『Capítulo 16』

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—Eso está muy bien, ¿Y qué tengo que ver yo en eso? —pregunto mirándolo mal.

—Pues como te decía... me voy a casar contigo —habla lentamente lo miro con los ojos abiertos, después me pongo seria.

—Es una broma de mal gusto, ¿verdad? No me vengas que me voy a casar contigo, ¿¡Estás loco!? No, me niego, no quiero —contesto levantándome y caminando de un lado a otro.

—Por favor, siéntate y tranquilízate —habla levantándose para agarrarme por los hombros y sentarme nuevamente, él también se sienta.

—Pero... no me puedes obligar a casarme contigo —contesto mirándolo enojada.

—Pues... bueno te casarás y ya —manda firmemente para no ponerlo a discusión.

—Claro que no, ahora es que tengo diecisiete años, no pienso casarme a esta edad —objeto seria.

—Pues te casarás porque sí, y para tu información la boda es mañana —informa firmemente levantándose.

—No me jodas... —murmuro cuando él sale.

•••

Después de un rato que él se había ido yo me quedé perpleja... pensando, hablando sola, diciendo groserías o lo que sea que se me ocurriera, no sé.

«Ahora no sé qué es lo que voy a hacer, estoy abatida y siento cansancio, pero no deseo dormir porque me despertaré al día siguiente, el día de la boda y me casaré en contra de mi voluntad... ¡Y yo no quiero eso, no quiero nada de eso!» mi mente no deja de dar vueltas mientras estoy en la cama, además de que para completar tengo hambre eso es lo que me sustenta impidiéndome dormir.

Tengo muchísima hambre...

Justo en ese instante deteniendo mis pensamientos se abre la puerta de roble asomando a un castaño claro con una bandeja de plata con comida, Iván camina hacia mi extendiendo la bandeja.

—Hola, te traje la cena —informó sonriendo.

—¿En serio? No me di cuenta —respondo con un notorio sarcasmo.

Pone la bandeja en la cama y se sienta al lado mío, me levanto y él hace lo mismo. Me siento en la esquina de la cama, así que Iván toma la silla que Max estaba usando anteriormente y se sienta.

—Quiero decirte que lo siento mucho por lo de antes —contesta con una pequeña sonrisa.

—¿Y por qué te tendría que perdonar? —pregunto elevando una ceja.

—Porque te pedí disculpas —habla encogiéndose de hombros mirándome con una ironía.

—Con eso no me vengas —menciono, él no contesta.

Cojo la bandeja que tiene un plato de fruta que consiste en manzanas, plátanos, piñas, uvas, y otras frutas más que no puedo distinguir peladas y ordenadas tal como un platillo de restaurante, tomo el tenedor y comienzo a masticar.

Cuando estoy comiendo no puedo evitar mirarlo con detenimiento de arriba a abajo, noto que tiene un corte en la mejilla, un moretón en el cuello cerca del hombro y su labio inferior está roto, «¿Qué fue lo que le ha pasado a este muchacho?» pienso sin dejar de fijar la mirada en él.

—¿Por qué me miras así? —pregunta elevando una ceja.

—¿Qué te pasó? —pregunto mirando mi plato mientras tomo una rodaja de manzana y la mastico.

—¿De qué? —pregunta confundido.

«Qué grandísimo tonto». Pienso soltando un suspiro.

—¿Qué te pasó en la cara? —pregunto seria soltando el tenedor.

Inexpresiva | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora