Cheryl POVToni recién bañada y vestida con un traje de tres piezas sobre una camisa blanca impecable, me llevo por la puerta trasera de su casa, pasando por un camino hacia una casa aún más grande.
Caminamos en completo silencio, pero mientras nos acercábamos a la puerta, me ordeno en voz baja:
—No hables.
Acomodando el suéter de cachemira que me presto, asentí, permitiéndole llevarme de la mano por un vestíbulo idéntico al suyo ya a la derecha, hacia un enorme comedor. Había una bandeja con fruta en el centro de la mesa con un jarrón decorativo a cada lado. Había un hombre sentado a la mesa leyendo el periódico, un tobillo apoyado sobre si rodilla.
También llevaba traje, pero a diferencia del de Toni, tenía aspecto intimidante. Lo reconocí de inmediato. A este hombre le había robado la billetera anoche. Era el hermano de Toni.
—Jughead dijo Toni a modo de saludo mientras entrábamos en el cuarto.
Intente quitar mi mano de la suya, pero la sostuvo con firmeza. Tire un par de veces más y finalmente, por compromiso, apoyo mi mano en su caso. El hombre Jughead, no levantó la vista del periódico.
—Buenos días.— Levantó su taza de café y bebió. Aún leyendo, su ceño se frunció. —¿Adonde desapareciste anoche? ¿Y donde encontraste mi billetera? No me di cuenta de que la había perdido hasta que Betty me la devolvió anoche.
—No la perdiste —respondió Toni —Cheryl la robo.
Y mi corazón se detuvo
¿Qué mierda, Toni?
Oh Dios. Estaba en problemas.—¿Y quien mierda es Cheryl? —murmuró Jughead mientras levantaba el rostro. Al verme, me observo de arriba abajo antes de volverse hacia Toni —¿Hay algún motivo por el cual estemos discutiendo esto frente a... quien sea que sea ella? Toni aclaró:
—Está es Cheryl.
Mis palmas comenzaron a sudar. Casi me desmayé en ese instante, pero clave mis uñas en el brazo de Toni para estabilizarme.
—Ah ya veo. —Jughead volvió a beber de su café antes de mirarme—. Siéntate por favor.
Su "por favor" no sonó como un pedido, sino como una orden, pero aún así, hablo suavemente. Mi estómago se sintió chistoso de repente. Miré a Toni con ojos como platos y susurré:
—¿Es una trampa?
Mirándome, palmeó la mano en su codo, sacó una silla y me ayudó a sentarme.
—Relájate. Solo estamos charlando.
Jughead dobló el periódico y lo apoyó en la mesa frente a el.
—Entonces, Cheryl, ¿Robar billeteras es un hábito tuyo?
—No —respondí suavemente por el dolor de garganta.
Entonces Toni hablo.
—Tenias setecientos dólares en tu billetera.
Jughead miro a su hermana.
—Soy consiente de eso.
Toni se estiró hacia la bandeja de fruta, Toni con cuidado un puñado de uvas, y se metió una en la boca. Masticando, gesticulo hacia mi.
—Solo tomó cien. —se metió otra uva a la boca—. El resto lo dejo.
Jughead alzó las cejas de forma similar a cómo había visto hacerlo a Toni. Me miro con dureza.