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—¿Qué cojones quieres ahora? —hablé —Y ni se te ocurra volver a llamarme así.

— Dios, eres más borde de lo que recordaba— dijo con un tono burlón.

—Voy a colgar si no me dices qué quieres, no tengo tiempo para tus pataletas ahora mismo.

—Vale, vale muñeca, te digo, quizás...quizás me está buscando gente con la que no debería haberme metido, se que no debería pedirte esto, pero, necesito tu ayuda.

Estaba por reírme a carcajadas, pero él no notaría el odio en ella.

—¿ De qué hablas ahora Liam?

—No sé muy bien que decirte, pero es gente que no se anda con tonterías, Jane, no me había
enfrentado a otra banda así, pensé que podía con ellos, pero no. Henrry y Zack dejaron su puesto y ya no quieren saber nada de mí. Eres mi única opción de salvarme. Después te pagare lo que haga falta, pero de verdad que necesito que me ayudes. Debe de ser un tipo de mafia italiana o rusa, no sé ni de que mierdas hablo. —resopló, supe que se estaría tocando el puente de la nariz frustrado, ya conocía sus movimientos de memoria— Jane te hablo de algo mucho más serio que los cuatro críos del parque que sacaban la navaja si no le dábamos 3 gramos más. Mueven mucho dinero, quizá incluso trafiquen dinero por todo el mundo. Estoy solo, Jane.

—Y lo seguirás— dije con desprecio, harta de sus excusas baratas para volver, sin embargo, no colgué.

— Por favor, bebé, por los viejos tiempos —suplicó.

"Por los viejos tiempos" sí, seguramente lo haría por eso, claro.

—Si sigues con tus putos apodos asquerosos te puedo asegurar que la que te
matará seré yo misma.

No mentiría, tenía miedo, en mi interior se albergaba una inquietud de que pasase algo.

—Me traicionaste, muchas veces, ya ni las puedo contar. Mi confianza no la tienes desde hace mucho, nunca te la has ganado, te di una oportunidad y lo jodiste, no hay vuelta a atrás Liam.

—Lo sé, joder, lo sé, y de verdad que lo siento— solté una risa amargada ante su comentario.

—Lo sientes porque te conviene.

Ese chico era más que patético, en parte me alegraba que hubiera hecho todo eso y hubiéramos terminado, porque así pude abrir realmente los ojos. Pensar que perdí mi valioso tiempo en él aún me taladra la cabeza por las noches.

—Quizá, pero la mitad de ese lo siento es de verdad.

—¿ Qué es lo que en verdad necesitas Liam? Porque no creo que quieras un besito en la frente y una pegatina que ponga "tú puedes".

—Necesito alojarme en tu casa —soltó como si nada.

—JA! —exclamé.

— Es en serio, amor. En tu casa no creo que me encuentren, es difícil, en cualquier
sitio me pueden atrapar, ellos están por todas partes. En el internado hay gente involucrada, pero no alumnos, no, profesores, incluso estoy dudando de si Ross es uno de ellos, ya me ha llamado muchas veces a su oficina...incluso le dice a los profesores que me vigilen, pero todo parece normal por mis malas calificaciones pero esta vez no se trata de esto, yo lo sé—su tono parecía cada vez más disgustado.

Suspiré, exhausta de él, de la situación y de todo en verdad.

—No puedes alojarte en mi casa, Liam y mucho menos siendo tú.

—Por favor, por favor, por favor, por f....—le interrumpí, sus suplicas me daban dolor de cabeza a este paso.

— Mi hermano ni en broma permitiría que alguien que conozco entrara a vivir por no sé cuanto tiempo sin conocerlo de nada y menos siendo un chico. Mis padres vendrán por Navidades y no sé hasta cuánto debe durar esto, pero no puedes estar huyendo de todo toda tu vida.

Caos en el infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora