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Las palabras salieron de su boca con dureza como si nunca las hubiera dicho en voz alta. La angustia creció en mi, dolían verdaderamente esas palabras y la verdad que no sabía muy bien por qué, pero debían de haber sufrido mucho los Clark.

El silencio se estableció entre nosotros, pero no era incómodo y no sabía cuál era la razón, sin embargo, al parecer podíamos encontrarnos en silencio y estar más a gusto que estar hablando.

La luz de las estrellas era lo único que iluminaban nuestros rostros ya que al parecer no había ninguna farola cerca. Ni siquiera le di mis condolencias, porque en realidad, no hacían falta para expresar mi dolor.

Odiaba a Harsh, le detestaba con todo mi alma, sin embargo, en un pequeño rincón de mi corazón me sentía reflejada en él y eso hacía que lo comprendiese y dejase atrás las rivalidades y peleas solo por unos momento. Por fin me dispuse a hablar.

—Yo lo...—él me cortó inmediatamente.

—No lo sientas porque no es así, solo lo he dicho por la estúpida pregunta.— sin decir
más él se levantó del columpio y se marchó.

Asentí para mí misma, claramente Harsh no se había abierto a mí sino que solo quería sonsacarme información para Dios sabe que. En cierto modo, aunque lo ocultaba, me había dolido que solo fuera eso; un intercambio de informaciones.
         
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Era fin de semana y Harsh y yo no habíamos cruzado palabra como era normal sin embargo estas veces nos evitábamos a toda costa, quizá más él que yo. Ahora estaba recién salida de la ducha envuelta en una mini toalla que prácticamente dejaba ver más alla de mi entrepierna.

Mi pelo mojado recaía por mis hombros el cual estaba en continuo movimiento ya que estaba caminando hacia las escaleras para ir a mi cuarto.

El timbre sonó y yo no le hice caso pero entonces empezaron darle al timbre repetidas veces volviéndolo loco y al igual que a mi.

Me daba igual salir con aquella toalla se iba a enterar quien estuviera llamando así a las once de la mañana. Por una vez que estaba mi hermano para algo útil estaba fuera en algún sitio con sus amigos, desde luego ser el mas popular tiene cargos.

Abrí la puerta para no encontrarme a nadie. Resoplé y saqué mi cuerpo para comprobar que no había nadie.

De repente cuando estaba de puntillas con el cuerpo fuera en el vestíbulo una fuerte ráfaga de aire hizo que un trozo de mi toalla quedó atrapada en la puerta la cual se había cerrado. ¡MIERDA!

Todo lo malo me pasaba a mi desde luego, algún día tendría un día normal? No era mucho pedir, de verdad. Aunque de normal las calles de allí solían estar desiertas ese día aun estaban algo visitadas. Algunos se ofrecieron a ayudarme, otros se limitaban a mirarme mal como si estuviese loca y algunos hombres silbaban a esos les saque el dedo, ( claramente).

Yo ya no sabía que hacer, estaba agobiada, mi pelo mojado no ayudaba ni tampoco mi pequeña toalla la cual la mitad estaba dentro de mi casa.

Perfecto.

A partir de ese día pensaba llevarme mi móvil cuando abriese la puerta. Aún tenía la esperanza de que mi hermano apareciese o Dove...pero ninguno apareció, en vez de eso vino nada más ni nada menos que Harsh. ¡estupendo! ( que se note la ironía por favor).

Esto iba de mal en peor. Mi cabezonería no me había llevado a un buen lugar desde luego, en ese momento solo quería desaparecer de la faz de La Tierra.
Él iba en un descapotable negro que era de todo menos barato y feo. Como siempre su pelo cremoso caía despreocupadamente sobre su rostro el cual hacia contraste con su pelo negro. Él enarcó una ceja queriendo decir "que cojones haces para ser tan gafe?".

Caos en el infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora