『Epílogo』

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Cuatro años después...

He concluido mi tesis después de tanto esfuerzo en mi carrera en Medicina, estoy a tan solo unos días de la graduación para recibir al fin mi diploma y estar más cerca de iniciar mi residencia.

En este tiempo, Jaime y yo aún seguimos siendo mejores amigos, llevamos tres años de amistad recién cumplidos. Mis pesadillas a pesar de no ser tan recurrentes, siempre hay un momento en que vuelven a reaparecer.

La enfermedad que parezco, ya no me ha resurgido, no estoy completamente sana, pero he aprendido a controlarla. Después de estos años, no he podido olvidar a mi aún esposo, Max, pero no he sabido sobre él y no he querido investigar al respecto.

No he vuelto a mi país en todo este tiempo, porque la universidad y trabajos ocuparon todo mi tiempo, además de que en mi segundo año debía cubrir mis gastos universitarios, así que no he visto a mi mejor amiga, pero no hemos dejamos de escribirnos, y ella prometió venir a verme un día.

También he ido a terapia a causa de mis pesadillas y eso me ha ayudado mucho. A causa de eso, pude conocer a dos chicas, una llamada Johanna es muy amigable, y la otra se llama Claritza por lo que sé... ella tiene depresión.

En estos cuatro años que llevo en Londres solamente he hecho tres amigos, bastante triste...

Acabo de terminar mi sesión de terapia, y voy camino a visitar a Claritza, ella lleva años en este hospital. Recuerdo cuando conocí a Johanna... Al principio no me había agradado, pero después de conocernos mejor, me agrada.

Llego a la habitación donde está instalada Claritza.

—Hey... —hablé llamando su atención mientras toco la puerta abierta, ella me observa con sus ojos cafés claros que ahora tienen un brillo. —Hola, ¿Qué tal? —saludé con una sonrisa.

—Hola... —saluda cuando se acerca a abrazarme. —Que bueno que estés aquí, me sentía muy sola —admite bajando su tono de voz.

—Ya estoy aquí —respondo dándole un beso sobre su cabeza, y después me alejo.

Claritza es una chica de 14 años, es baja estatura, piel clara, tiene el cabello corto y ojos cafés claros.

—¿Estás bien? —interrogo mirándola fijamente.

—No... Siento el impulso de hacerlo, pero no lo hago —habla mientras mira sus muñecas y se las acaricia. —Ya no me corto —. Informa mirándome con una sonrisa.

—Eso me alegra —respondí con una sonrisa de oreja a oreja. —Eso merece una celebración.

—Vamos a buscar yogurt —propone Claritza acercándose a la puerta.

Asiento. —Claro, vamos —contesto agarrándola de la mano y vamos hacía la cafetería.

Caminamos por los extensos pasillos del hospital hasta llegar al final y encontrar una doble puerta donde sirven los alimentos, entramos y nos encontramos con la cocinera, Linda, sirviendo alimentos a otras personas.

—Hola linda —saludé estando frente a ella.

—Hola Emma —me saluda mirando con una sonrisa para después mirar a la joven adolescente. —Hola Claritza.

—Dános dos vasos de yogurt que vamos a celebrar —pedí amablemente. La señora me lo extiende junto con dos cucharas.

Cada una tomó el suyo y nos dirigimos a una mesa cercana para comer a gusto.

—Sabes que estoy muy feliz por ti —hablo con una sonrisa en los labios.

—Gracias... Pero no es para tanto, Emma —responde cabizbaja concentrada en su yogurt. Ella está siendo tan modesta.

Inexpresiva | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora