Durante tres largos meses fuimos observados muy de cerca en todas nuestras misiones. Al principio, mandaban a maestros de forma intermitente a ayudarnos en las misiones individuales que teníamos con nuestros aprendices. Barrani notó en una de ellas el interés del maestro Windu en las decisiones que yo tomaba.
Los últimos meses Obi Wan y yo tuvimos cinco misiones conjuntas, y en todas fuimos acompañados por algún maestro, excepto en la última. En esa misión el maestro Yoda, quien nos acompañaba, aguardó en la granja en la que nos hospedábamos durante la misión. Solo nos preguntaba al final del día qué habíamos hecho, sin pedir demasiados detalles, aunque nosotros se los dábamos igual.
Durante las misiones, tuvimos algunos problemas. Creo que los maestros eligieron misiones peligrosas para ponernos verdaderamente a prueba.
En nuestra misión con el maestro Windu en Rodia, tuvimos un gran enfrentamiento con un clan de bandidos armados, estando nosotros desarmados. En un cuerpo a cuerpo, un rodiano empujó a Obi Wan y éste quedó colgando de un precipicio. Corrí hacia él serena, sin sentir miedo, y lo ayudé a subir antes de que cayese, como habría hecho con Windu si la situación se hubiese dado. Lo había conseguido: estaba apegada a él, pero mis sentimientos no nublaron mi forma de actuar.
Lo vi más claro en la siguiente misión, con el maestro Yarael Poof. Unos esclavistas habían secuestrado a los jefes de una tribu y los habían llevado a su nave. Mientras el maestro Poof creaba una distracción, Obi Wan y yo liberaríamos a los jefes. Sin embargo, por el camino encontramos a algunos guardas armados con látigos y electrovaras. Fue entonces cuando, rápidamente, tuvimos que tomar una decisión. Obi Wan se enfrentó a los guardas mientras yo liberaba a los jefes. Tuve que deshacerme de mi preocupación por él para poder actuar de forma correcta, luchando contra mi impulso de ir a auxiliarle cuando le escuchaba gritar, lo cual cada vez se me hacía más fácil.
Obi Wan fue fuertemente tentado en la misión en Corellia. La maestra Depa Billaba, Obi Wan y yo fuimos drogados y secuestrados, y al despertar descubrimos que lo habían separado de nosotras. Mantuvimos la calma, hasta que dos días después apareció Obi Wan esposado. No había nadie en la sala, hasta que apareció un científico que hizo unos ajustes en el panel de nuestra celda. Al poco tiempo, la celda comenzó a hacerse cada vez más pequeña. Y no solo eso: los barrotes estaban electrificados. La maestra Billaba y yo no pudimos evitar tocarlos, y gritamos agónicamente. La descarga eléctrica de los barrotes era increíblemente alta, y no sabíamos cuánto más podríamos soportar. Obi Wan no perdió los estribos, aunque por supuesto se preocupe. Ese era el objetivo: que la preocupación no fuese un impedimento para actuar ni una tentación para dejarnos llevar por el lado oscuro de la Fuerza.
Finalmente, el Consejo nos convocó en una reunión al atardecer en Coruscant. Entramos en la sala del Alto Consejo Jedi con nervios, aunque fuimos capaces de mantenerlos a raya. Si no habíamos cumplido con sus expectativas, tendríamos que abandonar el templo.
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TEIPO • Libro 1 [Obi Wan Kenobi]
FanfictionPara todos aquellos cansados de encontrar novelas del universo de Star Wars infantiles y superficiales, ofrezco un paseo por la era de la República de la mano de Dula Bakk, una excazarrecompensas de una especie extinta que indaga en la historia ocul...