『Capítulo 1』

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Mi nombre es Emma Ford, también conocida como la chica gélida o una simple friki rata de biblioteca en la preparatoria. Honestamente no los entiendo, ni siquiera me conocen y creen hacerlo.

Yo solo sé que soy una simple chica adolescente que le gusta hacer diversas cosas, pero no me gusta expresarlas. Creo saber porqué dicen que soy dura como una roca cuando se trata de decir mi humilde opinión, pero si son las cosas que yo pienso y quieren que lo exprese fácilmente se los cuento.

No me importa nadie, se puede decir que apenas mi familia está en medio de importarme o no, pero fuera de ellos... Nadie me importa.

Poseo un pasado bastante significativo, soy de ese tipo de personas que no me importa las palabras ajenas me marcho inmediatamente. No me importa que me molesten, me da igual, solo quiero terminar el estúpido instituto para así no estar rodeada de esas personas.

Al menos puedo decir que tiene algo de bueno la Escuela Preparatoria Belmont: La biblioteca, es mi sitio favorito en toda la ciudad, encuentro las leyendas y mitos interesantes.

Fuera de mi monólogo interno, me encuentro vistiendo para ir a ese lugar que tanto aborrezco, mi instituto. Soy de esas personas que piensa tanto las cosas antes de hacerlo y mayormente me tomo la mañana haciéndolo.

—¡Emma! ¡El desayuno está listo, ven baja! —grita mi mamá desde el piso de abajo, debió haber estado llamando desde hace un buen rato si me está gritando.

Termino de ponerme mi pantalón, y tomo mi mochila color negro para ponérmela, me suelto el cabello no sin antes de pasar un cepillo y bajar las escaleras para sentarme en un taburete en la cocina.

—Hola ma' —saludo sonriente con los labios al estar sentada.

—Hola hija, ¿Cómo has dormido? —pregunta mi mamá sonriendo ampliamente.

—Bien, creo —respondo insegura encogiendo mis hombros mientras tomo una manzana para darle un mordisco.

—¿No has tenido pesadi... —interrumpo a mi madre antes de que lograra terminar su pregunta.

—Sí, pero no nombres, nada que me vas a hacer recordar —respondo siendo distante.

—Está bien, toma tu desayuno —desliza un plato llano color blanco contiene un emparedado, al lado de este hay un vaso con jugo de naranja —. Me voy a trabajar, adiós —me informa dándome un beso en la mejilla para retirarse y asiento con la cabeza.

Mi madre está soltera, por lo tanto, solo se refugia en su trabajo y se vuelve muy apegada a ello.

Termino de desayunar, salgo de casa para irme al instituto, pero me percaté de que mi auto aún no lo he ido a buscar al taller, ¿Cómo me iré ahora?

Se preguntarán sobre mi auto, es un Chevrolet Sonic 2016 usado y lo he pagado a cuotas, el vehículo me presentó problemas después de un mes de tenerlo, por ello lo mande al taller. Al menos podría decir que mis compañeros no tendrían problemas con sus autos modernos después de un mes, pero lo menos que puedo hacer es agradecer por tener uno, además... fue un regalo de mi cumpleaños número diecisiete. Tendré que pasar por el taller después de clases, espero que lo tengan todo solucionado.

Camino hacia la estación de autobuses y espero el autobús por unos ocho minutos hasta que llega, me subo y pago el monto recibiendo el cambio.

Me siento en un asiento vacío y saco un libro, este trata sobre leyendas de los hombres lobos ¡Me encanta! Lo he leído unas cinco veces y ya era hora de devolverlo a la biblioteca. 

También saco mi agenda con un bolígrafo y escribo mis acciones pendientes para realizarlas más tarde:

N°1: Buscar mi auto en el taller.

N°2: Devolver el libro a la biblioteca.

N°3: Buscar el libro: "La leyenda de los Vampiros".

Cierro mi agenda para mirar por la ventana, y notar que el conductor estaba por pasarse la preparatoria, así que presiono el botón y me bajo rápidamente del autobús.

Entro a los pasillos en tonos azulados de la Escuela Preparatoria Belmont caminando hacia mi casillero, lo abro y entro unos libros, saco los cuadernos de mis materias correspondientes al día de hoy y me voy a mi salón de clases. Tomo asiento cerca la ventana y recojo mi cabello en una coleta, me hago un moño vago, saco el mismo libro que leía en el bus y me pongo a leerlo.

Hasta que siento la presencia del profesor en el salón por el sonido causado al haber colocado su bolso de docente en la mesa, sacar el registro de calificación y su guía de clases.

—Pues bueno... Guarden cualquier cosa que no sea de mi clase, al menos que sean lápices y borradores porque daré un examen ahora mismo —manda el profesor con una sonrisa maliciosa.

El salón se inunda de diversos sonidos entre ellos de quejas, risas y resoplidos, a nadie le gusta la idea de un examen sorpresa a primera hora de la mañana. 

El profesor empieza a contar las hojas y a pasarlas por filas para que se las repartan, y él se sienta.

—Cuando termine el examen, irán al patio y luego, regresarán cuando todos hayan terminado.

Después de unos once minutos termino mi examen con tiempo de sobra, fue sencillo para mí, pero veo que otros tienen dificultades al completarlo mientras camino al escritorio del profesor.

Él lo examina mirándome sonriente, me señala la puerta indicándome que podía salir y procedo a hacerlo.

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Gracias a MariBAlmonte por ayudarme en la corrección de mi libro.

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