Cheryl POVTengo que tomarme la semana libre en el trabajo (ordenes del doctor) pero paso cada momento despierta con Mirella y Lidiya, aprendiendo tanto como puedo acerca de los gustos y disgustos de la pequeña niña.
Resulta que Lidiya ama solo a una de sus muñecas. Estaba extremadamente apegada a una Cabbage Patch Kid llamada Ivy Gail. No tenía ni idea. Pensaba que le gustaban todas las Cabbage Patch Kid de cualquier forma, figura o manera. Así que durante la semana, cuando Vero y yo fuimos a la plaza, le compré a Lidiya una Cabbage Patch Kid llamada Annabel Cherish, con algo del dinero de mis propinas. Elegí esta porque lucía un poco como un querubín gordito. También compre un pequeño carrito de muñeca para que Lidi pudiera pasear a su nueva amiga. Cuando la llevamos a casa, se la mostré a Mirella quien, haciendo una mueca, me dijo que aunque era muy dulce de mi parte, Lidiya muy probablemente no la querría y que ella era muy especial. Estaba ligeramente devastada. Y me deprimí. ¿Por qué no le gustaba mi maldita muñeca? La compre solo para ella. ¡Le gustaría mi maldita muñeca! Me gaste 600 dólares en esta muñeca anormal y su maldito carro. Cuando Lidiya despertó de su siesta, le di la muñeca, y me escabullí debajo de las mantas y fui rudamente interrumpida de mi berrinche cuando Mirella me llamo. Bajando las cobijas de mi cara, grite:
—¿Si?
Podía escucharla reír.
—Lidiya está preguntando por ti.
Mis pies se arrastraron hasta abajo, pero cuando entre a la sala, mi actitud cambió. Lidiya estaba sentada en medio del suelo con Annabel Cherish, abrazándola a su lado y murmurando:
—Eala, juga. Mia. —entonces me vio y sonrió—. Eala. Mira.
Se levantó y se apresuró hacia mí en sus pequeñas piernas, mostrándome su nueva muñeca. Sonrió de oreja a oreja.
—¿Te gusta? —Alza la muñeca hacia mí y le doy un pequeño apretón—. Su nombre es Annabel Cherish.
Lidiya tomó la muñeca, abrazándola por el cuello.
—Eala.
Niego con la cabeza.
—No angelito —la corrijo—, Annabel.
—No puedo creerlo. Ha tenido otras Cabbage Patch, pero nunca las toma. Solo a Ivy.
Le sonreí a la mujer.
—Ahora tiene a Annabel.
Mirella negó con la cabeza ligeramente.
—No —observa—. Ahora tiene a Cheryl.
Y así es como llego a ser la pequeña Cheryl. Toni bajaba ocasionalmente y desconsideradamente interrumpía mi tiempo con su hija, frecuentemente colándose en el almuerzo o comiendo con nosotras. Un hombre agradable con cicatrices de viruela en la cara a quien los chico llamaban Curdle vino cada día a revisarme. Cuando le pregunté si era doctor, todos parecieron evitar la pregunta. El me dijo que no parecía que hubiera ninguna secuela como resultado de la droga. Estaba feliz de escuchar eso, no es que estuviera preocupada. Tomé a Toni de la mano lastimada y la senté, abrigando a Curdle a revisar su dedo. Toni trato de discutir, pero no estaba escuchándola. Todos parecieron aturdidos de que Toni permitiera que el hombre la revisara, incluyendo Jughead. Pero se sentó en silencio con mi mano en su hombro y dejó al doctor limpiar y poner cinta en sus dedos heridos, dejándome satisfecha.
Pedí un momento en privado con el doctor, y reticentemente, Toni me vio acompañarlo así coche. Tan pronto como estuvimos lejos de oído, me aclaré la garganta.
—Quiero agradecerle por revisarme esa noche.
El sonrió ligeramente.
—No fue nada. Pero tengo la sensación de que no me trajiste aquí afuera para agradecérmelo.