Capítulo 17

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Tan pronto como me adentré al interior de la casa Asiel se mostró curioso por el entorno, por un momento olvidó su malestar e incluso el miedo que le genera todo esto solo para enfocarse en cada objeto que nos rodea. Es cierto que todo en casa de Sean es nuevo para él, pero son las brillantes y coloridas decoraciones navideñas las que lo tienen más entretenido.

- Espera Iván, espera – demandó con un chillido agudo debido al entusiasmo y que casi me rompe los tímpanos. Sin dejar de olfatear señaló con insistencia un pastel de frutas típico de la época navideña que esta sobre la encimera de la cocina, protegido por una cúpula de vidrio que impide que las hormigas u otros insectos se suban en él – allí... ¡allí hay comida!

Asiel se puso tan intenso con el descubrimiento que en su afán por liberarse de mi agarre y poder ir por el pastel se sacudió tanto entre mis brazos que simplemente no pude continuar sosteniéndolo.

- Quédate quieto o te caerás – regañé algo asustado pegándolo contra mi pecho, si no lo hubiese sujetado con firmeza Asiel se habría golpeado fuertemente la cara contra uno de los muebles

- No Iván, suéltame, ¡la comida! – por supuesto para este testarudo cachorro mis palabras no significaron nada, menos ahora que sus pies finalmente tocaron el suelo, él solo me ignoró y continuó con los forcejeos

Su actitud honestamente me puso de pésimo humor, hace menos de media hora que terminó vomitando en la calle por comer en exceso, hace menos de un minuto atrás se quejó por sentir dolor en el estomago y ¡ahora quiere comer! No, no lo creo, él solo está armando alboroto porque vio un postre... igual que un niño caprichoso en pleno berrinche.

Esto no me puede estar sucediendo otra vez, maldición no pasó ni un día, ni uno solo y una vez más estamos en la misma posición. ¿Tendré que volver a recurrir a lo mismo? No quiero hacerlo, pero si sigue así va lastimarse y en vista de que la vez anterior funcionó volví a soltar una firme nalgada en su glúteo derecho que rápidamente se marcó sobre su piel y que bastó para conseguir que Asiel deje de luchar.

- Aaaauuu... ¡Iváaan! – se quejó adolorido apretando los labios en un perfecto mohín de enfado mientras frota vigorosamente su trasero en un intento por aliviar el dolor – deja de hacer eso, dueeleee

- Si obedecieras cuando te lo pido no tendría que hacerlo – refuté sus palabras con los brazos en jarra y el ceño fruncido para que comprenda que yo también estoy molesto con su actitud infantil y caprichosa

Por algunos segundos ambos nos quedamos mirándonos fijamente a los ojos en un claro gesto de desafío, ninguno tenía la intención de retroceder en su postura hasta que finalmente Asiel no pudo más, cerró los ojos y terminó poniendo un puchero en los labios.

- Pero Ivááán, no me gusta me duele – gimoteó rendido apoyando el rostro contra mi pecho mientras sus manos se aferran a mi camiseta

- Y a mí no me gusta cuando te pones testarudo y haces berrinches – afirmé sin saber cómo reaccionar a esta nueva actitud suya, yo solo me quedé inmóvil con los brazos extendidos y tiesos a los costados de mi cuerpo, esperando que él se canse y se incorpore

- Yo no hago berrinches – se quejó sonando decaído en lugar de enfadado por la palabra que use para describir su comportamiento. Finalmente me soltó y se alejó de mi dando un paso hacia atrás – ... es que... mi pancita siempre duele de hambre y allí hay mucha comida, no es justo, no volveré a encontrar tanta comida

- Asiel mírame – pedí esta vez con un tono de voz más paciente, sintiéndome culpable por mi reacción quizás desmedida, ahora que expuso sus motivos me fue más sencillo comprender el porqué de su desesperación. Asiel obedeció y levantó la cabeza dejándome ver sus ojos color ámbar que ahora se ven apagados y tristes – mientras estés aquí, conmigo, la comida no te faltará y el pastel que está allí no se irá a ninguna parte. Primero vamos a curar las heridas de tu cuerpo para que ya no sientas dolor, luego volveremos y comerás todo el pastel que quieras

Una razón para vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora