Teipo (prólogo)

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La mayoría me considera afortunada, pero en realidad es una mierda. Una mierda enorme.

La primera razón por la que soy una 'afortunada' es porque "tendrías que estar agradecida de haber podido sobrevivir", pero la realidad es que nadie quiere ser superviviente.

La segunda razón por la que soy una 'afortunada' es porque soy 'inmortal', pero nadie sabe lo terrible que es. Además, si fuese totalmente inmortal, mi especie seguiría viva.

Mi especie vivía en una pequeña región del planeta Tailuös. Los teipos, mi especie, eran pacíficos. Vivían juntos no por gusto, sino porque sabían que era lo mejor. Una vida tan larga como la que tenía mi especie era difícil de llevar en una sociedad mortal y pasajera.

Sin embargo, teníamos grandes enemigos. Siempre se ha visto a lo largo de la historia que los que tienen complejo de inferioridad terminan destruyendo lo que les supera para sentirse en paz. Y para las ciudades vecinas a la nuestra, nosotros éramos superiores, y por lo tanto, una amenaza.

Los teipos cayeron en una noche. Nuestra falsa inmortalidad tenía base en que podíamos curarnos sin necesidad de ningún cuidado, regenerar nuestros tejidos y sanar nuestras heridas, incluso dejábamos de crecer al alcanzar los 30 años, y siempre nos manteníamos ágiles. Pero si alguien mataba a un teipo sin darle oportunidad de curarse, el teipo moría. Y así fue como pasó.

Mi marido y yo salimos corriendo, pero él no fue capaz de correr lo suficientemente rápido. Sus últimas palabras fueron una orden de que me marchase y alejase de aquel planeta. Así que corrí y corrí en un mar de lágrimas, y conseguí escapar. A la mañana siguiente informaron en el noticiero de la caída de mi especie.

Se expandió la noticia por toda la galaxia, y aquel acontecimiento fue reconocido como una atrocidad. Habían extinguido a una de las especies más maravillosas que existían, no quedaba nadie.

Sólo estaba yo, deambulando sin rumbo. No tenía que esconderme, en mi planeta todos eran seres muy primitivos que apenas sabían qué era una lanzadera, por lo que nunca más tuve que huir. Pero eso solo me hizo sentirme más sola.

Me pasé diez años intentando reconstruir mi vida, de un sistema a otro, buscando un nuevo hogar, pero solo encontré maldad. En cierta ocasión llegué a gestionar un restaurante en Coruscant, pero la atracaron varias veces y quebramos.

Cierto día, decidí que había pasado el suficiente tiempo de mi vida intentando hacer las cosas bien, y mi vida dio un cambio radical.

Conseguí un blaster en una tienda de contrabando y comencé a hacer pequeños trabajos hasta que conseguí el suficiente dinero para poder ir por libre. Todo esto me condujo a un planeta llamado Malguir.

Me había comprado una nave barata y me fui allí para buscar nuevos objetivos. Era un planeta sin apenas población: el sitio perfecto para el contrabando y otros crímenes.

Pero fui sorprendida por dos hombres que vi a lo lejos, en medio de una extensa pradera.

TEIPO • Libro 1 [Obi Wan Kenobi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora