Cheryl POVMi cabeza estaba descansando en el pecho de Toni, y escuchaba el latido de su corazón. Eran casi las cuatro de la mañana cuando susurré:
—Háblame sobre Peaches.
La mano de Toni entrelazada con la mía sobre su pecho, se puso tensa. El pulgar que acariciaba mi mano se quedó quieta.
—No me gusta hablar sobre ella.
Sabía eso. Había visto como reaccionaba cuando mencionaban su nombre, pero esto era importante para mí. Tenía que decírselo de una manera que ella pudiera entenderlo.
—Estoy por aquí, TT. Voy a conocerla algún día. Es tu deber, como mi mujer, informarme a qué me enfrento. —deje que eso hiciera efecto—. Te amo. Amo a Lidiya. Ahora soy parte de tu vida y se que es difícil para ti, pero dame algo, cariño, lo que sea.
Se quedó callado un largo rato, pero escuché que incrementaba el latido de su corazón. Dejó salir un suspiro largo.
—Ella era muy hermosa.
Auch. No era un muy buen inicio. Continuó.
—Era intocable. Todo el mundo sabía que los Alkaev estaban fuera de los límites hasta que llegara el momento en que su padre escogiera con quien debería casarse. Así que cuando Peaches se acercó a mi, fui cautelosa. Nos hicimos algo así como amigas. Me gustaba escucharla hablar. Pasó un mes y ella me beso. Le dije que no estaba buscando una relación; me dijo que ella tampoco y que lo que hiciéramos juntas se quedaría en privado, así que su padre no lo sabría.
Nada demasiado sórdido hasta ahora. Seguí escuchando.
—Imagínate mi sorpresa cuando llegamos a la habitación y descubrí que Peaches estaba familiarizada con el sexo. Me aturdió. Ella sabía cosas que ni siquiera yo conocía. Debería haber sido una señal de que algo estaba mal, pero me dije que Peaches era mi amiga. Tuvimos sexo varías veces durante tres meses, siempre usando protección. —Sonaba abatida—. Ella insistía con la protección. Nunca pensé que estuviéramos en riesgo. Nunca pensé que ella sería de las que se pondría a manipular condones.
Un pequeño jadeo salió de mi.
—¿Estas diciendo que te engaño para dejarla embarazada?
—Si y no —dijo calladamente—. Su padre forzó la situación. Lo había planeado todo desde el principio. Todo salió a la luz después de que se confirmara el embarazo. Su familia entera se encontró con Jughead, Verónica y conmigo en la casa dd Jughead. Su padre, el bastardo presumido, me dijo que debía casarme con Peaches e ir a trabajar con el, con su firma, Zakon.
Sacudió su cabeza.
—No me conocía lo suficientemente bien como para adivinar que mi respuesta iba a ser que no. Peaches estaba totalmente sorprendida. Me dijo que nunca se casaría con una retardada como yo de todas maneras.
Un jadeo más fuerte se escapó de mi.
—¡No lo dijo! —gruñí—. ¡La muy perra!
Beso mi frente.
—Lo dijo, pero no creo que lo dijera en serio. Solo fue después del que descubrió que no quería casarme con ella se volvió desagradable. Creo que esperaba que tuviéramos a Lidiya, la criáramos juntas, y quedáramos como amigas. Cuando le dije a Peaches que quería al bebé pero no el matrimonio, su padre paso al plan B. Nos dijo que Peaches tendría que terminar con el embarazo si se quedaba sin esposa. Les dije que harían eso sobre mi cadáver.
Resoplo fuerte.
—Les pague mucho dinero para evitar que Peaches se hiciera un aborto. Se mudó aquí, contraté a Mirella para que la cuidara, y para asegurarme de que no maltratara al bebé. Mientras siguió entrando dinero, el padre de Peaches, Igor, estaba feliz con la situación.
—¿Por qué? —le pregunté—. ¿Por qué te quería en su firma? ¿No sabía que te habías negado a ser parte de la firma de tu propio padre?
Asintió.
—Si, lo sabía. Igor Alkaev era parte de Chaos. Trabajaba como subordinado de mi padre. Sabía demasiado bien que no me uniría. Intento forzarme porque sabía lo mucho que a mi familia le había beneficiado que yo conociera la bolsa de valores como la palma de mi mano.
Mis cejas se alzaron.
—¿Tienes acciones? —luego se fruncieron—. Espera. ¿Como de rica eres?
Su cuerpo se sacudió en silencio.
—Lo suficientemente rica para proveer a mi hija. Ella nunca va a necesitar nada más.
—Está bien, entonces él te quería porque estaban pasándolo mal para conseguir dinero.
Se encogió de hombros.
—Por lo que se estaban extremadamente bien.
Bastardos.
—Solo eran codiciosos, entonces.
—Si eso me temo. Es como los ricos que se quedan ricos, Cereza. Algunas personas estaban podridas hasta las entrañas.
—¿Y ahora?
—Les pagó dinero que no necesitan, e Peaches no desaparece con mi hija. —Su voz salió en un gruñido—. Esto me enfada. Se mudó a otro estado solo para fastidiarme. Solo para hacer las cosas difíciles, para que así no pudiera ver a mi Lidi.
Hablo en voz baja:
—La odio.
No la culpaba. Tenía razón en odiarla. La historia de que era una chica victima de los numeritos crueles de su padre no me lo creía. Ella seguía con ello sabiendo muy bien lo que estaba haciendo. Peaches Alkaev era una cabrona.
—La extraño —le dije, dándome cuenta de que no estaba siendo de ayuda— Extraño a Lidiya.
Toni no dijo nada, solo pasó su cálida mano arriba y abajo por mi brazo.
—Debería estar en casa, TT. Pertenece aquí.
Pellizco ligeramente mi mentón, forzándome a mirarla a los ojos.
—¿Confías en mi?
—Si —susurré inmediatamente, porque confiaba en ella.
Plantó un suave beso sobre mis labios, hablando contra ellos.
—Entonces confía.
Sus palabras hicieron que me estremeciera. Sonaba como si tuviera un plan.
Sonaba como una promesa.