"No sé cómo acabé aquí, ni en qué momento abrí los ojos y me vi envuelta en este problema. No sé cómo terminé con Zorelix en brazos, lleno de sangre, y unos lobos persiguiéndonos por el bosque, embriagados por su olor. Sus aullidos lastimeros estaban haciendo que mis ojos se llenaran de lágrimas. En esos momentos me sentía la peor persona del mundo; quería desaparecer, irme de aquí.
—Venga, Zorelix, aguanta —dije con una sonrisa triste. Sus ojos azulados me miraron con cierta ternura, y como pudo, con la poca energía que le quedaba, empezó a lamerme la mano, haciendo que llorara con fuerza.
—Confío en ti —dijo, y en esos momentos solo quería matar a todos los que estaban alrededor, quería ser fuerte, coger y enfrentarme a la manada, pero la realidad era muy diferente a la que me estaba imaginando.
No sé cómo acabé aquí, ni en qué momento pasó, lo único que sabía era que estábamos perdidos, y la única que podía hacer algo era yo, y por desgracia no sabía cómo hacerlo."
Diez horas antes:
Me quedé mirando el techo, contando las estrellas que estaban pegadas. Seguramente, las había puesto Anna. Aquel detalle le daba un aire más informal y menos serio. La habitación contaba con lo básico: dos camas, dos mesillas, dos escritorios y una gran ventana que daba al exterior, donde había una especie de sillón sin respaldo. Ese sitio era el favorito de Anna, por lo que había visto.
Pasaba las horas leyendo en ese lugar, en silencio, con una sonrisa afable y la luna que le daba de lleno en el rostro, haciendo que se viera más angelical. Era una imagen bastante hermosa, pues representaba lo mágica que era.
—¿Tenemos que ir a clase? ¡¿¿Por la noche??
Me había dicho Anna que las clases en Alderic eran por la noche. Me había comentado que era porque había seres que no le podían dar la luz del sol. Pero lo veía injusto, pues solo era un reducido grupo de seres; podrían haber hecho las clases en diferentes horarios. No me veía adaptándome a ese horario tan desalmado.
Esa idea me parecía injusta para los demás seres y para mí, que sí necesitábamos el sol para vivir. Hacía que me dieran más y más ganas de irme de este sitio; cada vez me parecía más sombrío y oscuro, me daba más pavor estar aquí. Podía jurar que, por la noche, había sombras pululando por el exterior. Esbozaban sonrisas escalofriantes y me hacían sentir incómoda y alerta, impidiendo que pudiera tener un sueño afable.
—Sí, sé que debe ser un cambio brusco, pero después te acostumbras. —¿Tú te has acostumbrado? —pregunté con curiosidad, incorporándome en la cama. —Sí... supongo... no suelo dormir mucho por la noche —aquellas palabras me pillaron desprevenida. Le miré ceñuda.
Sus ojos grisáceos se oscurecieron, mirando hacia otra dirección. En esos momentos era como si un mal recuerdo apareciera en su mente. Su expresión cambió totalmente; en esos momentos estaba viendo una versión más cansada de ella. Más decaída, como si tuviera un peso en sus hombros del cual no se pudiera deshacer.
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La Reina De La Tierra-Primer libro De La Saga: Elementos- (EDITANDO) 2ª VEZ
FantasiaPrimer libro de la saga: "Elementos" "Y ella aparecerá y el reino de Astra resurgirá" Un mundo lleno de seres mágicos. Una profecía. Una maldición. Una ley que se debe cumplir y un dios que la quiere ver muerta. Cinco elementos. Y un secreto que cam...