Capítulo 22

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Fue una noche larga como no lo había sido en mucho tiempo, el amanecer tardó en llegar mucho más de lo que yo hubiese querido.

Después del incidente con los fuegos artificiales casi no pude dormir, por más que lo intenté yo simplemente no logré conciliar el sueño y cada vez que el cansancio le ganaba a mi mente y me conducía por el camino del sueño esas palabras, esas malditas palabras volvían a mí y perturbaban mi mente, mi sueño y mi existencia. ¿Por qué tuvo que decirlas?

"Te quiero Iván"

Sin importar que, esas tres palabras no dejaron de repetirse en mi cabeza una, otra y otra vez.

Al principio se sintieron cálidas al punto de mantenerme despierto por la emoción y el entusiasmo que generaron en mí, fue la primera vez en un muy, muy largo tiempo que alguien me lo dice con tanta naturalidad. No obstante, con el paso de los minutos toda la emoción y el entusiasmo que esas mismas palabras pudieron generar en mí, todo se disipó y esas palabras se convirtieron en una carga pesada de la que no me pude librar.

Fue muy irresponsable de su parte decir algo como eso, él no debió afirmar que me quiere cuando no sabe nada de mí, cómo podría sentir algo por mí si ni siquiera me conoce. Eso no es posible, no lo es, lo mire por donde lo mire simplemente no es posible. Asiel no puede sentir absolutamente nada por mí mucho menos amor porque solo ha estado en esta casa por el lapso de una semana, una donde la mayor parte del tiempo se lo pasó encerrado en esta habitación, dormido.

Y ahí está el problema. Querer y amar son conceptos tan diferentes, pero se usan indistintamente como si significaran lo mismo y se dicen con tanta facilidad que por eso han perdido su significado original.

Para mí querer es egoísta e irresponsable porque solo busca satisfacer una necesidad personal, un capricho, sin importar si eso es beneficioso o no para la otra persona. Mi experiencia de vida me ha enseñado que sin importar el tipo de relación un "te quiero" siempre conlleva un propósito escondido, la pregunta real viene después; sí, me quieres, pero ¿para qué?

Soy un escéptico del amor, eso es muy cierto, y me he mostrado de ese modo frente a cualquiera que se ha acercado lo suficiente a mí... aunque no siempre he sido así, muy en el fondo amar y ser amado era algo a lo que yo también aspiré, sin embargo, después de una vida donde todos los que se suponía debían amarme no lo hicieron y me rechazaron deje de creer en el amor.

Aun así, no puedo impedir que esa frase continúe repitiéndose en mi cabeza o que siga alborotando mi corazón.

... "Te quiero Iván"

No, me niego, lo acepté hace mucho el amor solo trae problemas, no es para mí.

En un intento absurdo por huir de mis pensamientos abandoné la silla que estuve ocupando desde hace como una hora u hora y media atrás, no lo sé con exactitud, solo sé que fue desde el momento que mi cuerpo no pudo soportar más el sofocante calor que ese grueso cobertor y el cuerpo de Asiel pegado al mío me transmitían.

Intranquilo me dirigí hacia la ventana sujeté uno de los extremos de la pesada y tupida tela de la cortina justo donde ambas mitades convergen para cubrir la ventana y simplemente recogí en mi mano parte de la misma permitiendo que un haz de luz natural ingrese rompiendo inmediatamente con la fría oscuridad que reinaba al interior de nuestra habitación.

Ese cálido haz de luz acaricia mi piel suavemente y de algún modo eso se siente bien, tal vez porque hasta ahora soy consciente de lo frío que tenía el cuerpo seguro por todo el tiempo que permanecí fuera de la cama descalzo con solo un pantalón holgado y una camiseta de manga corta que utilizo a manera de pijama.

Una razón para vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora