Cheryl POVVero y Jughead nos recibieron en la puerta, esperando obtener algo de amor de Lidiya, pero tristemente, se había dormido en el coche.
Mirella la llevó a su habitación para que durmiera en paz, y Jughead abrazó a su hermana, dándole unas palmadas en la espalda con fuerza.
—¿Todo bien?
Toni suspiró
—Si. Creo que si.
Vero preguntó suavemente:
—¿Que pasó?
Toni me miro antes de volverse hacia sus hermanos.
—Peaches se tragó un puñado de pastillas. —resopló—. Dejo una nota diciendo que lo sentía.
Vero jadeó suavemente y el ceño de Jughead se frunció.
—¿Se suicido?
Toni asintió
—Si la policía no está tratando su muerte como sospechosa, así que supongo que si, lo hizo.
Jughead puso manos a la cuestión principal.
—¿Y Lidiya?
Toni suspiró con cansancio.
—Ella estará en casa para siempre.
Vero sonrió con pesar.
—Sabía que la querías en casa, pero estoy segura que no querías que viniera a casa de esta forma. —envolvió sus brazos alrededor de la cintura de Toni—. Lo siento, Tini.
Ella le dio un ligero apretón.
—Gracias.
Cuando Vero la soltó, Jughead le apretó el hombro.
—Te tenemos. Si necesitas algo, nos lo dejas saber.
Con su amable oferta, se fueron y tomando a Toni de la mano, la lleve arriba a nuestra habitación, cerrando la puerta detrás de nosotros. Lleve a Toni hacia la cama y ella tomó la indirecta, acostándose. Me acurruqué a su lado y esperé. Me acarició durante un rato antes de que susurrara:
—Creí que la había matado.
Bese su pecho y hable me voz baja:
—No lo hiciste cariño.
—Lo se —soltó una respiración inestable—, pero creí haberlo hecho.
No respondí. Se había torturado a sí misma lo suficiente durante las pasadas 24 horas. Le estaba persiguiendo la idea de que podría haber sido ella la causa de la muerte de Peaches. Necesitaba tiempo para afrontar el hecho de que no había hecho nada. Y yo estaría ahí, incluso en silencio, si eso era lo que necesitaba.
***
Paso una semana con bastante rapidez. Bajo las circunstancias imprevistas, Jughead decidió cerrar el club hasta el próximo jueves y re-abrir el próximo viernes, dándonos a todos tiempo con nuestra pequeña oso Lidi.
Se había adaptado bien, si las risitas chillonas eran algo con lo que medirlo. Todos luchábamos por su atención, pero el lugar en el que parecía más cómodo era en los brazos de Toni. El cambio en Toni era increíble. Sonreía mas, reía mas, y ni siquiera solo a Lidiya, a todo el mundo. Mi dulce amor estaba tratando de ser la madre que Lidiya merecía, pero Toni era Toni. Ella era especial a su manera, y un día, yo sabia que Lidiya la vería por la mujer que era.
Ramos de flores comenzaron a llegar a casa. Le siguieron cartas de condolencias. Igor Alkaev le pidió educadamente a Toni que asistiera al funeral de Peaches, pero Toni declinó la oferta respetuosamente. Le dijo al hombre: