『Capítulo 15』

52 47 0
                                    

Después de unos minutos ella se cansó de mi silencio y me rogó que la perdonara, yo como buena samaritana simplemente le contesté: —No, sólo púdrete Ámbar. Ojalá y te mueras pronto me harías un favor.

Pensaba decirle más cosas, pero se fue.

Luego escucho como golpean la puerta, me pregunto: ¿Para qué tocan la puerta? ¿Para que yo le diga 'pase'? En serio como quiera van a entrar no me debería pedir permiso porque si lo hace me marcho con Dios.

—Hola, te vine a traer comida —informa Max sonriente.

—Está bien, ponla ahí —señalo la mesa de noche.

Lo coloca donde lo mandé para después acercarse a mí, me aparto moviéndome al otro extremo de la cama, «¿Qué se cree? No confío en él, y tampoco pienso hacerlo».

Él se sube acercándose aún más, intento moverme, pero cuando menos lo espero pone su brazo me volteo mirándolo confundida... Él coloca su otro brazo del otro lado para evitar que huya. Aleja su mano derecha lentamente de la pared para acariciarme la mejilla, éste sonríe... ¿amistosamente?

—¿Por qué no me hablas? —pregunta, ríe al notar mi silencio por unos segundos. —¿Me tienes miedo o qué? Porque yo no como gente —menciona apartándose un poco.

No contesto y eso causa que se acerque demasiado a mí, demasiado a mis labios... Giré mi rostro, él mantiene distancia y tomé la oportunidad para usar mi pierna y patear en su entrepierna mientras Max se retorcía de dolor, yo me levanté corriendo hacia la puerta giro el picaporte y para mi suerte está abierta. Salgo corriendo de la habitación.

Corro por los pasillos de la casa hasta que visualizo una escalera, bajo corriendo con prisa, pero al hacerlo por descuido tropiezo con una chica y las dos nos caemos rodando hacia el suelo. Toco mi cabeza adolorida, observo a la chica y no lo puedo creer... Es exactamente igual que mi hermana Amy.

Parpadeo dos veces para ver si no estoy delirando por la caída, me arrastro hacía ella y sujeto su rostro para observar con más detenimiento.

«Se siente como ella» Pienso, suelto su rostro rápidamente, aterrada... Siento que mis ojos se humedecen, pero tengo que ser fuerte así que las reprimo, pongo mi expresión más molesta abofeteando su rostro que juro que se escuchó el impacto por todo el salón.

Ella acaricia su mejilla y me mira dolida abre sus labios para hablar. —¿Qué te hice para que me golpees?

—Me hiciste mucho, no te costaba morirte ¿verdad? ¡Estás viva! Qué buena hermana eres, pensé que cause tu muerte, pero no, te odio... —hablo molesta casi gritando. —¿¡Tú sabes cuántas veces lloré por ti!? Parece que no te importó que mi madre sufriera, eres una... No mereces ni que te insulte.

—Lo siento —susurra afligida.

—¿Lo siento...? ¿Lo sientes...? ¿Crees qur disculparte ahora mejorará todo? Eres increíble... no entiendo, ¿por qué? pero vete para al diablo, espero y te mueras de verdad —respondo herida y eso lo demuestro.

—Tenía que estar con mi verdadera familia —excusa cabizbaja.

—Tu verdadera familia es la que te cuida, la que te ayuda, esa gente no es tu familia por ti tengo un trauma, por ti —señalo su rostro con mi dedo índice, mis lágrimas no aguantan más y se deslizan por mis mejillas.

—¡Claro que es mi familia! Y no hables lo que no sabes —grita llorando igual que yo.

—Ya tú no eres mi familia tú solo me traicionaste, tú no lo sabes, pero después que te fuiste mi padrastro me violó, ¿y qué tal? Está libre —informo riendo sarcástica, pero eso no detiene mis lágrimas, me arden los ojos.

Inexpresiva | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora