『Capítulo 8』

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Subo a mi habitación para tirarme sobre la cama y mirar el techo fijamente, creo que me irá bien... porque hay que pensar positivamente, ¿verdad?

Suspiro frustrada levantarme de lo que dejará de llamarse «mi cama» para caminar hacia el baño y darme una ducha gélida. Cuando termino de ducharme y voy hacia el armario «mi armario, mi ex-armario», y tomo un pantalón largo rasgado de color negro y una blusa color blanco con rayas negras horizontales para vestirme y por último, suelto mi pelo.

Cogí mi mochila y veo la hora en mi reloj despertador: eran las siete y media, el tiempo se había pasado volando que no me percaté de ello, «se me hace tarde» pienso.

Coloco mi mochila sobre mi espalda y agarro mi celular para bajar las escaleras.

Al parecer mi madre se ha ido antes como de costumbre, pero eso me alivia porque seguiríamos discutiendo sobre que vaya a vivir a casa de mi progenitor, «Ese sujeto que te abandona y creé que puede regresar de la nada sin siquiera una llamada para llevarte a su casa y hacerse el buen padre». Él merece que apenas lo llame por su nombre, Dylan y sino le gusta que se acostumbre.

Termino de bajar las escaleras, tomo mis llaves y el dinero de la merienda, no es solo el escolar sino también para el almuerzo después de llegar de la preparatoria ya que mi madre no siempre cocina.

Estoy cerrando la puerta cuando recibo una llamada en mi celular.

Llamada entrante de Ámbar

>¡Hola! ¿Puedes pasar por mí?

<Hoy no quería usar mi auto, pero está bien pasó por ti —respondo escuchando un chillido como respuesta.

Llamada finalizada

Puedo decir que Ámbar se convertido en una gran parte de mi día a día menos los fines de semana porque no disfruto salir tanto como ella lo hace, pero si me propone ir al cine con gusto voy principalmente porque me gusta ver películas aunque no lo aparente.

Abro la puerta de la marquesina para entrar en mi auto, sacarlo de allí para cerrar la puerta y subir nuevamente. Pongo Alone de Alan Walker y empiezo a cantar algunas letras haciendo algunas pausas en mi transcurso camino a casa de Ámbar.

Cuando estoy frente a su casa, pauso la música para tocar el claxon de mi auto y esperar a que la castaña de mechas rubias salga de casa y entre en mi auto.

—¿Por qué te levantaste tan temprano? —pregunto elevando mi ceja derecha.

—Tenía que terminar de hacer unos trámites para la fiesta de graduación —responde Ámbar con una gran sonrisa.

—¿Emocionada? —pregunto irónica quitándole el seguro al auto para avanzar.

—Pues claro... Además de que va a ser tu primer baile —responde sin dejar de sonreír una sola vez.

—¿Y quién te dijo que iba a ir? —pregunto riendo con carcajadas disimuladas.

—Al fin te ríes —menciona con una sonrisa provocando que la mía desaparezca.

—Fue que me dio gracia lo que dijiste —excuso sin dejar de mirar al frente. —Además, sabes que no es mi primer baile.

—Pues, lo sé ¿Y cómo dormiste? —pregunta usando un tono de preocupación.

—Pues bien, normal tu sabes bien que no puedo dormir mucho —contesto rígida para indicar que no quiero seguir hablando.

Ámbar sabe de mi pasado... sabe que fui violada cuando tenía catorce años de edad, ella lo descubrió un día que tuvimos una pijamada en su casa y me desperté gritando aterrada por una pesadilla, Ámbar se despertó e intentó calmarme al notar que no quería hablar de ello, pero después de unos segundos, lo pensé y decidí contárselo ella se mostró sorprendida, pero fue compasiva y prometió no contárselo a nadie.

Y eso espero... porque no la veo como una persona soplona que contaría asuntos ajenos de su vida.

Estaciono mi auto en el estacionamiento para estudiantes y nos bajamos del vehículo para caminar a nuestros casilleros.

—¿Qué te toca primero? —pregunto después de abrir mi casillero y haber sacado mi libro de Biología.

—Primero iré al club de diseño para ver qué han planeado —responde Ámbar terminando de cerrar su casillero.

—Está bien, hablamos después —hablo para darme media vuelta y caminar a mi primera clase, Biología.

—¡Antes de irte! —me detengo en seco. —Puedes decirme un tema para el baile —exige esperanzada.

—¿Qué tal... Sobre muertos, bajo el mar o un tema frutal? —opino volteando por completo, Ámbar me observa con una expresión pensativa.

—Escogeré bajo el mar —informa después de segundos de haberlo pensado. —Gracias Emma... Nos vemos después, adiós —habla despidiéndose agitando la mano mientras camina de espaldas, yo me volteo un instante y sigo caminando.

•••

Las horas de clases se pasaron ferozmente, pero Ámbar tuvo que quedarse en el instituto planeando la mitad de todo el evento, y yo me fui sin ella, ya que hoy tendría mi primera clase de boxeo.

Después de varios minutos de camino en el auto por medio de un atajo para evitar quedarme atascada en el trafico llego a casa para cambiarme de ropa, llenar un termo con agua y tener a mano una toalla no pensaba ir sin preparación.

Después de entrar mi auto en la marquesina, abro la puerta principal y subo a mi cuarto.

Inexpresiva | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora