Agotada por haber estado corriendo sin parar durante dos horas volví a mi casa en la cual no había rastro de Liam.
Al día siguiente tampoco apareció, mentiría si dijera que no estaba preocupada, sabía que eso estaba mal de mi parte, pero esa era yo, él se había introducido hasta mi más mínima célula teniendo el dominio sobre mí.
Desde luego tenía apego emocional hacia él, todas mi emociones dependían de si me miraba, me hablaba o desaparecía. Había sido algo que había intentado controlar desde el principio, pero se me había hecho imposible, y según el tiempo pasaba menos podía controlarlo.
Odiaba esa faceta de mí, pero supongo que no elegimos de quién enamorarnos, aunque yo ya no estuviese enamorada de él habían quedado secuelas y una de ellas era el malestar a todas horas y el apego emocional. El amor ya no hacía presencia en mi ser porque él se había llevado las piezas de mi corazón roto y detestaba que fuera él el que tuviese ese privilegio.
Al día siguiente la presencia de los Clark era nula al igual que su supuesto primo, había intentado llamar a Dove, sin embargo, ella no me lo cogía y si le mandaba mensajes me ponía que no se enviaban. Así que por lo tanto yo comía sola, cosa que no se me dificultaba porque en el internado antes de que estuviese con Liam era apartada por todos, incluso cuando estuve con él.
Al final la soledad acabo siendo mi mejor compañía. Algo que si me extrañaba es que el entrenador de baloncesto no echaba en falta a Harsh como si fuese algo normal. Vale, quizá me estaba volviendo paranoica porque podría ser que tuviera un resfriado y el entrenador no dijera nada, pero es que tan siquiera se había molestado en preguntar.
A la salida yo estaba consultando algo en mi móvil cuando vi a la directora salir del instituto a paso apresurado. Levanté la mirada y corrí hacia ella.
—¡Directora!—le llamé.
Ella se volvió, llevaba un traje blanco inmaculado y su cabellera recogida en un moño bajo. Sus ojos color miel se encontraron con los míos, me miró extrañada. Me fijé en que llevaba unas carpetas en sus brazos haciéndola parecer una embajadora de alguna empresa.
—Me gustaría hablar contigo— dije poniéndome a su altura.
—Me temo que ahora no puedo, lo que quieras decirme, consúltamelo en hora escolar en el recreo.—ella estuvo apunto de irse, entonces le agarré del brazo.
—Son tan solo unos minutos.—le aseguré con la mirada.
—Date prisa, tiene dos minutos.— terminó accediendo.
—Está bien, verá —no tenía nada preparado, aun así improvisé —tengo que hacer un trabajo con Harsh y no sé dónde está, no ha aparecido tan siquiera a clase y como tampoco ha venido Dove me he preocupado, ¿sabes qué les ha pasado?— ella agudizó su mirada como si intentara descifrar que es lo que quería fijándose en mis ojos.
— Aunque sea la directora no me hago cargo de quién falta a clase y quién no, así que perdona si no tengo tal información.
—Lo sé, pero es algo muy extraño que falten porque Dove y yo habíamos quedado hoy— mentí.
—Bueno, pues será otro día, estoy segura de que no les pasa nada quiero recordar que me llamaron diciendo que tenían que visitar a algún familiar.
—¿Sabes a quién?
—No, lo siento, no soy como tú que va inmiscuyéndose en los asuntos que no le incumben.v le dirigí una mirada de odio camuflada.
—Claro, perdona la molestia, solo una última pregunta.
—Lo que sea, venga.
—¿Conoces a los padres de Harsh y Dove?
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Caos en el infierno
ActionEs una verdad reconocida que yo soy el error de la familia y sobre todo aprobada cuando me internaron en un internado. Nunca he tenido nada claro en mi vida hasta que he vuelto a mi "dulce" hogar en el que se encuentra mi hermano, ahí he conocido a...