Cheryl POVUn hermano, TT —susurré mientras quitaba mi vestido—. Un hermano —De pie en medio de nuestra habitación, usando bragas un sujetador sin tirantes, no podía ocultar mi alegría—. Tengo un hermano.
Toni salió del armario, usando nada más que sus bóxers y top deportivo.
—Hermanos no son siempre buena cosa.
Solté un bufido, a sabiendas que estaba hablando de la experiencia con su propio hermano. Se detuvo, mirando descaradamente a mi cuerpo casi desnudo. Estaba demasiado contenta sobre el descubrimiento de mi hermano perdido para notarlo.
—Hace una hora, estaba sola en el mundo.
—Me tenias hace una hora —corto Toni, sonando un tanto contrariada.
Dios, era dulce. Me estaba matando con la dulzura. No podía negarlo, aunque quisiera. Estaba tan enamorada de Toni Topaz. Camine hacia ella ya agarre sus manos.
—Lo se, cariño. Y me encanta eso. Pero... —Me encogí de hombros—. Esta es familia. Tengo familia.
Me di cuenta de que no estaba segura de como reaccionar con esta noticia. Le dije:
—Estoy emocionada. ¿Podemos ir a ver a Hiram juntas, por favor? —Necesitaba que Toni supiera que mis planes la incluían—. No iré si no vienes conmigo. —Apreté su mano—. Eres importante para mi, TT. Quiero compartir esto contigo. Solo contigo.
Exhalo a través de su nariz.
—Por supuesto que iré contigo. —Llevo mi mano hasta su boca y presiono un suave beso. Sonreí.
—Así que, estamos saliendo, ¿verdad?
Asintió.
—Si, creo que si.
—¿Y puedo decir que eres mi novia?
Una sonrisa tonta se extendió a través de mi rostro.
—Si.
—¿Y ya no tengo que llevar pijama a la cama —pregunté inocentemente.
Se quedó inmóvil, fingiendo desinterés.
—No, si no quieres.
Suspiré con alivio.
—Gracias a Dios.
Me acerqué a la cómoda, saqué una camiseta roja, la deslicé por mi cabeza, y me quité el sujetador, tirando de él a través de la manga.
—Ugh. Libertad.
Toni cerró la puerta con llave la puerta de la habitación y nos metimos en la cama, dejando la lámpara de mi lado de la cama encendida. Me giré hacia ella, apoyando la cabeza en mi mano.
—¿Como está tu cabeza?
Se sentó en la cama, su espalda contra la cabecera.
—Mejor. El masaje alivio un poco. Gracias.
—Mi madre solía hacerme eso cada vez que tenia dolor de cabeza. Siempre funcionó.
Sonreí, moviéndome para arrodillarme en la cama, acomodándome cerca de ella.
—Y ahora que estás mejor... —Levante la pierna y maniobrando, me senté a horcajadas sobre sus muslos. Sus manos agarraron mis caderas con fuerza—. Me gustaría otra dosis de ese primer beso, si quieres —solicite, mis manos descansando sobre sus hombros mientras baje mi rostro hacia el suyo.
Beso mi sonrisa hasta que me desvanecí y todo lo que quedó era hambre cruda. Gemí bajo en mi garganta cuando sus manos en mis caderas me convencieron para que me sentara sobre su gruesa erección. Sus labios carnosos calmaban la quemadura con besos que sacudieron los cimientos de mi mundo. Inconsistentemente, mis caderas comenzaron una danza por su cuenta, moliendo mi sexo cubierto por las bragas sobre su rígida longitud. Gimió en mi boca, jadeé en la suya. No pasó mucho tiempo antes de que usara mis manos para guiarme en un ritmo lento que tenía hechas a mis bragas un nudo. Quería jugar. Susurré en su boca.