FIRE
Juro que no aguantaba el corsé, no lo soportaba. Tuve que soportar que me lo pusieran, ya que hoy era la ceremonia de la coronación de Asia. ¿Qué me hubiera puesto yo? Sinceramente, algo más cómodo que un estúpido vestido que me estaba cortando la respiración. ¿Cómo lo hacían las demás para soportarlo? Mi madre me miraba con una gran sonrisa, pero yo no hice ningún gesto. Juro que si me movía, el corsé se iba a romper. Caminando como si tuviera metido un palo en el culo, caminé con precisión sobre las escaleras del ya reformado castillo.
Era hermoso. Los muros eran blancos y las plantas que antes lo habían tapado habían desaparecido. Las ventanas y puertas ovaladas eran de un hermoso dorado que hacía que, a la luz del sol, se viera deslumbrante. Las hadas corrían a todos lados, los seres iban de un lado a otro... y yo seguía sin poder respirar. Mi madre tuvo que notarlo porque, riéndose por lo bajo, me guiñó un ojo. Yo no le veía la gracia, pero tenía que aguantar esta tortura un poco más.
Cuando haga acto de presencia con el estúpido vestido y que todos me hayan visto, iré al cuarto de Asia y le robaré ropa. Ese pensamiento me mantuvo firme para seguir hacia delante. Nada más entrar, los sirvientes del palacio nos empezaron a ofrecer comida, comida que yo rechacé. Lo que me faltaba, comer para asegurarme de que el maldito corsé se rompa. Opté por una bebida, aunque en esos momentos los alimentos que estaban viendo por la mesa me parecían más apetitosos que mi triste bebida de color morado.
Tenía la mano entrelazada con mi padre, y tuve que saludar varias veces a seres que no conocía. Busqué con la mirada a alguno de mis amigos, el que fuera, incluso me valía que fuera Dagdas, pero no vi a nadie. Fue entonces cuando la vi a ella. Un suspiro se escapó de mis labios al ver a Acua tan hermosa como siempre.
Tú sí que sabes elegir, Fire; habiendo más chicas en Cagmel, te vas a por la que no puedes tocar, ¿eres masoquista? Sí, lo era, pero me daba igual. En esos momentos me conformaba con mirarla aunque fuera un poco.
Excusándome, me dirigí hacia donde estaba. Una sonrisa se apoderó de mí, y acallé mis nervios. Los tacones que me habían obligado a ponerme hacían un sonido de lo más molesto; era normal que me molestara, tenía los oídos agudizados por mi mitad dragónica. Colocándome al lado de Acua, esta se giró sonriéndome e inclinó la cabeza, haciendo que le devolviera el gesto. Observándome, me dijo:
—¿Te encuentras bien? Parece que necesitas ayuda.
Su voz, su maldita voz hacía que todo mi ser se pusiera en carne viva, aun así disimulé mi entusiasmo.
—Creo que voy a ser la primera princesa en morir por un corsé, ya veo las noticias:
'Princesa del reino de Estron se halla muerta. ¿Causa de la muerte? Asfixiada por corsé'.
—Por los dioses, qué triste —dije en un suspiro. Vi que ella ladeó la cabeza.
Se puso detrás de mí, y mi cuerpo se puso tenso. Sentí cómo sus delicadas manos aflojaban un poco el agarre. Bueno, la idea de morir asfixiada por un corsé y ser salvada por Acua me parecía menos triste.
—Sabes, preciosa, un poco más y me tocas el trasero. No te preocupes, no me enfadaré; al contrario, creo que me gustaría —dije con una sonrisa de oreja a oreja. Vi que se ruborizó. En mi mente, una pequeña Fire empezaba a hacer una pequeña danza de la victoria. Sí, chúpate esa, reina del agua.
—No te emociones —dijo por lo bajo. —Tarde, ya me he imaginado nuestra boda y nuestra vida en conjunto —dije aún más sonriente.
—Dudo mucho que quieras estar con alguien que te puede hacer daño.
Bueno, a ver, soy masoquista, ¿no? Me he puesto un corsé.
—Suelo ser masoquista, no te preocupes, dicen que el dolor puede sustituirse por placer —dije aún con una pícara sonrisa. Ella se fue, y vi que estaba más roja que antes, así que seguí con mi pequeña victoria.
Enseguida, entre la multitud, vi el cabello blanco de Yulen. Sonriente, me acerqué a él, coloqué mis manos en su hombro y le susurré al oído:
—¿Qué hace un chico tan guapo solo? —Este se giró y me dedicó una sonrisa radiante. —Esperando a una chica como tú —dijo guiñándome un ojo, y los dos nos empezamos a reír.
—¿Te has puesto el corsé? —preguntó incrédulo. —Sí, pero ya me han salvado de morir asfixiada. Ya me veía gritando: '¡Anna, aire, muero!', que me haya enfrentado a seres más peligrosos y que una triste prenda pueda conmigo hace que me enoje —dije apoyando mi cabeza en su hombro.
—Me han dicho que vas a cantar, ¿eso es cierto? —pregunté con las cejas alzadas. —Sí, pero tranquila, te lo dedicaré a ti —dijo riéndose. —Más te vale, o me veré obligada a quemarle el pelo a más de una... bueno, si se trata de Anna, dejaré que te observe —me dio un codazo en la costilla.
Enseguida, la puerta se abrió y una deslumbrante Asia apareció en escena. Sin poder evitarlo, emití un silbido que hizo que todo el mundo me mirara. Encogiéndome de hombros, dije:
—¿Qué pasa? Es una costumbre en el mundo humano... incultos. —Risas y luego aplausos.
La coronación fue maravillosa, y no pude evitar que lágrimas se escaparan de mis ojos. Estaba superorgullosa de ella, de lo que se había enfrentado y de lo que había ganado. Sin duda, desde el paraíso, Nilsa estaría orgullosa. De inmediato vi que Yulen subió al escenario y empezó a cantar. En una de las estrofas, le guiñó un ojo a Asia, haciendo que ella, de manera fingida, simulara un desmayo, lo que provocó risas en todos.
Estaba en todo su apogeo cuando, de repente, se pudo ver a Anna entrando en escena, y empecé a reír al ver que la pequeña rubia menuda le quitaba cierto protagonismo a Yulen. Los dos empezaron a cantar al mismo compás, y sentí una punzada de envidia al verlos, pero me contuve; había cosas que era mejor no decir. Fue entonces cuando comenzaron a hacer una especie de danza; no se estaban tocando, pero había tensión entre los dos.
Ahora mismo, pagaría lo que fuera por ver la cara de ese estúpido vampiro. Sin duda, me acercaría a él y me reiría.
Entonces la canción terminó, los aplausos siguieron y mis silbidos se volvieron tendencia, ya que todos empezaron a hacerlo.
Estuvimos un buen rato, y como había prometido, le robé ropa a Asia y me coloqué unos pantalones y una camiseta. Es cierto que la gente me miraba incrédula, pero a mí me dio igual. Después de unas cuantas bebidas y de observar cómo Asia bailaba con su abuelo y su padre, salí al exterior.
El aire me refrescó la cara, y por impulso alcé las manos para sentirlo aún más. Fue entonces cuando noté una brisa extraña. No era como la normal, no, era cálida y me traía recuerdos que quería borrar porque sabía que me dolería.
Rápidamente me fui de allí. Las personas ya estaban desalojando la casa de Asia, y cuando estaba a punto de entrar al castillo, sentí cómo alguien me cogía y luego oí su voz. Sí, la reconocería en cualquier parte, en cualquier sitio... era la voz de mi hermano.
"—Fire, búscame, estoy vivo."
Sin más, corrí. Estaba pálida, ignoré a mi madre, a mi padre y a todos. Debía ser una broma; no podía estar vivo, no. Había visto su cuerpo, lo había visto cómo lo habían enterrado. Debía de ser una broma, pero, no sé por qué, algo dentro de mí me decía que no, que era él quien hablaba, y entonces el miedo me invadió por completo.
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La Reina De La Tierra-Primer libro De La Saga: Elementos- (EDITANDO) 2ª VEZ
FantasiPrimer libro de la saga: "Elementos" "Y ella aparecerá y el reino de Astra resurgirá" Un mundo lleno de seres mágicos. Una profecía. Una maldición. Una ley que se debe cumplir y un dios que la quiere ver muerta. Cinco elementos. Y un secreto que cam...