『Capítulo 4』

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Los días de la semana pasaron sumamente rápido, así que finalmente puedo decir que es sábado, y poder disfrutar de tener dos días de descanso de la preparatoria.

Hoy tengo que ir de compras al supermercado local, estos días han sido últimamente extraños, sin más prefiero no darle importancia así puedo respirar tranquilamente, pero siempre hay algo más, las personas...

Esa chica a la que daré tutoría Ámbar sino mal recuerdo que se llama aunque no sé su apellido. Hoy tenía que ayudarla.

Estoy bañándome con agua helada mientras me lavo el cabello. Cuando termino, me coloco una toalla alrededor de mi cuerpo y otra en mi cabeza. Camino hacia mi armario para escoger una sudadera de color blanco, unos pantalones rasgados en color negro los combino finalmente con unos Vans negros.

Bajo con rapidez las escaleras una vez vestida, y procedo a tomar el dinero que mamá me había dejado en un plato decorativo en la encimera de la cocina, y tomo mis llaves la de mi casa y de mi carro.

•••

Llegué al supermercado y tomo una canasta de compras para desplazarme por estantes y comprar lo que guste. En mi lista de compra están los siguientes artículos: Popcorn, helado, ositos de goma, Nutella, mini pizzas, etcétera.

Me gustan mucho esas cosas para mí, pero para otras personas ni lo menciono.

Termino de recolectar toda la comida de mi lista de compras, incluso tuve que tomar otra canasta más grande, camino hacia la caja no sin antes mirar mi reloj, se hace tarde debo darme prisa para la tutoría.

•••

Salgo del supermercado después de haber pagado, localizo mi auto en el parking camino con mis fundas de compra aún en el carro de compras para proceder a abrir mi baúl y guardarlas en el baúl de mi auto, solamente me queda una y habré terminado, al concluir me aseguro de que esté bien cerrado y me subo en el auto, lo enciendo para empezar a conducir con trayecto a casa.

Para animar mi viaje pongo mis canciones favoritas del DJ Alan Walker, Faded y Alone una tras de otra, me encanta el ritmo de la canción, soy pésima bailando shuffle, pero otros estilos de baile, no niego que si sé moverme.

Estaciono mi auto en la entrada principal de la marquesina, bajo de mi auto para caminar hacia atrás y abrir mi baúl para empezar a sacar los comestibles. Al terminar de entrar todas las fundas a casa, entro mi auto en la marquesina e ingreso a casa para sentarme en el sofá más grande y cómodo del living.

No obstante el sonido del timbre de la puerta principal detiene mi momento de descanso causando que me levante fastidiada por la persona que lo suspendió, «Oh mi merecido descanso...» , me dirijo a la puerta totalmente decidida a poner en su lugar a la persona responsable, la abro y aquella persona era Ámbar. «Oh cielos... olvidé la tutoría».

—Hola —saludo con un vago gesto de mano.

—¡Hola! —me saluda sonriente.

—¿Qué haces aquí? —preguntó con confusión.

—Se te olvido... —menciona con un tono de molestia casi notable digo casi porque estaba intentaba disimularlo, pero no pasó por alto para mí.

—Sí... Pero pasa —admito haciéndome a un lado para dejarla ingresar en mi hogar.

«¿Qué pensaba? ¿Qué le rogaría por mi perdón? Es algo que yo no hago, fuera un milagro si eso sucediese». Pienso mientras cierro la puerta.

La guio hasta las escaleras de la segunda piso dirigiéndonos al salón de estudio de color tapiz amarillo claro, este salón posee mayormente una gran cantidad de estantes lleno con libros de todos los géneros tanto académicos como novelas hay un gran escritorio marrón en el centro que posee la computadora de la casa, también hay un sofá con una mesa redonda grande en una esquina alejado del escritorio hay una gran ventana que da vista a la calle del enfrente y además permite una gran iluminación para leer. Tomamos asiento en el sofá.

Empiezo por explicar los contenidos pasados que se habían dado estos últimos meses, pero esta chica no me entendía, lo cual me llevó a preguntarme... «¿En qué ha estado los últimos meses de clase esta chica?» pienso.

—Tu casa es enorme —menciona sin dejar de mirar maravillada a su alrededor.

—Gracias, diría que es acogedora —respondo intentando ser cortés, pero en el fondo no me importaba ni un comino.

—Pues... Ya me tengo que ir —informa con una sonrisa parándose del sofá.

—Está bien, te acompaño a la puerta —contesto levantándome. Salimos de la sala de estudio y bajamos las escaleras al primer piso dirigiéndonos a la puerta principal.

—Gracias por ayudarme, Emma —agradece dándome un abrazo que me tomó desprevenida, después de unos segundos le correspondo el gesto a medias.

—No importa —hablo separándome para abrirle la puerta.

—Adiós, nos vemos en la preparatoria —habla despidiéndose mientras sale por la puerta.

—Está bien, adiós —respondo cerrando la puerta. Para volver a sentarme solo que esta vez en el sillón del living, observo el techo «Aish... Que chica tan alegre, me fastidia tanto».

Inexpresiva | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora