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No me contuve y nada más estar sola en mi habitación encendí mi móvil para poder leer las cartas que había encontrado esa mañana, me daba igual que fueran las dos de la mañana, yo necesitaba respuestas.

Entré a mi galería de fotos y quedé en shock cuando vi que solo había 1 foto de las 7 que había tomado.

No podía ser.

Yo no las había borrado, y tampoco estaban en la papelera con lo cual eso significaba que alguien las había borrado porque yo sabía que había hecho las fotos.

Tampoco podía pensar quién eliminaría las fotos, Harsh estuvo conmigo por lo que no pudo ser él ya que mientras estábamos encerrados el móvil permanecía en el banquillo.

Alguien me estaba respirando en la nuca y debía saber mis intenciones como para saber que tenía esas fotos.

Dejé de darle vueltas y aproveché a leer la única que tenía. Era más bien corta pero aún así quizá podía contener información.

Querida Louise,

Como sabes mi cargo es tan importante que opaca mis 24 horas del día, pero te escribo porque es urgente. Al haber una nueva estudiante es comprensible que hagáis todo lo posible para integrarla, pero ella se convertirá en un problema en cuanto te descuides. Mis trabajadores están avisados, ahora lo estas tú, no hagas que me arrepienta de mantenerte con vida ya sabes como son mis reglas. Tiene coraza dura, es testadura y tiende a salirse con la suya, he estado observando su expediente y desde luego la chica es inteligente, no dejes que te pise los talones. Creo que ella viene buscando respuestas así que ten cuidado porque irá a por todas solo para descubrir algo. Deberás avisar a cualquier tipo de señal de que esté inmiscuyéndose en los asuntos de familia. Te tenemos vigilada podemos saber tus relaciones las 24 horas y podemos saber a donde vas y lo que haces, recuerda que nunca estás sola. Pronto me dirigiré hacia allí, quiero reunirme contigo para tocar temas que no puedo hablar desde aquí. Te espero en el café italiano de la avenida 32 a las 17:30 el 16 de noviembre, no tardes, sabes que odio la impuntualidad.

Atentamente,

C.K

Espera.

No estarían hablando de mi, ¿no?

No sabía que pensar, la descripción era a fin a mi pero tampoco podía saber cómo sabían todo aquello de mi. Era demasiado extraño.

Definitivamente estarían hablando de mi, esa carta parecía reciente y si era verdad, acudiría a esa cita en cinco días, pero tendría que conseguir una manera de que no me vieran.

Intentando alejar todos los pensamientos posibles de aquel tema me empecé a dormir.

[...]

El resto de aquellas dos semanas de expulsión parecían pasar más lento que el crecimiento de mis tetas cuando tenía 15 años.

Estaba plácidamente tumbada en mi cama con un libro cuando Aiden entró a mi habitación agitado sin apenas poder pronunciar palabra.

Le miré ceñuda expectante.

—Ma...Mamá y...P-pa...papá...están...vi-viniendo a casa. —dijo con la respiración entre cortada.

—¡¿QUÉ?! —pregunté alarmada.

No podía ser, esos dos seres no podían venir o ese día sería el día de mi muerte.

—Sí, me acaban de avisar, estaba dando un paseo y he venido lo más rápido posible. Bien, ¿te acuerdas de la planificación de cuando éramos pequeños?

Caos en el infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora