolarlo tras el drama que se produjo con las inyecciones.

No me molestó tenerlo en mi regazo mientras Lisbeth le explicaba pacientemente lo que haría con el absceso en su mano, de cierto modo fue conveniente para todos pues desde esta posición parecía estar más receptivo y dispuesto a cooperar.

Durante el proceso de curación fue necesario que tuviera a Asiel sentado sobre mi regazo firmemente sujeto entre mis brazos para una mejor contención, incluso Sean tuvo que ayudarme a evitar que Asiel se mueva o mueva su brazo en caso de que él no pueda soportar el dolor e involuntaria o voluntariamente sacuda su brazo justo cuando Lisbeth sostiene un objeto filoso en la mano, algo que por suerte no llegó a suceder.

Ahora, sin embargo, ya no es necesario que lo sostenga entre mis brazos por más tiempo, ni siquiera para darle consuelo pues incluso el llanto se detuvo hace algunos minutos atrás y yo debo confesar que comienzo a sentir mis brazos algo acalambrados al igual que mis piernas.