『Capítulo 12』

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POV Ámbar

Escuché el timbre de la puerta sonar pasado de la medianoche, pero lo ignoro para continuar durmiendo. «Tal vez son unos niños malcriados haciendo una broma». Pienso, pero escucho el sonido de nuevo.

—Pero, ¿Qué es lo que pasa? —murmuro levantándome al escuchar el persistente sonido enloquecedor nuevamente en la puerta principal.

Cuando abrí la puerta me encuentro a Emma toda empapada por la lluvia que hubo hace un rato, y al parecer estuvo llorando lo noto por sus ojos hinchados.

—¿Qué ha pasado? —pregunto haciéndome a un lado para dejarla entrar. —Pasa.

Al estar adentro de repente me abraza y comienza a llorar en mi hombro sin dejar de respirar entrecortadamente. Al cabo de unos segundos no había cesado es más su llanto solo empeoraba.

—¿Qué ha pasado, Em? —pregunto nuevamente usando mi tono preocupado.

La castaña entre mis brazos detiene su llanto y siento como se limpia las lágrimas, me explica que se irá con su papá disimulando su tristeza con una sonrisa, bromeo con eso y toco su frente, está ardiendo así que la invito a sentarse en el sofá.

Cuando estamos en la sala de estar, me informa que se siente mareada y en cuestión de segundo cae inconsciente en el sofá.

«¿Qué hago? ¿Cómo se trata esa enfermedad?» Pienso sin dejar de caminar estresada. «Tengo que llamar a su mamá».

Actuó rápidamente y corro hacia el teléfono inalámbrico de mi hogar, lo tomo y empiezo a marcar el número de la casa de Emma.

—Hola, ¿Quién me habla? —responde al otro lado de la línea Marisa, la mamá de Emma.

—Hola, soy Ambar nos conocimos el otro día, soy la amiga de Emma. Su hija se desmayó en mi casa y la llevaré al hospital, después le cuento —informo rápidamente para colgar.

Tomó una cartera entro mi celular, dinero y las llaves de mi carro, salgo con Emma apoyada en mis hombros. La entro al carro y le pongo el cinturón de seguridad para subirme y conducir al hospital más cercano.

•••

Estando en el hospital después de que Emma entrara a emergencias por dos enfermeras me ordenaron que esperara sentada en la sala de espera. A mí parecer le ha ocurrido otras veces, por lo que dijo una de las enfermeras.

—Otra vez... —murmuró negando con la cabeza.

«¿Qué pasará? ¿Morirá? No conozco esa enfermedad y me da miedo, creo que es algo muy malo, no lo sé.... Sin embargo, Emma se veía pálida así como un fallecido» Mi mente no deja de pensar tan sólo causando que me estrese y piense en el peor de los casosm

Lágrimas cayeron por mis mejillas sin previo aviso, no lo sé... pero estoy llorado mucho... demasiado. Limpio mis lágrimas porque tengo que llamar a Marisa e informarle del nombre de el hospital.

Saco mi celular y busco entre mis contactos el número de Marisa y la llamo. Pasan tres tonos y nada, me manda al buzón. Vuelvo a llamar y esta vez sí lo contesta.

—Ámbar, ¿Qué ha pasado con mi hija? —pregunta angustiada.

—No me han contestado aún, pero debe estar muy mal —contesto nerviosa.

—¿En qué hospital estás? —pregunta con un tono apresurado.

—En el Claro del Este —respondo para escuchar un tintineo, me colgó.

Después de un rato de espera, llega un hombre con una bata de laboratorio, un doctor que diría que es pasa de los cuarenta. Sale con una hoja y llama a los familiares de Emma Ford Mendes, es mi llamado.

—Aquí —hablo elevando mi mano en una seña y me levanto del asiento acercándome al doctor.

—¿Usted no es familia? ¿O sí? —pregunta dudando.

—Algo así... Mejor dicho, soy su mejor amiga, pero yo la traje a emergencias —respondo secando mis manos del sudor.

—Entendido —habla asintiendo levemente.

—Pues... ¿Qué tiene Emma? —pregunto con preocupación.

—Tranquila —habla intentando calmarme, pero logra lo contrario.

—¿Tranquila? ¡No puedo estar tranquila sin saber qué es lo que tiene mi amiga! —hablo un poco alterada.

—No sé si lo sabe, pero su amiga tiene unitosanco esta enfermedad se le diagnosticó cuando tenía nueve años de edad. Esta enfermedad es producida por tener grandes cantidades de estrés, enojo y tristeza al mismo tiempo o mejor dicho los cambios de ánimo —informa el doctor calmado.

—¿Cómo usted sabe que le diagnosticaron eso? Ah, y otra pregunta: ¿Cuándo despertará? —pregunto al borde de la tristeza.

—Lo sé, porque soy su médico y abuelo, Emma despertará en cinco o más días —responde absolutamente relajado.

—¿Por qué tantos días? —pregunto acompañada por un mezcla de preocupación y confusión.

—Porque este trastorno es así, pero a veces no se detona y no ocurre nada.

—Y ¿Por qué la enfermera dijo "otra vez"? ¿Emma ha venido otra veces a causa de la enfermedad? —curioseo esperando una respuesta positiva para calmar mi preocupación.

—Sí, y hablamos después —responde el doctor despidiéndose rápidamente.

•••

Después de unos minutos, llegó Marisa y estaba bastante nerviosa y... asustada por su hija.

—Hola Marisa —saludo con tristeza acercándome a ella.

—Hola... ¿Qué ha pasado? —pregunta nerviosa.

—Eso mismo me pregunto yo —respondo cruzándose de brazos confundida y un poco molesta.

—Pues... —carraspea. —Pensé que sería buena idea que estuviera con su padre —Respondió cabizbaja.

—¡Pues pensó mal! Usted piensa que sería buena idea después de tantos años que ella vaya con su padre, alguien que la abandonó —hablo completamente molesta.

—Pues creía que era una buena idea, después de tantos años tenía que, mocosa —habla estresada para suspirar y sentarse en un asiento.

—Sí, Emma está bien, estamos bien —hablo sentándome a su lado golpeando levemente su espalda para que se sienta mejor.

—Creo —responde, pero de inmediato comienzan a caer lágrimas de sus ojos azules.

—Tranquila —hablo mientras acaricio su espalda.

•••

Después de unos minutos que para mí fueron eternos sale de la sala de cuidados intensivos el doctor anterior, el que dice ser abuelo de Emma nos llamó para decirnos que si queríamos verla, había despertado y para nuestra buena suerte la enfermedad no se había reactivado. Emma ha sido trasladada a una habitación para descansar.

Inexpresiva | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora