Cheryl POVA la mañana siguiente cuando Toni despertó, me encontré despertándome al mismo tiempo.
Estaba harta de pasar mis días en la cama. Tenía que haber mejores cosas que hacer que dormir todo el día, de todos modos. Pero si lo había, todavía tenía que encontrar una actividad tan disfrutable que superara al suelo. Con la puerta de la habitación abierta, asumí que Toni ya había salido del dormitorio. Bostecé, deslizándome fuera de la cama caminando hacia el baño para lavar mi rostro y cepillar mis dientes. Justo mientras abría la puerta, la ducha estaba abierta y me puse rígida ante la vista de la espalda desnuda de Toni.
Su fuerte espalda, y fuertes piernas. Oh, Jesús. Mis pechos se apretaron y mi estómago se hundió con violencia. De repente, completamente despierta, me aferre a la manija de la puerta hasta que mis nudillos se pusieron blancos y parpadeé ante la visión celestial. Debió haber sentido mis ojos en ella, porque de espaldas a mi, giró la cabeza, atrapando mis ojos debajo de su cintura.
Mierda. Estaba atrapada, con los ojos tan abiertos como platos y la boca boquiabierta. Levante mi rostro para mirar el suyo. Me acorde de Nick. Me recordé siendo íntima con Nick. Podía describirte cada aspecto de su cuerpo con detalle. Pero la visión del cuerpo desnudo de Toni me tenía olvidando a cual sea su nombre en segundo plano.
Su espalda se onduló, y quería frotar esos desnudos hombros. Quería pasar mis manos sobre toda ella, tener el privilegio de tocar cualquier lugar que me dejaría. El punto sensible entre mis pulsó ligeramente. Ella me vio observándola, y su ceja se elevó lentamente en pregunta. Trague saliva y mi lengua se sentía como si estuviera hecha de arena. Mi cuerpo estaba caliente por todas partes. Susurré:
—Solo quería cepillarme los dientes.
Con sus ojos en mi, se quedó en silencio por un momento.
—Está bien. —Arrastró las palabras mientras se metía en la ducha, el vapor fluyendo alrededor de nosotras.
El vidrio esmerilado rodeando la ducha no hizo nada para mantener mi imaginación controlada. Toni era un borrón, pero en mi mente, podía ver cada borde fuerte y poderoso de su cuerpo como si el vidrio ni siquiera estuviera allí. Y que visión era. Impresionante, fantasía como era. Parte de mí quería abrir la puerta de la ducha y espiar dentro para mirar hasta saciarme. Me pregunté qué reacción tendría Toni a eso. ¿Se ofendería o se sentiría halagada? ¿Su cuerpo respondería a las miradas descaradas de apreciación? Poniendo mi mano donde más la necesitaba, apreté mis piernas juntas, desesperada por encontrar alivio de la pulsación sorda. Todo lo que realmente conseguí fue endurecer mis pezones. Cerré los ojos, mordiéndome el interior del labio, saboreando la cálida corriente apoderándose de mi cuerpo. Tal vez me tiraría bajo el chorro, tomaría mi boca en un beso profundo y salvaje; y me tomaría contra la pared fría de la ducha. Si, claro. Quite la mano de entre mis piernas, caminado hacia el espejo del baño. Rodando los ojos ante el loco pensamiento, limpie el cristal apoco y miré fijamente mi reflejo sonrojado. Era obvio que nunca descubriría que reacción habría tenido Toni. No era tan aventurera. Ella probablemente me pediría que me marchara de manera cortes y aburrida que solo Toni podía sacar, dejándome humillada. Ya había tenido suficiente humillación para toda una vida. Este era mi momento de brillar, y si quería compañía, tendría que buscarla en otra parte.
Mi corazón punzo dolorosamente. Se estaba volviendo cada vez más claro que sentía algo por Toni. Pase los últimos días tratando de negar ese hecho, pero ya no podía mentirme. ¿Por qué más los celos tendrían a mi vientre retorciéndose en nudos cuando Betty estaba alrededor, tocando a Toni y presionándose contra ella? Lo repasé en mi mente. Me dije qué tal vez si Jughead fuera la persona que me había ayudado, me sentiría de la misma manera hacia él como lo hago por Toni.